Capítulo 2. Una vida normal como cualquiera.

...——————————————————————————...

...“”“”“”“”“”“”“”“”“”“”“”“”“”“”“”“”...

...«»«»...

...«»«»...

...—. Te amo...

...—. Te odio....

...—. Te necesito....

...—. ¡Púdrete en el infierno!...

...«»«»...

...«»«»...

...“”“”“”“”“”“”“”“”“”“”“”“”“”“”“”“”“”“”“”“...

...——————————————————————————...

— Ten cuidado por donde caminas cuatro ojos.—

— ¿Disculpa? ¿Acaso me has llamado cuatro ojos? —

— Eres sorda o te haces.—

— Ven aquí, pequeño desgraciado.—

— ¡Mamá! ¡Annabeth me quiere golpear!—

— ¡Mamá, fue Joseph quien inició!, ¡No huyas, cobarde! —

— Niños, cuidado con las escaleras, se van a caer. —

— ¡Auch!—

— Les dije que se iban caer.—

— Mamá, duele.—

— ¡Ya llegué familia! —

—¡Papá!—

— ¿No te dolía la rodilla?—

— Ya estoy bien. —

— Pequeños traviesos. —

— Déjalos ser querida, son todavía niños. —

— Mamá, papá, ¡Abrazo familiar! —

...—————————————————————...

...10 años después....

— Buenos días, mamá, papá. —

Por la puerta del comedor apareció la figura de un adolescente de 16 años, unos pequeños mechones de cabello caía por su frente dándole un toque juvenil y varonil, complexión delgada parte de un adolescente, ojos color verde jade adornaba ese rostro casi inexpresivo y una casi perfecta piel pálida.

— Vaya, hasta que el princesito se dignó a salir de su cueva. —

Se escuchó de parte de la joven sentada ya en la mesa, piel clara y perfecta, ojos color rojo y una sonrisa burlona asomándose, una belleza heredada de sus progenitores, la hermana mayor del adolescente malhumorado.

— Mamá.—

Se quejó y un puchero infantil destruyó aquel rostro indiferente del chico, los dos mayores dejaron salir pequeñas risas ante aquel comportamiento infantil de su pequeño.

— Annabeth deja de molestar a mi hijo.—

Exclamó la madre pero más que un regaño fue un gesto casi burlesco, padre e hija rieron ligeramente.

— Por cierto, padre irá a revisar la finca y se quedará unos días allá. —

Comentó después de un rato la joven mirando a su hermano mientras desayunaban, él la miró y una sonrisa casi malvada apareció en su rostro y los dos sabían lo que significaba aquello.

— ¿Podemos acompañarte? —

Preguntó ella mirando al mayor, este le devolvió la mirada y soltó un pequeño suspiro ya que si se negaba de todas maneras sus dos y queridos hijos siempre terminarían saliendose con las suya.

— Claro, solo no quiero escuchar sus historias de terror en el camino. —

— ¡Oh! Por favor, padre. Son unas buenas historias mientras se viaja entre montañas. —

La madre sonrió ante el comentario de su hija. Y así como lo había mencionado el padre de los dos, en todo el viaje los chicos estuvieron comentando sobre historias te terror y leyendas que su abuela les había contado.

— Padre, ¿Es cierto que mucho antes de que la finca fuera de nuestra familia le perteneció a alguien más? —

Preguntó Annabeth con interés, el mencionado siguió conduciendo con calma, no era la primera vez que hacían ese tipo de preguntas, a ambos niños siempre les interesó las cosas sobrenaturales.

— Así es, aunque no sé quién fue el dueño original. —

— Cuando regresemos a casa, le preguntaré a la abuela. —

Joseph asintió estando de acuerdo con su hermana mayor.

— ¿Y cuántos días nos quedaremos en el pueblo? —

Preguntó después de un rato el menor, el padre de ambos pareció meditar sobre la respuesta antes de hablar.

— Quizás una semana, ¿Traen suficiente ropa? —

— Una semana. —

Repitieron los dos chicos mirándose fijamente antes de sonreír y asentir.

— ¿Podemos dar una vuelta por el pueblo cuando lleguemos? —

— Claro que sí, solo no causen problemas. —

Respondió la madre sentada al lado de su esposo. El viaje continuó con la familia charlando sobre pequeñas cosas. Al cabo de unas 4 horas ya estaban llegando a la entrada de aquella pequeña población y aunque fuera pequeña, el pueblo se veía bastante decente, tenía un parque, una biblioteca grande, restaurantes y lugares donde divertirse solo que aún con conservaba ese toque antiguo, un lugar que parecía seguir en los años noventa.

Al llegar frente a la casa, el padre de los dos chicos estacionó el auto y fue recibido por los empleados que supervisaban y cuidaban todo el lugar.

— Bienvenidos señores Slander. —

Habló el mayordomo haciendo una breve reverencia, ambos mayores inclinaron la cabeza como cortesía y se encaminaron dentro de la casa mientras los empleados sacaban los equipajes del auto.

— Bienvenidos señorita y joven Slander. —

— No hay necesidad de tanta formalidad señor Steve. —

— Han crecido demasiado que me parecen irreconocibles. —

— Exagera señor Steve, somos los mismos de antes solo con un físico diferente. —

— Joseph, tú y tus tontos comentarios.—

— ¿Que? Estoy tratando de simpatizar con el señor Steve. —

— Ajá, como digas. —

— Sin duda siguen siendo los mismos de siempre. —

Ambos chicos soltaron pequeñas risas mientras caminaban hacia el interior de la casa.

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play