2° FAMILIA DE ACOGIDA

*INVESTIGADOR

Soy un investigador, siempre que aparece un caso donde negocian con niños estoy presente, tengo muchas familias que me piden a diario que investigue por su niño o niña desaparecido.

Me llamaron anunciando que debía ir a un sitio rural, alejado de la ciudad, era una comunidad pequeña, que tenían su propia religión, que no seguían las costumbres de la vida moderna, alejados de todo lo tecnológico, que sobrevivían con lo que la naturaleza les aportaba.

No dejaban ingresar a ajenos a su comunidad, pero esta vez nadie nos impidió el ingreso, se produjo un incendio que arrasó con todo en ese sitio.

No entendía porque me llamaban a mí, si eran los bomberos y paramédicos los que debían estar en el sitio, además de algún representante de la justicia.

Al llegar y presenciar la escena lo entendí. Nadie con estómago blando aguantaría estar ahí.

En una de las viviendas había una habitación donde solo quedaban los cuerpos de niños, el incendio devoro todo, solo quedaban de pie las paredes, el techo se ve que era de paja, no estaba, algunas construcciones estaban derrumbadas, se veía que solo eran de adobe, camine por esa casa evaluando la escena, para descifrar si era un sitio donde trataban con niños, al ver algunos rostros reconocí por las fotos de los que tenía en la pizarra de mí oficina.

"Avisen a las familias" les ordene con pesar.

En una parte al caminar hacia el fondo el piso se derrumbó a mis pies, caí pesadamente, pero no fue tan profundo, el lugar apenas tenía un metro y medio de altura, quedé tendido un rato tratando de recuperarme por el impacto cuando siento que me tocan la frente al abrir los ojos me encontré con la cara de una joven, una belleza única, parecía un ángel. Ella al ver qué desperté se escondió en la oscuridad.

Con uno de los bomberos conseguimos dar con ella, que solo conmigo quiere estar, su actitud es tímida, no habla, oculta su rostro en mí cuello, tiembla del miedo, la luz le molesta, su aroma es suave, creí que oleria mal por estar en ese sitio oscuro, húmedo, pero no era así, al abrazarla su fisonomía es delgada, se ve que no la alimentaban.

Al sacarla a la luz pude apreciar su larga cabellera de un dorado oscuro con reflejos en mechones a los costados, el color de sus ojos me despertaba curiosidad, era un celeste que se oscurecía con la luz y en la oscuridad sobresaltaba, como los gatos, su rostro en forma de gota, su fina y pequeña nariz, era una obra de arte, por sus senos pequeños tendría una edad en que las jóvenes se empiezan a desarrollar, pero a la vez parecía una niña.

Me revolvía el estómago pensar que le hicieron algo, que abusaran de su persona, eso explicaría su miedo y confusión, al no saber en qué tiempo y momento se encontraba.

La lleve a hacer ver con mí amigo que es médico, no la expondría a un lugar repleto de personas, como era un nosocomio, demasiado se sentia abrumada y asustada.

Él le supo hablar, entrar en confianza para preguntarle de manera discreta si le habían hecho algo. Lo que me dejó pensando cuando nombró al de servicios sociales para que tome su caso y la acomode con una familia de acogida, ella se alteró, dijo que un hombre con el mismo nombre venía en busca de jovenes.

Podía ser coincidencia o tenía sentido si él era uno de los que hacían negocios con los niños, estaba en un puesto que trataba con niños todo el tiempo, tenía un cargo en ese lugar, nadie desconfiaría.

En un momento veo que la joven se desvanece.

-Esta débil, le daré suero, debe reposar, y deberá comer liviano de a poco, no le des nada de golpe, te haré una lista. Me dice preocupado mí amigo.

-Me haces cargo a mí. Le digo.

-Si, tu la trajiste. Me dice.

-Puede quedarse, aún debo solucionar esto. Le pido.

-Sabes que mí novia es muy celosa, si la ve aquí. Me dice.

-ERES MÉDICO, DEBE ESTAR ACOSTUMBRADA QUE TRATES CON PACIENTES. Le reto alterado.

Él le coloca el suero y la acomoda en una camilla.

-De acuerdo, pero solo una noche, si no quieres ocuparte de ella, hasta que des con su familia, llévala a servicios sociales. Me dice.

-Eso lo veremos después, por el momento que tome fuerzas. Le encargo.

Veo que suspira observándola.

-¿Por qué la miras así? Debería darte vergüenza es una niña. Le digo.

-No pienses mal (Sacude las manos en negación) La miro y me pregunto que cosas malas le hicieron, o de lo que se salvó. Me comenta con tono preocupado.

-Ya la oíste, la rechazaban por ser delgada, eso la salvó de algún modo. Le digo.

De repente nos sobresalto que cayeron los porta retratos de las paredes y un florero que estaba en una mesa cerca de ellos.

-No ajustaste bien eso. Le señale.

-Yo no fui, soy médico. Me dice.

Vemos que la joven respira con dificultad y se toma el pecho, mí amigo se apresura a revisarla.

Ella se incorpora nerviosa.

-Tengo frío. Dijo.

-Ya te traigo una manta. Le dijo mí amigo que salió corriendo por una.

-¿Qué es esto? Pregunto nerviosa al ver el suero.

-No lo toques, es para que recuperes nutrientes. ¿Tienes hambre? ¿Te consigo algo? Le consulto.

-No me dejes. Se me prende temblando.

-No te voy a dejar, solo te buscaré algo de comer. Le digo.

-Quiero ir contigo. Me dice, aún su tono es tembloroso, como si el miedo no se fuera de su sistema.

Suspiro observando la habitación que solo cuenta en el centro con la camilla y un fichero, del otro lado cerca de la puerta el escritorio de mí amigo con un velador y cerca de el una báscula. No tiene ninguna nevera ni nada que contenga comida.

Al rato él aparece con una manta y una bandeja con unos aperitivos.

-Te traje esto también para que comas. Le dice a la joven.

-Gracias. Le dijo ella con un tono animado.

Miro la caja de jugo y el sándwich.

-¿Cómo se abre esto? Pregunto mostrando el jugo.

Me pareció raro que no sepa, me aproxime y le enseñe como introducir el sorbete y que tome.

-Recuerdas algún número de celular, que nos lleve con tu familia. Aproveche a consultar.

-Mi abuela jamás ocupó eso, o al menos nunca me enseñó uno. Me responde.

-Cuando dices abuela, te refieres a la señora con la que vivías. Le digo.

-Si, mí madre jamás me quiso, era muy joven cuando me tuvo, y dijo que solo le robaría su juventud, así que me dejó al cuidado de mí abuela, que tampoco me quería, me enseñó desde pequeña a hacer limpieza, cocinar, para que al menos trabaje de mucama, pero por ser menor, nadie me aceptaba, busco que me adopten otras familias, a cambio de dinero, pero no lo consiguió porque creían que estaba enferma. Nos cuenta.

-¿Por qué te tenían en ese sótano? Le pregunto.

-Sera su manera de castigarme cuando algo no hacía bien, pero creo que solo por respirar me castigaba. Nos responde.

-Alguna vez te pegaron o lastimaron de algún modo. Le pregunto.

-No debía tener marcas si me darían, por lo que sus maltratos eran verbales. Nos cuenta.

-Vi que tienes un corte en tu palma. Me señala.

-Ya está sana, eso me lo hice al tratar de cortar un zapallo. Le digo.

Veo que apenas comió y tomo lo que le trajo mí amigo.

- ¿Por qué no comes todo? Le pregunto.

- Es para después. Me responde.

Se ve que el miedo de no tener que comer le hacía actuar así, de guardar para después lo que tenia.

-No te preocupes, si quieres más, solo pide. Le digo.

De repente se cortó la luz, y los ojos de ella brillaron, note que se sentía cómoda en la oscuridad, tenía la cabeza levantada y miraba hacia todos lados.

-Tranquilos, ya tendremos luz, tengo el generador. Escucho que me anuncia mí amigo.

Al rato volvió la luz y ella agachó la cabeza cubriendo su rostro con su cabello.

-Apaga la luz, quiero que la mires. Le digo a mí amigo que me miró frunciendo el ceño, como si no entendiera, pero me hizo caso de todos modos.

Escucho que mí amigo expreso un suspiro como impresionado.

-¿Ves en la oscuridad? Le pregunto a la joven.

-Si, veo mejor que en la luz, aunque puedo diferenciar figuras, pero en la oscuridad veo más, escucho hasta el caminar de las hormigas, por lo que me alejo del bullicio y siento los aromas. Le respondió.

-Por eso estabas incómoda y te cubrías el oído.

Recordé cuando la traía, parecía incómoda, se ve que para ella los sonidos se intensifican.

-Cuéntame como ves en la oscuridad, que color es para vos. Le pregunto mí amigo.

-AZUL. Le respondió.

-¿Puedo llamarte así?. Le pregunté.

-Si. Respondió tímida.

Alguien encendio la luz sobresaltandonos.

-¿QUIÉN ES ELLA? Escucho la voz de una mujer muy molesta.

-Leticia, regresaste. Dijo mí amigo aproximándose para recibirla con un beso, pero ella se esquivo aproximándose a la joven a quien vamos a llamar Azul, la tomo del rostro mirándola a los ojos, frunció el labio molesta.

-Es una joven a quien rescate y traje para que la revise. Le dije, ella me miró con severidad, al considerar que solo cubría a mí amigo.

-DEBERIA TOMAR UN BAÑO, ESTA DESPASARRASTROSA, AUNQUE ESO NO LE OPACO SU BELLEZA. Expreso con envidia en su voz, ella jamás alcanzaría esa belleza con todas las cirugías que se haga.

-NO, NO AGUA NO. Grito preocupada Azul.

-¿POR QUÉ NO? Indagó con desprecio Leticia.

-ME QUIERE MATAR. Grito Azul.

Mí amigo saco a su novia de ahí, para que Azul se calme, me aproxime a abrazarla.

-Nadie te va a matar, cuéntame porque lo crees. Aprovecho a preguntarle.

-A-ASI, ASI DECÍA MI ABUELA CUANDO LLEVABA A LOS NIÑOS QUE SE PORTABAN MAL, A LA LAGUNA

"VAN A BAÑARSE PARA QUE SEAN NIÑOS BUENOS"

-Ella, ella decía y ya no regresaban. Dijo con la voz temblorosa

-Tranquila, aquí no te haremos eso. Le aseguro.

-Esta señora no me quiere, me mira igual que mí abuela, no quiero estar cerca de ella. Me dice y sonrió por dentro, sabía juzgar a las personas, Leticia era muy celosa por mí amigo, o solo era su propia inseguridad que le hacía desconfiar de todo y por todo.

- Falta poco para que termine el suero, si no te molesta te llevaré conmigo a mí casa, después debo llevarte para que te acomoden con tu familia o una familia de acogida. Le aclaro.

-¿Podemos comer algo?, tengo mucha hambre. Me comenta con timidez en la voz, sonrió por lo tierna que se ve al decírmelo, sumado a que sus mejillas se pusieron rojas y eso la deja más bella.

-Si, pediré algo para que comamos juntos, yo también necesito. Le digo.

En eso recibo una llamada.

📱Localizamos a la madre de la niña.

Escuché a mí compañero.

📱Ella la abandonó, no podemos dejarla con quien no la quiso.

Digo lo que pienso en voz alta.

📱Es la madre, si se prueba que no es capaz de cuidarla, para en servicios sociales y sabes que no es un buen lugar.

Me comenta mí compañero.

📱Bien, mañana me ocuparé de ello, ahora está siendo atendida.

Le informo y corto la llamada.

Suspiré frustrado, en otras ocasiones era una alegría juntar a los niños con sus madres o padres que los buscaban y sabía que los querían por ser sus hijos. Pero en este caso, su madre jamás la quiso, la dejo con su abuela y sufrió todo tipo de maltrato que le dejó temerosa por todo, hasta para tomar un simple baño.

Termino el suero y la lleve a mí casa, suspiré molestó mirando hacia la casa vacia, por lo que la lleve a la casa de mis padres, así podría ver de qué manera evitar que quede con la madre que no la quiere.

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