Capitulo 4: La maldad no tiene límites

Los días se desdibujaron en una monotonía implacable desde que la verdad sobre iGnar salió a la luz, forzándome a romper nuestro vínculo. Cada jornada se sintió idéntica a la anterior, hasta el punto de creer que la monotonía era el peor de mis males. Ingenua de mí. La vida, los dioses, el destino –quienquiera que disfrute de mi sufrimiento– me demostró cuán equivocada estaba. Un mes después del rechazo, iGnar irrumpió en mi habitación, como una sombra espectral, sin darme tiempo siquiera para defenderme e intentar huir de sus garras. Un grito ahogado fue mi única defensa antes de ser arrastrada a través de un portal de magia oscura. Aterricé bruscamente en lo que parecía ser una casa, pero el hedor nauseabundo que emana del lugar me revolvió el estómago con una violencia casi insoportable.

Las palabras de iGnar, oscuras y posesivas a la vez, flotaron en el aire__Bienvenida a tu nuevo hogar, mi dulce Zoe__. Un vuelco nauseabundo me recordó lo revuelto que ya está mi estómago, ahora multiplicado por su presencia.

__Te ordeno que me sueltes, Ignar__. Dije, esforzándome por que mi voz no delate el huracán de miedo que me sacude. La mención de mi hermano es mi única arma, mi último escudo.

__Ni el polvo quedará de ti si él te halla__. Quiero parecer valiente, inquebrantable, pero sus ojos inyectados de una maldad fría como el hielo me congelan hasta los huesos. Lo vi acercarse, una sombra amenazante, y el terror se hizo físico cuando su mano tosca aprisionó mi rostro. El dolor agudo me arrancó un gemido ahogado.

__Tu hermano jamás te encontrará, mi Zoe__. Sentenció iGnar. Su certeza heló mi sangre, infundiendo un terror que supera mi miedo inicial.

__¿Acaso crees que el mes de silencio, en el que no reclamé lo que es mío, no me preparó para que ni siquiera el gran y perfecto rey de los magos pueda hallarte?__. Su determinación, palpable como la presión de sus dedos en mi mejilla, desató un torbellino de terror en mi interior. Me sentí a merced de una sombra más antigua que la noche, imbuida de una maldad que sofoca cualquier atisbo de esperanza. La idea de que mi hermano no pueda encontrarme, sumada a mi propia incapacidad para defenderme de sus oscuras intenciones, me sumió en una desesperación asfixiante, a pesar de mi propia magia.

Poco imaginé que mi verdadero tormento recién comenzó. La fuerza bruta de iGnar me arrastró sin piedad hacia un cobertizo oscuro. En un vano intento por liberarme, invoqué mi magia, pero él, con una artimaña sombría creada en oscuridad pura, la anuló por completo. De repente, mi escudo se rompió, volviéndome una humana, indefensa ante su crueldad. El cobertizo se convirtió en mi prisión al instante en que los fríos hierros de grilletes y cadenas se cerraron sobre mí. ¡Qué ciega fui al creer que el amor podría redimir a su alma oscura, a mi supuesto alma gemela! Mi esperanza de que desafiara su herencia, demostrando que la oscuridad es una elección consciente, se hizo añicos. Demasiado tarde comprendí que iGnar no solo heredó la oscuridad, sino que la abraza con fervor.

El calvario de cada día superó la tortura del anterior, hasta que llegó ese instante de falso alivio, solo para que IGnar, con su crueldad sin límites, lo hiciera añicos. La oscuridad se espesa en mi interior con cada joven que trae a la fuerza, sus ojos reflejando el mismo terror que siento yo al verme encadenada. Pero a ellas les va peor que a mi, porque son profanadas ante mí, convertidas en la retorcida diversión de iGnar, quien saborea cada instante de su violación, obligándome a inhalar sus lágrimas, a escuchar sus súplicas silenciadas. Un desfile de almas rotas, como él mismo las definió. Cuando la resistencia se quebraba, cuando la esperanza se extinguía en sus miradas, iGnar las desecha en el Bosque de las Almas Perdidas, un lugar donde el eco de su sufrimiento se convierte en el festín de su muerte.

Las atrocidades se clavan en mis ojos: jóvenes humanas despojadas de su aliento vital, almas quebrándose bajo el peso del dolor, el sufrimiento, el maltrato y la violación. Incapaz de soportar tal horror, la rendición se convirtió en un dulce alivio. Anhelando el final, reunirme con esas almas destrozadas en el lúgubre bosque de las almas perdidas. Pero iGnar, con su crueldad siempre superando sus propios límites, se deleitó en mi patético intento de escapar de sus garras.

__No vas a morir, mi dulce Zoe. Vivirás mientras yo lo decrete, y aunque ansíes el olvido eterno, te arrancaré de las fauces de la muerte si es necesario__. La voz de iGnar, áspera y cargada de un poder oscuro, resonó tras el brutal choque eléctrico que me devolvió a este lado. Creí haber encontrado la paz, liberada al fin en el beso frío de la muerte. Pero ni ella me quiso, porque el maldito de iGnar, con sus descargas despiadadas, hizo trizas mi anhelo de desaparecer. La frustración me asfixia al comprobar que incluso la muerte me es negada.

__Tu casi muerte, mi dulce Zoe__. Siseó iGnar, la frialdad de sus palabras como astillas de hielo clavándose en mi ser.

__Me ha obsequiado un material invaluable para enviárselo a tu amada familia, en especial a tu perfecto rey de los magos. ¡Ah, el deleite en sus rostros al contemplar a su preciada hija degradada hasta ser menos que escoria! Su desnudez vestida de la nada misma, impregnada del dulce y nauseabundo aroma de su propia inmundicia__. Una pausa cargada de veneno se extendió__.

__Ellos verán lo que yo quiero que vean: tu cuerpo sin vida, revolcándose en la suciedad. Sufrirán al comprender su impotencia para protegerte de mí, para impedir este destino. Pero, mi querida Zoe__. Continuó con una sonrisa escalofriante.

__Aunque sus ojos te lloren como muerta, tú seguirás respirando, latiendo, hasta que yo lo decida. Hasta que mi dulce capricho lo necesite. Así que prepárate, mi amor, porque esto es hasta que la muerte nos separe, como juran los ingenuos humanos en sus bodas... o hasta que simplemente me aburra de ti__. Las palabras de iGnar, desprovistas de calidez y rebosantes de una crueldad glacial, apenas arañaron la superficie de mi entumecimiento. Pero al escuchar el nombre de mi familia, al comprender la vileza de su plan, una ola de rabia incandescente y un dolor punzante me atravesaron. No puedo permitir que sufran por mi causa. Ellos no merecen cargar con el peso de mi error, de mi ingenua creencia en que el lazo de almas gemelas y el amor podrían redimir a un hombre cuya oscuridad es tan profunda como sus propias entrañas.

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Feliz noche 🌃🌃🌃.

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