Avería enredosa

Los días transcurren igual que el anterior, salvo hoy, que es el día más divertido para mí. Ni en sueños. Es más estresante que entrenar a los cachorros. Y sí, es el día en que tengo que ir a la ciudad a comprar algunas cosas para la ferretería y la manada. No, no me gusta ir a la ciudad: hay mucha gente, mucho ruido, mucho de todo. Y bueno, no soy un lobo de ciudad, sino del campo o del bosque... o bueno, soy un pueblerino, y a mucha honra.

Subo a mi camioneta, la Zombie. Milagrosamente, sigue funcionando. Arranco el motor, que suena como una cafetera vieja, y salgo del bosque. Conduzco por la carretera, que está llena de baches y curvas. La pobre se mueve con dificultad, como si le costara respirar. A veces se acelera, a veces se frena, a veces se apaga.

Llego a la mitad del camino, donde hay una cuesta arriba. La camioneta empieza a subir, pero se nota que le cuesta. El motor se esfuerza, pero no da más.

—Ya dio el último suspiro. Tan tan tan taaaan —se burla River.

—Con golpecitos arranca, espera —le digo a River.

Me bajo de la camioneta y la rodeo con fastidio. Le doy una patada a la llanta.

—En serio, Zombie. ¿No podías apagarte cuesta abajo? ¿O en terreno llano? Ah, no. El señorito quiere malograrse justo aquí, en medio de la nada y cuesta arriba. ¿Qué te pasa, eh? ¿Te crees muy gracioso? Pues no lo eres. Eres un dolor de cabeza, eso es lo que eres.

Sin más, me pongo a empujar la camioneta con todas mis fuerzas. Sé que una vez que suba la cuesta, viene una cuesta abajo, y ahí podré subirme al carro, poner neutro y hacer que el motor prenda. O eso espero.

Mientras empujo la camioneta, escucho la voz de River.

—Vamos, Aksel, no te rindas —me dice River, alentador.

—No me rindo, River. Sigo empujando —le digo yo.

—Eso es, Aksel. Eres el alfa, y tienes que ser fuerte —me dice River con fingida admiración.

—Gracias, River.

—De nada, Aksel —me dice River, cariñoso—. ¿Eres feliz?

—Sí, River. Soy feliz.

—¿A pesar de la camioneta? —me dice River, incrédulo.

—Sí, River. A pesar de la camioneta —le digo yo, seguro.

—¿A pesar de que te deja tirado en medio de la nada? —me dice, escéptico.

—Sí, River. A pesar de eso.

—¿A pesar de que te hace pasar vergüenza y rabia? —me dice River, burlón.

—Sí, River —le digo yo, molesto.

—¿A pesar de que te hace pasar pena y coraje? —este ya se está divirtiendo con mi sufrimiento.

—Sí, River. A pesar de eso —le digo yo, irritado.

—¿A pesar de que te hace pasar trabajo y dolor? —me dice River, riéndose.

—¡Basta, River!

Estoy empujando la camioneta por la cuesta abajo, esperando que el motor se encienda de nuevo. Cuando lo hace, respiro aliviado y sigo manejando hasta la ciudad. Necesito comprar algunas cosas para la ferretería, la clínica de la manada y los cachorros que están estudiando. Estaciono la camioneta en un taller mecánico que queda cerca de la entrada de la ciudad. Le pido al mecánico que revise el motor y le cargue la batería.

—¿Qué le pasó a la camioneta? —me pregunta el mecánico.

—Se apagó subiendo una cuesta, así que tuve que empujarla y arrancarla en neutro.

—Uy, eso es muy peligroso.

—Lo sé, pero no tenía otra opción —le digo resignado.

—Bueno, déjame ver qué puedo hacer.

—Gracias.

Camino un par de cuadras hasta mi proveedor y elijo algunos modelos nuevos de herramientas, y otras cosas para reponer lo que falta en la ferretería. Me hacen la guía y quedamos en que me lo entregan en 48 horas en la dirección de la ferretería.

Decido ir un rato al centro comercial que está cerca, para ver en la librería los útiles que los chicos necesitan. En serio, creo que la profesora debería enseñarles a reciclar papel. Me ahorraría una fortuna en cuadernos. También me llevo lapiceros y colores. Veo que hay unos lápices que vienen en paquete extra grande, con diseño de princesas y otros de carros. No están en la lista, pero por lo menos que tengan algo lindo.

Doy una vuelta por el centro comercial y paso por una tienda de ropa para hombres. Miro algunas prendas por fuera. Pienso que tal vez podría comprarme algo. Pero niego con la cabeza y sigo caminando. No puedo gastar dinero en eso, porque es dinero que le debo a la manada.

Estoy mirando mi reflejo en una de las vitrinas y suspiro, resignado con mi imagen. Estoy sucio, por el trajín del carro. No parezco un alfa, parezco un vagabundo. Me pregunto dónde quedó ese muchacho de 16 años que quería hacer mil cosas antes de ser el alfa. Cómo hubiera sido mi vida si mis padres no me hubieran dejado solo. A mi alrededor veo a otros jóvenes de mi edad, haciendo cosas de jóvenes. Me pregunto cómo sería ser uno de ellos. Tener una vida normal, sin responsabilidades, sin problemas.

Salgo del centro comercial y avanzo unas calles hasta llegar a un pasaje. Ahí está la farmacia que busco. Ingreso y le paso la lista de los medicamentos y otros insumos para la clínica. Siempre vengo al mismo sitio porque el dueño era amigo de mi abuelo. Y claro que también es un hombre lobo, así que no me hace problemas con el pedido. Hay medicinas especiales que su señora hace para nuestra especie.

Una vez terminadas mis compras, vuelvo al taller. El mecánico me dice que ya ha terminado con la camioneta y que le ha puesto un motor de segunda.

—Te conseguí un motor de segunda, porque nuevo para ese modelo ya no existe o está muy caro —me dice el mecánico, orgulloso.

—¿Un motor de segunda? ¿Y eso funciona? —le digo yo, sorprendido.

—Claro que funciona. No es lo mismo que uno nuevo, pero es lo que hay. Tal vez puedas conseguir uno mejor en otro sitio, pero yo no lo tengo.

—¿Cuánto te debo? —le digo yo, agradecido.

—Te va a costar 100 por el servicio.

—¿100? Rayos, no pensé que fuera tanto. Se me va del presupuesto. —No sé qué hacer ahora. Si me quedo sin carro, ¿cómo llego a la manada?

—Bueno, es que el motor de segunda no es gratis. Y además, le tuve que hacer un mantenimiento completo al resto de la camioneta —me dice el mecánico, justificándose.

—Un mantenimiento completo. Solo quería que le cargaras la batería, o por lo menos que me durara para llegar a casa.

—Ya entiendo, pero si no lo hacía, arruinaría el motor que acabo de colocar. Y seguro pensarías que hice mal mi trabajo si te vuelves a quedar botado en medio de la nada.

—Déjame guardar mis cosas. Voy a ver si devuelvo algunas compras para completar el precio —y empiezo a sacar algunas cosas que les compré a los cachorros.

Estoy guardando mis cosas, pensando en devolver algunas compras para completar el precio. Les compré unas cosas a los cachorros que no son tan necesarias, como unos lápices de princesas y de carros. Tal vez pueda cambiarlos por algo más barato.

—¿Cuánto tienes, amigo? —me pregunta el mecánico, viendo que estoy dispuesto a devolver mis compras.

Estoy sacando todo el dinero que llevo encima. Unos 60 de la billetera, más unas monedas que caen de los bolsillos. Busco dentro de la guantera y encuentro otro poco más.

—82 con centavos —digo, esperando que me alcance.

—¿Siempre vienes a la ciudad?

—Sí, cada tres o cuatro semanas —le digo, sin entender su interés.

—Dame los 82 y prométeme que cuando regreses me completas lo que falta.

—¿Ah? ¿En serio? Gracias, gracias. No se preocupe. Ni bien venga por acá, le pago lo faltante —le digo, agradecido. Si pudiera, le haría un monumento a este hombre por lo bueno que es.

—Tranquilo, muchacho. Entiendo lo que es llegar con lo justo a fin de mes —me dice, recibiendo el dinero—. Ve con cuidado.

Estoy subiendo a la camioneta y saliendo del taller.

—Al parecer tenemos Zombie para rato —me dice River, bromeando.

—Sí, solo espero que se venda rápido la casa para estar tranquilos.

Estoy llegando a casa, pensando que una buena parte de los problemas se resolverían con esta venta. Por lo menos, con respecto a lo económico.

Y de repente, al día siguiente, se me cae la tortilla.

—Lo siento, Aksel, pero el cliente decidió no comprar la casa —me dice el hijo del Sr. White por teléfono.

—¿En serio? ¿Qué pasó? —le digo, frustrado. Ya me estaba haciendo planes con el dinero de la venta.

—Bueno, mi padre no te dijo. Ellos querían ver varias propiedades. Les pasé las fotos de tu casa para que tuvieran más opciones. Algunos prefieren casas así para usar solo el terreno —me dice, intentando disculparse.

Pero yo ya sabía que era poco probable que alguien en su sano juicio quisiera una casa abandonada.

—Ok, no pasa nada. Pero si puedes ofrecerla a otras personas, como casa o terreno, te lo agradecería. Supongo que algún día se podrá vender.

—Dalo por hecho. Y no te preocupes, mi padre te tiene aprecio. Mi padre me botaría si te pido comisión —me dice, riéndose. Yo no sabía que había que dar comisión para estas cosas.

—Gracias.

Cuelgo y me quedo en blanco, hasta que Mattheo me llama. Le digo que se encargue él un rato de atender y entro a mi oficina. Estoy sentado en mi silla, hablando solo, diciendo que no puedo creer mi mala suerte. Estaba esperanzado en vender la casa pronto, pero parece que el universo tenía otros planes para mí. Tal vez debería haber sacrificado una cabra o algo así para tener mejor suerte.

—¿Por qué no puedo tener un poco de suerte? —me pregunto.

—Solo es un pequeño retraso —me dice River, intentando darme ánimos.

—Vamos, toda mi vida es un chiste malo. No puedo creerlo. Debo de ser el peor alfa de la historia —digo, soltando toda mi frustración.

—No es verdad y lo sabes —me dice mi lobo.

—Mi padre sería el peor. Ves, ni en eso puedo ganar —intento reírme de mi tonto chiste.

De repente, mi risa se convierte en una rabieta. Estoy pataleando y dando vueltas por la oficina. ¡Ah! Cómo quisiera gritar, pero no puedo hacerlo porque, si me escuchan los clientes, ¿qué dirían?

Finalmente, sin querer, golpeo el estante y se caen algunos libros y cosas. Estoy parado, mirando el desorden en el suelo. No puedo creer que he dejado que la situación me afecte tanto. No me queda otra que reírme de mi mala suerte y empezar a acomodar las cosas.

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Comments

Alondra Roblero

Alondra Roblero

jaja amigo o hater amo al lobo 🐺

2025-05-28

1

Valeria Romero

Valeria Romero

Jajajaja típico de los mecánicos hacen de más 🙄🙄

2025-05-25

2

Greiselyn lisbeth

Greiselyn lisbeth

si todo se complica es porque vas por buen camino ánimo😊

2025-05-21

2

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