La trampa de Jun

Capítulo 4

La trampa de Jun

El auto se detuvo y en la parte de atrás la ventanilla comenzó a bajar. Era el superior Kimura

–¿Vas a la casa de tu compañera? –me preguntó con una gran sonrisa en su rostro. Parecía que agrava haberse encontrado conmigo.

Le dije que si y me ofreció llevarme en su auto. Traté de rechazarlo, pero no me lo permitió. El chofer se bajó y me abrió la puerta para que subiera. No sabia que el superior Kimura tenía chofer. Sabia que si Jun se enteraba iba a tener serios problemas, pero no podía ser tan descortés. Así que subí rápidamente para que Jun no me vea ya que seguía cerca de casa.

–Tu amiga tiene mucha suerte de tenerte –dijo alagándome

–No lo creo, pero trato de ser una buena amiga –dije y sentí como mis mejillas se ruborizaban.

Él acaricio mi rostro con su mano. Se sentía fría en comparación al calor que irradiaba mi rostro. Me preguntó si me sentía bien ya que parecía que tenía fiebre. Le aseguré que me encontraba bien. No estaba

acostumbrada a recibir halagos. El superior Kimura era muy atractivo y parecía muy amable. No se comparaba con el demonio de mi hermano.

Fuimos a la casa de Taiga Chan, pero su madre dijo que había ido al hospital con su padre. Así que le dejamos la tarea y nos fuimos. Me quedé preocupada por ella. ¿Qué era lo que le había pasado para que necesitara ir al hospital?

–¿Estas bien Mori Chan? –me preguntó y le dije que sí.

Sonreí al ver que me abría la puerta del auto para que entrara. En verdad era muy amable.

–¿Te molestaría acompañarme a un lugar? –me preguntó como si estuviera preocupado por mi respuesta.

–No, para nada –dije y él sonrió

–Sabes Mori Chan. Me siento celoso de Jun. Él te llama por tu nombre de pila el cual es muy hermoso. Me gustaría poder decirte Kikio Chan –dijo rascándose la frente como si estuviera avergonzado.

–Esta bien –dije y volteo para mirarme.

–¿Qué? ¿Lo dices en serio? –me preguntó como si estuviera muy entusiasmado y no pudiera creerme–. Te lo agradezco Kikio Chan

Tomó mis manos y las apretó, pero despacio. Justo habíamos llegado y el auto se había detenido, así que vayamos del auto. Estábamos frente a una casa enorme. Un hombre de traje nos abrió la puerta de la casa y lo saludo diciéndole señor.

–¿Esta es tu casa? –le pregunté admirando el lugar

–Es la casa de mi padre. Yo vivo con mi madre. Solo vengo una vez al mes, pero me siento incómodo si vengo solo. Lamentablemente mi hermano no pudo venir.

Cuando entramos una mujer muy hermosa nos atendió y nos saludo  muy cálidamente.

–Qué alegría es tenerte aquí Osamu –dijo y me miró –Y trajiste a una amiga, mejor aun –dijo la mujer y nos hizo pasar al comedor.

–¿Dónde está mi padre? –preguntó él de manera seria, la mujer pareció incomodarse.

–En un momento vendrá. ¿Me presentaras a tu amiga? –le pregunto de forma amable

–Mi nombre es Mori Kikio, un gusto –dije haciendo una reverencia

–Que jovencita más amable y bella –dijo la mujer

–Ella es la novia de mi padre de este mes. No necesitas ser tan cortes con ella –dijo de mal humor.

Me sentí mal por la mujer, pero antes de que pudiera decir nada ella se fue.

–Fuiste duro con ella –dije sintiéndome mal.

–Lo siento, no me di cuenta que te haría mal. Es solo que ya estoy tan acostumbrado a que mi padre cambie de novia todos los meses que no puedo encariñarme con ninguna de ellas.

–¿Porque me trajiste a la casa de tu padre? Podías haber invitado a alguno de tus amigos –le dije tratando de entender que era lo que estaba pasando.

–Para serte sincero quería pasar tiempo contigo, pero desde que empezaron las clases Jun no me ha dejado acercarme, ni a mi ni al resto –dijo y me invitó a tomar asiento.

¿Jun alejaba a todos de mí? ¿Eso era posible? Recuerdo que cuando mi mamá me dijo que me inscribiría en ese colegio él se molestó mucho y trató incluso de convencer a su padre para que yo no fuera. Seguramente se avergonzaba de mí, yo también a veces lo hacía, sobre todo al notar la cicatriz de mi frente.

Su padre llegó y no nos permitió seguir hablando. Lo saludó y casi que me ignoró. Cenamos y cuando estábamos por irnos su padre lo llamó a su estudio. Una de las mucamas que trabajaban ahí se me acercó y me dio un papel. Lo abrí sin comprender porque me lo daba. En él decía que huyera. Cuando me voltee a verla, la mucama ya no estaba y Kimura volvía.

–¿Nos vamos? –me preguntó mientras me daba la mano. Salimos de la casa y nos subimos al auto.

–¿Todo bien? –le pregunté y me dijo que sí.

Me llevó hasta mi casa en su auto. El chofer bajó a abrirme la puerta y Kimura me despidió con un beso en la mano.

–Nos vemos en el colegio –me dijo y yo sin terminar de entender me bajé y entré a casa.

Mi madre y mi padrastro me estaban esperando sentados en el living. Parecían estar molestos. Desde la escalera vi a Jun con una sonrisa es su rostro.

–¿Dónde estuviste Kikio? –preguntó mi padrastro.

–Fue a llevarle la tarea a Taiga –dije sin convencerlos.

–Deja de mentir. Taiga llamó hace una hora para preguntar por ti.

–¿Cuál es el problema? –pregunté confundida

–¿Estas saliendo con un muchacho? –preguntó mi padrastro.

–Sabes que debes concentrarte en tus estudios y no es momento de eso –dijo mi madre reprendiéndome.

–No. No salgo con nadie –dije tratando de defenderme, pero Jun intervino.

–El otro día estaba en el patio con un chico y los mojaron. Supongo que tratan de separarlos. Escuche que el chico tenía novia –dijo el demonio de mi hermanastro.

–Eso es mentira –dije enojada.

–¿Hoy no estuviste con un chico? –preguntó mi padrastro.

–Si. Si estuve. Pero no es…–dije, pero mi madre me interrumpió.

–¿Entonces es mentira que te mojaron y te viniste antes del colegio? –me preguntó y tuve que decirle que era verdad.

–Si solo me dejan explicarlo –dije, pero no lo hicieron. Me enviaron a mi dormitorio y me dijeron que a partir de ahora debía ir y volver con Jun del colegio y que por un mes estaba castigada y no iba a poder salir.

Jun me miró cuando pase por su lado y me dijo que me lo había advertido. Disfrutaba que nadie me creyera y todos estuvieran de su lado.

–Aprende cual es tu lugar gusano.

Autora: Osaku

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