Primera batalla.

El aula de clase está repleta de estudiantes; Aurora está sentada al frente, muy diferente a donde se sienta la antigua Aurora. El profesor Martini entra con un traje gris y una corbata negra, sus lentes de montura plateada descansan sobre sus ojos, anuncia que el día de hoy revisarán fuentes primarias del siglo XVIII, y eso basta para que algunos de los presentes se pongan nerviosos. Aurora en su asiento toma nota a mano, su cuaderno de tapa dura color rosa pastel.

Sabrina entra con paso decidido y sonrisa calculada. Llevaba un vestido ajustado beige corto y una chaqueta blanca de lino; sus tacones resuenan como pequeños galopes cada vez que tocan el suelo. Saluda como siempre con su falsa amabilidad que no a todos engaña, camina hasta un puesto no lejos de Aurora, pero sin dirigirle palabra. Ambas saben que nada será lo mismo entre ellas.

El profesor Martini, un hombre delgado con cejas tan pobladas como sus citas bibliográficas, activa una pantalla flotante sobre su escritorio. En el aire, se abre la imagen de un manuscrito antiguo, con letras inclinadas y márgenes repletos de notas.

—Hoy discutiremos una carta de Giambattista Vico, fechada en 1743, donde anticipa algunas ideas que más tarde inspirarían la Ilustración napolitana. Este documento fue redescubierto en 1981. Al principio fue considerado apócrifo, hasta que se comparó con otras cartas conservadas en el archivo de los Filangieri. Veamos… —Se inclina y la lee en voz alta—: "L’ordine delle cose civili ha natura che si disfa e si ricompone…".

Varias cabezas se alzan. Martini levanta la mirada al reconocer la voz de la joven.

—Sabrina, ya que citaste a Vico en tu último ensayo, ¿podrías explicarnos a qué se refiere con ese fragmento? ¿Qué significa, dentro de su concepción del "corsi e ricorsi storici"?

Sabrina sonríe. Se acomoda su cabello rojizo detrás de la oreja, dispuesta a opacar a Aurora.

—Claro… Bueno, Vico habla del orden de las cosas… como… algo que se va deshaciendo y rehaciendo, ¿no? Como que la historia… es como un ciclo. Todo se repite… aunque, eh, no literalmente… es más como una metáfora.

Algunos estudiantes intercambian miradas porque en realidad no dice nada. Martini ladea la cabeza y baja sus lentes hasta la punta de su nariz.

—¿Y cuál es la diferencia entre el "ricorso" vichiano y la mera repetición histórica? ¿Qué lo hace filosóficamente innovador?

Sabrina se queda callada un segundo. Luego esboza una sonrisa algo tensa.

—Bueno… creo que… lo que lo hace innovador es que… Vico, eh, dice que no todo se repite exactamente igual, sino que... cambia. Con el tiempo.

El profesor asiente lentamente, como quien deja hablar, pero ya ha tomado nota. Su mirada recorre el aula y se detiene en Aurora, que casi que le habla con sus ojos.

—¿Señorita Aurora?

Aurora alza su mentón. En su rostro no hay prisa. Sólo una calma casi fuera de lugar, su espalda recta y sus piernas cruzadas con elegancia.

—Sí, profesor.

—¿Quiere usted responder?

Aurora asiente y habla sin consultar notas. Su voz es clara y tranquila.

—El “ricorso” vichiano no es simple repetición, sino un retorno estructurado que obedece a las fases del desarrollo de las sociedades: la era de los dioses, la era de los héroes y la era de los hombres. Vico sostiene que, tras el colapso moral de esta última, la sociedad vuelve a una etapa similar a la primera, pero transformada. No es una repetición literal, sino una evolución en espiral. Así, su concepción del tiempo histórico se aleja del linealismo cartesiano y anticipa las visiones orgánicas de la historia. Esa es la innovación. Su voz suena tranquila, pero se siente como si hubiese dado un regaño.

El aula queda en total silencio. Por unos segundos, sólo se escucha el leve zumbido de la pantalla frente a ellos.

El profesor Martini asiente con respeto.

—Muy bien. Esa es, efectivamente, la clave. Vico propone un modelo cíclico pero no circular. Evolut Gracias, señorita Rossetti.

Sabrina mira al frente, con el mentón tenso y, sin que se den cuenta, su puño se aprieta; era inaudito que esa pobre idiota la dejara en ridículo.

Una mano se alza desde más atrás. Es Lucía, la joven de cabello oscuro atado en una trenza, que suele estar detrás de donde está sentada Aurora. Su voz es curiosa, sin desafío.

—Aurora, ¿dónde aprendiste todo eso? No me digas que estaba en el resumen de la plataforma, porque creo que no está allí.

Aurora vuelve a guardar la pluma en su estuche antes de responder.

—He leído a Vico, mucho. En italiano antiguo y en traducciones modernas. También leí sus cartas y los comentarios que le dedicó Gentile en 1910. No es tanto… saberlo, sino haberlo leído lo suficiente como para entender cómo pensaba.

Lucía la observa con atención. Esa joven tan segura no es el pobre títere que todos conocen. Luego sonríe con un gesto genuino.

—Bueno… me declaro oficialmente impresionada. Si algún día te sobra una tarde, me encantaría estudiar contigo. Me haría bien ver cómo estudias.

Aurora asiente, con esa amabilidad firme que no pide nada a cambio.

—Será un placer, señorita. La joven se ríe y Aurora se regaña mentalmente porque sabe que debe de dejar de hablar así.

Cuando la clase termina, Sabrina sale antes que nadie, sin mirar atrás. Su paso es más rápido de lo habitual. La rabia la consume como lava hirviente.

Lucía se acerca a Aurora al pie de la escalinata exterior, a eso de las dos de la tarde.

—No sé cómo haces —le dice—, pero cada vez que hablas parece que las palabras te buscan a ti, no al revés.

Aurora se encoge de hombros con una sonrisa leve.

—Hay cosas que no se eligen. Solo se recuerdan; la clave es leer y yo sé hacerlo.

Lucía la mira con curiosidad, pero no pregunta nada más.

Y Aurora agradece, en silencio, esa prudencia. Porque la verdad, incluso si pudiera decirla, no le serviría de nada. Nadie creería que en su interior aún respira el alma de una mujer que falleció en 1762, que conoce los márgenes de manuscritos que aún hoy nadie ha visto. Nadie debe saberlo. Nadie lo sabrá.

Aurora se siente satisfecha; sin planearlo, su primera batalla, aunque pequeña, ha sido ganada contra esa vil traidora. Aunque está dispuesta a vivir con dignidad y respeto por la ley, reconoce que las ganas de arreglar todo como Giuseppa lo haría están presentes y a cada momento las trata de controlar.

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Comments

Y M A 🤔

Y M A 🤔

Excelente historia escritora felicitaciones.

Es diferente a otras historia de reencarnación que he leído.
sigue actualizando te lo agradezco.

2025-05-05

5

Patricia Salvadores

Patricia Salvadores

Bellísima está Novela Marines Bacadare, .
Queremos ver la cara de Massimo cuando la vea , y se de cuenta que fue engañado por una víbora a quién le creyó todo lo malo .
Aurora Rossetti, o Guissepa 1 , Sabrina 0. jiji!!!

2025-05-05

5

Patricia Guzman Ceja

Patricia Guzman Ceja

eso es Aurora Guissepa ganaste una pequeña batalla,pero bien ganada,asi de ahi para delante no eres mas la marioneta de Sabrina tu disque amiga,hasta que la hagas pagar todo el mal que te hizo

2025-05-05

3

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