Mi Error Favorito

Mi Error Favorito

Capítulo 1

Brooke.
Juro que si Noah Carter me lanza otra de esas miradas suyas tan llenas de arrogancia, voy a estrellarle mi botella de agua en la cara.
Otra vez.
Estamos a solo tres semanas del partido más importante del semestre, y Amber -nuestra entrenadora con alma de sargento- ha decidido que repetir la coreografía tres veces seguidas es la mejor forma de "afianzar la energía del equipo".
Spoiler: no lo es. Mis piernas duelen, mi cabello está empapado de sudor, y cada vez que salto, siento que mis pulmones se quejan con más ganas. Pero eso no es lo peor.
Lo peor es él.
Apoyado contra su estúpida motocicleta, justo al otro lado del campo, Noah Carter parece el cliché andante de una novela adolescente mal escrita. Chaqueta de cuero negra. Cigarro a medio encender colgando entre los labios (completamente ilegal en el campus, por cierto). Cabello despeinado, oscuro, como si se acabara de levantar de una pesadilla o de una cama ajena.
Y esa expresión suya que grita: "Estoy por encima de todo esto".
Y, por supuesto, sus ojos clavados en mí.
Otra vez.
¿Es que no tiene otra cosa que hacer? ¿No debería estar... no sé, reprobando otra materia o algo por el estilo?
Amber
Amber
¡Brooke, concéntrate!
La voz de Amber corta el aire como un látigo.
El sobresalto me hace perder el paso. Tropiezo. Siento una punzada aguda en el tobillo y me detengo. Genial. Más material para que Noah se ría de mí.
No necesito mirarlo para saber que está sonriendo. Lo hace siempre que fallo algo. Es como si se alimentara de mis errores.
Noah Carter es la piedra en mi zapato, el glitch en mi rutina perfectamente planeada.
Yo soy la presidenta del consejo estudiantil. Lidero al equipo de porristas. Tengo un promedio casi perfecto y una beca a Stanford casi asegurada si no muero de agotamiento antes. Él... bueno, él es el tipo que ha repetido curso dos veces y aun así camina por los pasillos como si fueran su pasarela personal. Las chicas lo siguen como moscas. Algunas de mis propias compañeras de equipo lo miran como si fuera un mal hábito al que no quieren renunciar.
No es solo que me caiga mal. Es que me revienta. Porque, y esto lo admito a regañadientes, hay algo en él que me desarma. No físicamente, claro. Es una cosa mental, como si sus ojos me atravesaran y vieran todo lo que trato de ocultar. Y eso me enfurece más de lo que quiero aceptar.
Terminado el ensayo, me dirijo al vestidor. Me ducho en tres minutos exactos -mi récord personal-y salgo al estacionamiento cuando ya el sol empieza a esconderse. La mayoría de las chicas ya se han ido. Únicamente queda mi auto, y, por supuesto, él.
Noah.
Sigue ahí, como si no tuviera a dónde ir. Sentado en su moto, ahora con el cigarro apagado colgando de sus labios. Me ve venir, pero no dice nada. Todavía.
Brooke
Brooke
¿Vienes a acosarme ahora?
Le suelto al pasar cerca de él, sin dignarme a mirarlo.
Noah
Noah
No me halagues tanto, reina del hielo.
Responde con esa voz suya, grave, un poco rasposa, como si se acabara de despertar de una pesadilla sexy. Intento ignorarlo.
Llego a mi auto. Meto la mano en el bolsillo de la chaqueta.
Nada.
Reviso el otro.
Corro hacia la ventanilla del conductor. Ahí están. Mis llaves. Brillando en el asiento del copiloto como una maldita burla. Y, junto a ellas, mi bolso. Con mi celular adentro.
Genial. Diez de diez.
Noah
Noah
¿Problemas, princesa?
Pregunta Noah desde su trono metálico, cruzando los brazos.
Brooke
Brooke
Estoy perfectamente.
Gruño, intentando abrir la puerta una vez más.
Noah
Noah
Claro.
Noah
Noah
Por eso estás a punto de romper la ventana de tu propio coche.
Quiero matarlo. En serio. Pero también hace frío. Y estoy sola. Y sus ojos... sus ojos parecen menos sarcásticos ahora. Más atentos. Como si, por una vez, de verdad le importara.
Noah
Noah
¿Necesitas que te lleve?
Pregunta, arqueando una ceja. Miro alrededor. El estacionamiento está desierto. Podría caminar a casa, claro. Únicamente son cuarenta y cinco minutos. Con frío. En ropa de entrenamiento. Y sin celular. Vacilo.
Un segundo.
Dos.
Y luego asiento. No porque lo quiera. Si no porque no tengo otra opción. O eso me repito mientras camino hacia su moto, sintiendo cómo el pulso se me acelera por razones estúpidas y sin sentido. Noah se pone de pie y me tiende el casco. Sus dedos rozan los míos. No lo miro. No digo nada. Solo me subo y me aferro a su chaqueta como si eso no significara nada.
Pero sí significa algo.
Lo sé. Y él también.
Y cuando el motor ruge y siento el calor de su espalda contra mi pecho, entiendo que algo empezó esta noche.
Algo que no tiene nombre. Algo que no puedo controlar.
Y eso me da más miedo que cualquier examen final.
______________________
Noah
La primera vez que vi a Brooke Anderson, pensé: "Ahí va otra muñeca de cristal que cree que el mundo gira a su alrededor".
Y no me equivoqué del todo. Es decir, mírala: capitana de porristas, presidenta del consejo estudiantil, sonrisa de catálogo, y esa forma de caminar como si el suelo fuera una pasarela solo para ella. Siempre impecable. Siempre brillante. Siempre... perfecta.
Pero entonces la vi fallar.
Fue hace unos meses, en uno de los primeros ensayos de la temporada. Dio un salto, lo hizo mal, cayó mal. La mayoría se habría reído, o se habría disculpado, o se habría puesto a llorar. Ella no. Ella se levantó. Con los labios apretados, los ojos ardiendo. Como si cada célula de su cuerpo le gritara que no estaba permitido equivocarse.
Y ahí entendí que Brooke Anderson no era de cristal.
Era fuego.
Fuego envuelto en disciplina. En listas de tareas. En metas y horarios. Y eso, por alguna razón, me jodió la cabeza más de lo que debería.
Esta noche, cuando la vi caminar hacia mí después del ensayo, empapada de sudor, con el cabello aún húmedo por la ducha rápida y la mirada más afilada que un cuchillo, sentí algo que no sentía desde hacía tiempo.
Curiosidad.
Y una jodida atracción que no se quitaba, por más que intentara ignorarla.
Brooke
Brooke
¿Vienes a acosarme ahora?
Me dijo, sin mirarme.
Pura Brooke. Siempre con la muralla en alto, como si ser vulnerable fuera un crimen.
Noah
Noah
No me halagues tanto, reina del hielo.
Le respondí, con esa voz que a veces uso cuando no sé si quiero molestar o seducir.
Ella se dirigió a su auto. La vi meter las manos en los bolsillos. Luego correr hacia la ventanilla, mirar dentro. Se le escapó un suspiro que ni ella pudo controlar. Me incorporé un poco. Sabía exactamente lo que pasaba. Todos hemos dejado las llaves dentro alguna vez. Pero en su caso... eso significaba perder el control. Y perder el control no está en su vocabulario.
Noah
Noah
¿Problemas, princesa?
Brooke
Brooke
Estoy perfectamente.
Mentira. Pero una mentira dicha con tanta fuerza que casi suena a verdad.
Me dieron ganas de ofrecerle ayuda, pero también de seguir mirándola pelear con su perfección rota. No sé qué me pasa con ella. Es como mirar una grieta aparecer en una estatua perfecta. Fascinante. Inesperado.
Le ofrecí llevarla. Lo dije con calma, sin esperar que aceptara. Pero lo hizo. Y en ese segundo, cuando sus ojos se encontraron con los míos por primera vez en serio, supe que estaba jodido.
Le di el casco. Rozamos dedos. No reaccionó.
Pero lo sintió. Igual que yo.
Cuando se subió detrás de mí, sus brazos dudaron por un momento antes de aferrarse a mi cintura. Su cuerpo encajó contra el mío con una precisión incómoda, como si eso ya hubiera pasado antes, en otro universo, en otro error.
Noah
Noah
Agárrate fuerte.
Le dije.
Brooke
Brooke
No es necesario.
Pero lo hizo.
El motor rugió. Aceleramos. El viento nos tragó. Y por primera vez en mucho tiempo, no pensé en nada más. Solo en ella. En cómo se pegaba un poco más en cada curva. En cómo su respiración golpeaba mi nuca. En cómo su silencio hablaba más fuerte que cualquier otra cosa.
Llegamos a su casa. Perfecta, ordenada, cálida. Todo lo que yo nunca tuve.
Frené frente a la entrada y me quité el casco, esperando que dijera algo. Pero se bajó en silencio. Se lo quitó despacio, dejando que su cabello rubio cayera en ondas húmedas sobre sus hombros. Me miró. Y no dijo nada. Ni yo.
Porque en ese momento, las palabras sobraban.
El aire se tensó. Sus ojos bajaron a mis labios un segundo. Tal vez menos. Y yo me incliné. Un poco. Lo suficiente como para que la distancia doliera. No la besé.
Pero ella tampoco se alejó.
Y eso dijo más que cualquier declaración.
Brooke
Brooke
No digas nada estúpido.
Susurró, más para ella que para mí.
Noah
Noah
No lo haré.
Le prometí.
Porque, por una vez, no tenía ganas de arruinarlo con palabras.
Ella se giró para entrar. Pero justo antes de abrir la puerta, vi algo que no esperaba. Una sonrisa. Pequeña. Peligrosa. Como si le acabara de descubrir un secreto.
Y supe que esto no iba a terminar bien.
Pero igual supe que mañana iba a encontrar otra excusa para verla.
Porque Brooke Anderson era una guerra que yo estaba dispuesto a perder.
Más populares

Comments

Ailiany Lopez

Ailiany Lopez

se ve interesante el comienzo

2025-06-02

0

isa love

isa love

/CoolGuy//CoolGuy//CoolGuy//CoolGuy/

2025-06-04

0

Total

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play