que molestos

Ya entrada la noche, el mayordomo del Duque la acompañó hasta la entrada de la escuela, agradece por llevarla y se apresura, por suerte el toque de queda aun no había empezado; entra a su habitación y Merry al verla salta de su cama para jalarla y que siente a su lado.

- ¿estás bien? Hubieras visto como acabó todo aquí, el príncipe Alán llevo a la odiosa esa a su habitación y después se fue, escuché de sus seguidores que fue a ver al Rey.

- seguramente fue a llorar del como el Duque beso a su adorada señorita Wilson.

- hombres tontos, esa chica, es justo lo que dijo el Duque Lenblanc, se notaba claramente como quería dejarlo encantado igual que a los otros.

- el Duque es un hombre más maduro, no como esos chicos de la escuela.

- bueno, bueno, cuéntame ¿de que hablaron?

- intereses en común, sobre magia, él es un especialista en magia de fuego oscuro y yo soy especialista en hielo, somos polos opuestos, pero tenemos algo en común.

- ¿que? Vamos cuenta.

- una familia ambiciosa, me contó que sus padres lo querían casar con la princesa del reino del sur, pero él no estaba interesado, así que se hizo de su propia fortuna y se alejó de ellos.

- y tú esperas lograr algo así algún día ¿cierto?

- si, él dijo, que si necesito su ayuda, puedo contar con él.

- uuuuuh~ yo creo que le gustaste.

- piensas cosas que no son, pero, de ser así, es mejor opción que el príncipe.

A Merry, nunca le pareció que su amiga siguiera tanto a ese príncipe, es bien sabido lo tonto que puede llegar a ser y más aún ahora que lleva una supuesta amistad con Edith.

- deberías aprovechar que ahora está en la ciudad.

- que cosas dices. Tengo otras que pensar primero, como, escapar de las molestas insistencias de mi madre por casarme con un hombre rico.

- tú mamá solo busca elevar su estatus, es increíble que aun haya gente que venda a sus hijas solo por algo así.

- no es raro, mi mamá también fue vendida, por eso, piensa en hacer lo mismo conmigo.

- Alice...si necesitas ayuda, puedes venir a mi casa.

- gracias, lo tendré en cuenta.

Sin más que hablar, lo mejor era que se fuesen a dormir, ya era tarde y mañana tienen clases desde muy temprano.

Ya después de clases, Alice iba de camino a la cafetería como siempre cuando Edith la alcanza y la mira con preocupación.

- señorita Alembert ¿esta bien? Ayer me quede algo preocupada, ese Duque fue muy rudo conmigo y temía por usted.

No esperaba algo así, pero, no puede creer que la preocupación de esa chica sea verdadera.

- estoy bien, el Duque y yo somos buenos amigos.

- pero él...

- lamentó que mi amigo haya sido rudo contigo señorita Wilson. La próxima vez le diré que se disculpe conmigo...

- n-no es necesario...

Su rostro de preocupación ya parecía haber cambiado a uno de molestia, parece que la rubia no gusta de ser no ser el centro de atención de cada hombre que conoce.

- insisto, no debió tratarte así, suele tratar con gente ruda todo el tiempo, por eso no sabe tratar con chicas, delicadas.

- y-yo...

- señorita Alembert!

El príncipe Alán también la había estado buscando, se acercó a ella y tomó la mano de la albina entre las suyas.

- ¿se encuentra bien? Después de ver como el Duque trato a mi preciada amiga la señorita Wilson, me quedé muy preocupado por usted.

- se lo agradezco majestad, pero, ya le decía yo, a la señorita Wilson que el Duque y yo somos buenos amigos.

- ¿que? Usted no puede ser amiga de un hombre como ese, solo busca seducir mujeres y usarlas.

- quizás con otras lo haga así, pero cuando lo conocí en la fiesta, descubrimos que tenemos cosas en común, él no tiene esas intenciones conmigo.

-usted no sabe, es su manera de acercarse, no puedo dejar que ese horrible hombre juegue con usted.

- oh! Que terrible, señorita Alembert, hágale caso al príncipe, debe tener cuidado.

Como eran molestos los dos, antes nunca se dio cuenta, pero ahora, ya quiere escapar de ellos, pensar que pudo amar tanto a ese príncipe tan tonto.

- agradezco su preocupación, pero, yo se cuidarme.

Aparta de manera sutil la mano, siente desagradable el toque del príncipe, antes hubiera dado todo porque mostrará esa preocupación, pero ahora, todo es distinto, desde esa vez que fue enviada a prisión, sus sentimientos por él, murieron.

- si me disculpan, quede de ver a mi amiga en la cafetería.

- señorita Alembert ¿podemos acompañarla? Su alteza y yo, queremos llevarnos bien con usted.

- se los agradezco, pero, es algo entre amigas.

- oow yo solo quería llevarme bien usted.

Bajo la mirada mostrando una expresión de enorme tristeza, al ver esto, el príncipe le sostiene del hombro.

- señorita Alembert, si lo que desea es un rato de chicas, entonces estaría bien que solo vaya la señorita Wilson.

- majestad, si, por favor señorita Alembert.

Y ahí esta de nuevo con esos gestos inocentes para causar lástima. Era bastante molesto, así que solo los ignora y se apresura a alejarse de ellos.

- espere, señorita Alembert.

- déjela majestad, entiendo que ella no quiera ser mi amiga, debe sentir celos porque piensa que yo trato de seducirlo.

- no, no es así, ella no debe sentirse así.

- pero majestad, usted le gusta a la señorita Alembert, todas saben que lo quiere, debe verme como una rival.

El príncipe sonrió ligeramente al escuchar aquello, significaba que si Alice gustaba de él, el Duque no podrá tendrá oportunidad.

- pero no, señorita Wilson, ella no debe odiarla todos saben que usted y yo, solo somos buenos amigos.

- majestad que amable, yo haré todo lo posible para que la señorita Alembert entienda que no soy una rival, si no, una amiga.

- es usted una chica muy bondadosa, señorita Wilson.

Le acaricia la cabeza mientras la rubia sonríe, emocionada, de alguna manera, podrá lograr que Alice no la vea como rival.

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