Como la primera vez

El amanecer en la cabaña llegó con una brisa suave que entraba por los ventanales entreabiertos. El canto de los pájaros y el olor a tierra húmeda nos despertaron con una sensación de paz que hacía años no experimentábamos. Charles seguía dormido, con el rostro sereno y una de sus manos descansando sobre mi cintura. Me quedé observándolo un momento, memorizando las arrugas nuevas en las esquinas de sus ojos y la forma en que su pecho subía y bajaba con cada respiración.

Después de tantos años, seguía pareciéndome el hombre más atractivo del mundo. Tal vez porque conocía cada rincón de su alma, o porque su risa era todavía mi sonido favorito. Me acerqué para besarle la frente, y eso bastó para que abriera los ojos.

—Buenos días, reina —dijo, con la voz ronca de recién despertado.

—Buenos días, amor. Dormiste como un tronco.

—Y vos como un angelito. Esto... esto era justo lo que necesitábamos.

Nos quedamos unos minutos en la cama, abrazados, disfrutando del silencio. Charles me acariciaba el brazo con movimientos suaves, mientras yo me perdía en sus ojos. En ese momento, me vinieron a la mente aquellos primeros años, cuando apenas nos conocíamos y todo era nuevo e incierto.

—¿Te acuerdas de aquella vez que fuimos a la feria de artesanos y llovía a cántaros? —le pregunté, sonriendo al recordarlo cuando escuché la lluvia que comenzaba a caer y pegaba sobre los cristales de la ventana.

—¡Cómo olvidarlo! Estabas empapada, pero no querías irte porque estabas buscando una pulsera con dijes. Al final terminamos refugiados debajo de un toldo, muertos de risa. Fue la primera vez que te besé.

—Y la primera vez que sentí que eras "mi lugar". No importaba cuánto lloviera, porque estabas al lado mío.

Charles se incorporó un poco, apoyándose en un codo para mirarme mejor.

—A veces me pregunto cómo fue que nos elegimos... dos veces. Al principio por amor, y después, cada vez que todo se ponía difícil. Nunca dejamos de elegirnos.

—Eso es lo que hace la diferencia —dije, acariciando su mejilla.

Desayunamos en la galeria, mirando el lago mientras compartíamos pan tostado, manteca, frutas y café, la lluvia había cesado y parecía que el sol estaba por aparecer. Hablamos de los chicos, de Alma, de la casa, pero también de nosotros. De las cosas que queríamos volver a hacer juntos: viajar, tomar clases de cocina, aprender a bailar tango, por más que Charles asegurara que tenía dos pies izquierdos.

Luego planeamos nuestro día: una caminata por el sendero del bosque, una tarde de lectura junto al lago y, si el clima lo permitía, una cena bajo las estrellas.

Volvimos a la habitación a buscar nuestras mochilas y Charles, sin decir una palabra, me tomó por la cintura y me acercó a él. Me besó despacio, con una ternura que me hizo cerrar los ojos y rendirme. Sus labios sabían exactamente cómo tocar los míos, con ese conocimiento que sólo dan los años y el amor.

Sus manos recorrieron mi espalda con calma, mientras nuestras respiraciones se sincronizaban y todo alrededor parecía disolverse. Me dejé llevar, como tantas veces antes, pero esa vez con una mezcla de nostalgia y renovación. Como si estuviéramos empezando de nuevo.

Me quitó la blusa con delicadeza, sin apuro, como si deseara recordar cada centímetro de mi piel. Yo hice lo mismo con él, redescubriendo su cuerpo con las manos, como si cada marca, cada curva y cada suspiro fueran parte de un mapa secreto que sólo yo conocía.

Nos fundimos en un abrazo largo, profundo, hasta que nuestros cuerpos encontraron el ritmo justo. Fue lento, consciente, lleno de miradas y palabras susurradas. Nos amamos como la primera vez, pero con la seguridad que da el tiempo, con la confianza absoluta que sólo se construye con los años y con las batallas ganadas.

Cuando todo terminó, nos quedamos abrazados, en silencio. Afuera, el sol había subido alto y el lago brillaba como un espejo.

—Te amo —susurré, con la cabeza en su pecho.

—Y yo a tí. Gracias por seguir eligiéndome, incluso cuando yo mismo dudaba de merecerlo.—me dijo él con nostalgia en su tono de voz.

Nos quedamos así un largo rato, respirando al mismo tiempo, sincronizados como nuestros corazones. Era un nuevo comienzo, una reafirmación. Y todavía quedaba mucho por vivir juntos.

La caminata fue tranquila y mágica. El bosque estaba lleno de sonidos naturales que habíamos olvidado en la rutina diaria, hojas crujientes, ramas mecidas por el viento, pequeños animales moviéndose entre los arbustos. Nos tomamos de la mano como adolescentes, señalándonos ardillas o pájaros de colores. Hablamos poco y reímos mucho. Era como si el aire fresco nos hubiera devuelto la ligereza de otros tiempos.

De regreso a la cabaña, nos recostamos en unas reposeras frente al lago. Charles leyó en voz alta fragmentos de un viejo libro de cuentos que encontramos en la estantería. Yo lo escuchaba con los ojos cerrados, sintiéndome en casa, en paz, en él.

Cuando el sol comenzó a ocultarse, regresamos adentro. Nos miramos cómplices, sabiendo que aún teníamos más tiempo para nosotros. Me acerqué a él y, con una sonrisa traviesa, le dije:

—¿Te das una ducha conmigo?

Charles arqueó una ceja, divertido, y respondió:

—¿Ese es un ofrecimiento o una orden?

—Una muy buena propuesta.

Ambos reímos mientras caminábamos hacia el baño. Empezamos a besarnos de camino, riendo como en nuestra juventud, cuando todo era juego y deseo. Empecé a quitarme la ropa mientras él hacía lo mismo, pero justo cuando íbamos a entrar a la ducha, su celular comenzó a sonar con insistencia.

Charles miró la pantalla y frunció el ceño.

—Es del trabajo. Puede ser algo importante —dijo con un dejo de fastidio en la voz— Dame un minuto, reina. Ve metiéndote, enseguida regreso.

Asentí, aunque un poco decepcionada. La ducha caliente me envolvió y traté de relajarme mientras el vapor llenaba el baño. Cerré los ojos, dejando que el agua cayera sobre mis hombros, imaginando que Charles estaría de vuelta en cualquier momento. Pero cuando terminé de enjuagarme y me envolví en la toalla, noté que él aún no había regresado.

Me vestí con calma, esperando escucharlo volver. Pero no oí sus pasos ni su voz. Extrañada, salí del baño, recorrí el pasillo hasta la sala y no lo vi por ninguna parte. El lugar estaba en silencio.

De pronto, escuché su voz. Provenía del porche trasero. Me acerqué despacio, sin hacer ruido. La puerta estaba entreabierta. Me detuve justo antes de cruzarla. Él hablaba con alguien por teléfono, y su tono no era el habitual.

Me quedé quieta, sin saber si interrumpir o seguir escuchando.

Capítulos
1 Hogar dulce hogar
2 Una historia convertida en vida
3 Un amor bello
4 Como la primera vez
5 Preguntas sin respuesta
6 Dudas
7 Lo que no sabía
8 Disimulando el dolor
9 Una distancia difícil de soportar
10 Fiesta interrumpida
11 El amor genuino
12 Tomando decisiones
13 Dolor compartido
14 El silencio después de la tormenta
15 Empezando de cero
16 Un intento fallido
17 Un hombre que impone respeto
18 Una mentira con patas cortas
19 Aplacando las emociones
20 Amor de hermanos
21 Un hombre distante
22 Frialdad en el aire
23 Tensión silenciosa
24 Solo órdenes
25 Un hombre no tan frío
26 Sin retorno
27 Desconcierto mutuo
28 Ausencia
29 Preocupación enmascarada
30 Desconcertante intervención
31 Silencios que pesan más que las palabras
32 Silencio y soledad
33 Entenderse sin hablar
34 Sensaciones y emociones
35 Sin palabras
36 Fisura
37 Días grises
38 Calma, confusión y reclamos
39 Inevitable
40 Consecuencias
41 Indesiciones
42 Verdades que ya no pueden ocultarse
43 Entre luces y silencios
44 Más que una tormenta
45 Cuando nadie ve
46 Por elección
47 Permitiéndose sentir
48 Silencios
49 Distancia
50 Mi secreto favorito
51 El pasado que quiere volver
52 Como si el mundo no existiera
53 La calma que antecede a la tormenta
54 Sin miedo
55 Silencios
56 Eres mi elección
57 Sin esconderse
58 Puertas que se abren
59 Momentos que alivian el alma
60 Siendo simplemente felices
61 No está disponible
62 Puentes invisibles
63 No eres un capítulo...
64 Con un océano de por medio
65 Malas intenciones
66 Punto final
67 Una salida especial
68 Una casa... Un hogar
69 Luz en medio del caos
70 El último papel
71 No hay más sombras
72 Sinceridad
73 Una familia numerosa
74 Sin rencores
75 Cuando todo cobra sentido
76 Epílogo
Capítulos

Updated 76 Episodes

1
Hogar dulce hogar
2
Una historia convertida en vida
3
Un amor bello
4
Como la primera vez
5
Preguntas sin respuesta
6
Dudas
7
Lo que no sabía
8
Disimulando el dolor
9
Una distancia difícil de soportar
10
Fiesta interrumpida
11
El amor genuino
12
Tomando decisiones
13
Dolor compartido
14
El silencio después de la tormenta
15
Empezando de cero
16
Un intento fallido
17
Un hombre que impone respeto
18
Una mentira con patas cortas
19
Aplacando las emociones
20
Amor de hermanos
21
Un hombre distante
22
Frialdad en el aire
23
Tensión silenciosa
24
Solo órdenes
25
Un hombre no tan frío
26
Sin retorno
27
Desconcierto mutuo
28
Ausencia
29
Preocupación enmascarada
30
Desconcertante intervención
31
Silencios que pesan más que las palabras
32
Silencio y soledad
33
Entenderse sin hablar
34
Sensaciones y emociones
35
Sin palabras
36
Fisura
37
Días grises
38
Calma, confusión y reclamos
39
Inevitable
40
Consecuencias
41
Indesiciones
42
Verdades que ya no pueden ocultarse
43
Entre luces y silencios
44
Más que una tormenta
45
Cuando nadie ve
46
Por elección
47
Permitiéndose sentir
48
Silencios
49
Distancia
50
Mi secreto favorito
51
El pasado que quiere volver
52
Como si el mundo no existiera
53
La calma que antecede a la tormenta
54
Sin miedo
55
Silencios
56
Eres mi elección
57
Sin esconderse
58
Puertas que se abren
59
Momentos que alivian el alma
60
Siendo simplemente felices
61
No está disponible
62
Puentes invisibles
63
No eres un capítulo...
64
Con un océano de por medio
65
Malas intenciones
66
Punto final
67
Una salida especial
68
Una casa... Un hogar
69
Luz en medio del caos
70
El último papel
71
No hay más sombras
72
Sinceridad
73
Una familia numerosa
74
Sin rencores
75
Cuando todo cobra sentido
76
Epílogo

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