capitulo 2

En la oficina del mago supremo

En una vasta sala circular repleta de estanterías que llegaban hasta el techo abovedado, donde brillaban tenues cristales flotantes que iluminaban los tomos antiguos, yacía inconsciente una joven de cabellos alborotados y rostro pálido. Lucia llevaba tres días sin despertar desde que fue rescatada del desierto por el mago supremo y su discípulo. El anciano, disfrazado en su forma de niño, se encontraba perdiendo la paciencia.

—Esto ya es ridículo —refunfuñó. Y sin más, tomó una delgada aguja de plata y la clavó sin miramientos en la pierna de la joven.

Lucia despertó de golpe con un grito.

—¡Carajo! ¿Quién mierda hizo eso?

Se incorporó con el ceño fruncido, tocándose la pierna adolorida. Al mirar a su alrededor, sus ojos se posaron en un niño de rostro inexpresivo que la observaba con brazos cruzados.

—¿Oye, niño, tus padres no te enseñaron a respetar a tus mayores?

El supuesto niño frunció el ceño con fastidio.

—¿Cuántos años crees que tengo tú? —replicó, acercándose—. Desde esta forma parezco un niño, sí. Pero tengo más siglos que el imperio al que pertenecías. Me cansé de esperar a que despertaras.

Lucia entrecerró los ojos, escaneando con atención la habitación. Los cristales flotantes, los símbolos mágicos grabados en el suelo, los pergaminos encantados… comprendió entonces dónde estaba.

—¿Esta es… la Torre Mágica?

—Lo es —afirmó él con un deje de arrogancia.

—Necesito hablar con el mago supremo.

—¿Y cómo sabes que no lo estás haciendo?

Lucia lo observó en silencio por unos segundos. Sus ojos se entreabrieron con una mezcla de reconocimiento y sorpresa.

—Claro… cambias de forma. Había olvidado ese detalle.

El mago ladeó la cabeza, intrigado.

—¿Cómo sabes eso? —Intentó invadir su mente con un hechizo menor, pero se encontró con un bloqueo inesperado—. Curioso. No detecto magia en ti, y sin embargo, me resististe.

—¿Qué quieres decir con eso?

—Lo sabremos más adelante. Por ahora, dime: ¿a qué has venido, humana?

Lucia tragó saliva y bajó la vista un segundo antes de responder.

—Necesito refugio. El emperador de Vorlon masacró a toda mi familia. Si llego a ser capturada, me matarán sin dudarlo.

El mago la observó con frialdad, calibrando sus palabras.

—Dices eso con demasiada calma. Tu familia fue asesinada ante tus ojos, y no veo dolor en ti.

Lucia apretó los puños.

—Porque no los conocía. Para mí… eran solo personajes. Nunca imaginé que aquello que escribía sería real.

Malik alzó una ceja.

—¿Escribías?

—Olvídalo. No lo entenderías.

El mago supremo cruzó los brazos.

—Quizás no. Pero soy lo bastante sabio como para saber cuándo alguien guarda secretos. Ahora, responde con claridad: ¿por qué debería ayudarte?

—Porque puedo darte algo a cambio —Lucia entrecerró los ojos—. Sé la ubicación exacta de varias grietas de maná en los antiguos territorios de Ungalos.

Malik la observó con mayor interés.

—¿Me tomas por tonto?

—Claro que no. ¿Por qué mentiría si necesito tu ayuda? El emperador de Vorlon nos invadió por eso. Temía que nosotros explotáramos el maná antes que él.

El mago la observó en silencio durante largos segundos, midiendo sus palabras.

—Muy bien. Muéstrame.

—¿Primero un trato?

—Acepto. Si tus palabras son ciertas y existen tales grietas, la Torre te dará protección. Pero si mientes...

—No lo haré —lo interrumpió.

Malik sacó una pequeña daga de plata. Se hizo un corte en el dedo y luego la miró.

—Dame tu mano.

Lucia dudó, pero se la ofreció. Al cortarla, un hilo de sangre se unió al del mago, y este pronunció solemnemente:

—Yo, Malik, mago supremo de la Torre Mágica, juro que, si las minas de maná existen, protegeré a Marion, tercera princesa de Ungalos, en este recinto sagrado. Pero si miente, su muerte será lenta y dolorosa.

Una marca roja brilló en las palmas de ambos. Lucia lo miró, horrorizada.

—Eso fue innecesario.

—Ahora no tienes nada que temer —respondió él con una sonrisa ladina—. Enséñame el lugar.

Malik hizo aparecer un mapa flotante en el aire. Lucia señaló un punto.

—Aquí hay una. Y otras dos aquí y aquí.

—¿No dijiste que había varias?

—Me reservaré algunas. No pienso entregártelas todas.

Malik chasqueó los dedos e hizo aparecer un anillo.

—Un espacio de almacenamiento. Guárdalas allí cuando las saquemos. Pero si mientes…

—No lo haré —aseguró Lucia.

El mago abrió un portal sin mediar palabra. Atravesaron el velo del espacio y aparecieron en los límites de Ungalos. El viento traía consigo restos de cenizas del antiguo conflicto.

—Este lugar… —musitó Malik—. ¿Cómo no lo sentí antes?

De pronto, sus ojos se posaron en Lucia. Su cabello comenzó a brillar tenuemente con un resplandor carmesí, y sus pupilas se tiñeron de un dorado extraño. Fue entonces cuando todo cobró sentido para el mago.

—Están selladas con sangre real.

—¿Qué significa eso?

—Que solo un heredero puede acceder a las minas. Por eso el emperador masacró a toda tu familia. Sabía que sin un Fleming, las grietas no podrían abrirse.

Lucia se quedó muda.

—¿Entonces… soy la única?

—Exactamente. Si te mata y usa tu sangre, puede tomarlo todo. Pero mientras vivas… tiene que encontrar otra forma. Y no la hay.

—¿Qué hacemos?

—Nada por ahora. Volvamos a la torre. Esto requiere preparación.

Lucia asintió con solemnidad.

—¿Me crees ahora?

—Lo hago. Pero recuerda: la torre no se involucra en las guerras de los emperadores.

—No quiero una guerra, Malik. Solo quiero justicia.

El mago la observó por un instante, luego asintió.

—Entonces te daré las herramientas para lograrla.

Lucia bajó la mirada. Recordó el rostro de la niña en su sueño, su mirada triste, su voz severa:

"Te perdonaré cuando un Fleming vuelva a gobernar Ungalos..."

Respiró hondo. Tenía un propósito. Y esta vez, no lo escribiría. Lo viviría.

Malik abrió el portal y, en un parpadeo, regresaron a la torre. Allí comenzaría el verdadero entrenamiento. La historia de Marion Fleming apenas empezaba. Y Lucia… ya no era solo su autora.

Era su legado.

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Comments

Daniel Malibu

Daniel Malibu

vuelvo a repetir me encantan tus novelas escritoras estoy ansiosa por terminarla de leer no demoras eso y los capítulos porque hasta ahí también leído totita tus novelas todas no hay una novela tuya que no haya leído las he leído todas las que están aquí subidas en la plataforma y ahora estoy entregada con esta de aquí y con la de La mafiosa me encantan me encantan

2025-05-22

2

Maria Gonzalez Gonzalez

Maria Gonzalez Gonzalez

ya estoy otra vez aquí ya lista con todo y palomitas y un refesquito para el calorón que está haciendo y lista para la lectura de esta magnífica historia.

2025-05-27

0

melingprincess@gmail.com

melingprincess@gmail.com

Lucia no era el nombre de la autora? cómo el mago lo supo?

2025-05-23

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