Esos ojos verdes

Lía no pudo sostener la mirada de aquel adonis, tan hermoso, como peligroso, todo en él decía huye mientras puedas, porque claramente estaba frente aún hombre de negocios turbios, acostumbrado a obtener lo que quiere, cuando quiere y al precio que sea. Ella olió el peligro y su instinto de conservación le dijo, cuidado, sé invisible y salvate.mientras puedas

Al entrar todas las camareras hablaban del señor Máximo Morello Rizzo, CEO de las tecnologías, múltiples compañía, el hombre incursiona en casi todos los negocios, pero su dinero y liderazgo se lo debía a su doble vida como mafioso. Lia se sintió como el día que realizó su examen de matemáticas en Cuba para poder entrar a la Universidad de Ciencias Médicas su natal Camagüey, cuando tomó el exámen le pareció demaciado grande, comenzó a leer y se abrumo de tal modo que comenzó a arquear para vomitar y el jefe del tribunal tuvo que llevarla al baño por lo mal que se puso.Pero al final pudo hacerla y alcanzar 92 puntos, porque como toda cubana es una luchadora.

Siempre escucho sobre las drogas, en la escuela se habla del daño que causa en las personas, que las destruyen por completo, también que existen drogas porteras como el cigarro y el alcohol. Ella considera que alguien que se enriquece produciendo algo que hace tanto mal, es una persona muy maligna, eso es lo que vió en ese hombre que parecía tallado a mano por los Dioses. Tan hermoso, como perverso, una combinación letal.

No pudo más y fue al retrete y volteó su estómago, de manera que no quedó nada en el. Estaba pálida, sus ojos próximos al llanto, pero con una Lía no pudo sostener la mirada de aquel adonis, tan hermoso, como peligroso, todo en él decía huye mientras puedas, porque claramente estaba frente aún hombre de negocios turbios, acostumbrado a obtener lo que quiere, cuando quiere y al precio que sea. Ella olió el peligro y su instinto de conservación le dijo, cuidado, sé invisible y salvate.mientras puedas

No pudo más y fue al retrete y volteó su estómago, de manera que no quedó nada en el. Estaba pálida, sus ojos próximos al llanto, pero con una determinación tenía que salir de ahí, pero ya. Pidió permiso a su jefe y esté se lo otorgó. Ella llamo a su padre porque tenía miedo salir sola y no quería exponer a Laura, porque esos dos ojos verdes la buscaban con mucha insistencia.

Su padre contestó le dijo que su madre iría por ella, 30 minutos después su mamá llegaba a buscarla en su vieja camioneta gris. Hicieron el recorrido a casa y no habló en todo el trayecto. Llegó a casa y solo fue a su cuarto y abrazo su cuerpo con fuerza, para olvidar el miedo que siente de esos ojazos verdes como el mar revuelto.

Mientras en el restaurante Máximo pidió a su mano derecha un hacker en tecnología de punta, a acostumbrado a buscar, personas u objetos perdidos, que averigüe todo sobre esa chiquilla tan hermosa, como escurridiza que lo cautivó como si él fuera un. puto adolescente. Pregunto al dueño el nombre del la chica que rompió los vasos y este le dijo que Lia Castillo, una emigrante cubana de 19 años que vivía con sus padres en una barriada de Miami llamada Esmeralda, que está estudiando enfermería y en su tiempo libre trabaja en el restaurante, que es buena chica y solo tiene una amiga, Laura que trabajan en el mismo turno.