Capítulo 2 — El mundo desde la cuna

Despertar es extraño.

No porque duela, ni porque sea confuso, sino porque todo parece tan... vivo. Los colores, los sonidos, incluso el silencio. No sé cómo explicar lo que siento, pero hay algo dentro de mí que ya lo entiende todo, como si antes de llegar aquí, ya hubiera estado en otro lugar, diferente, silencioso... y menos cálido.

La cuna me envuelve con sus barrotes blancos, altos como los muros de un castillo. El techo es liso, con una lámpara que no brilla, pero que cuelga como un sol dormido. Me muevo apenas, sintiendo la suavidad de la mantita que me rodea. Huele a jabón y a mamá.

Y entonces... la veo.

—Buenos días, mi amor —susurra una voz que conozco desde antes de abrir los ojos por primera vez. Suave, dulce, como si cada palabra me acariciara la piel.

Sus brazos me levantan con tanta delicadeza que por un segundo me siento flotando. El mundo cambia de ángulo y ahora puedo verla bien: su cabello oscuro brilla como la noche, sus ojos color miel están llenos de ternura, y sus labios suaves se acercan para darme una lluvia de besitos por la frente y las mejillas.

—Mi preciosa Alice... eres tan hermosa —susurra como si estuviera contándome un secreto que sólo nos pertenece a las dos.

Y entonces aparece él. Su presencia es distinta, más firme, como una sombra cálida. Sale del baño secándose el cabello azulado con una toalla. Su cuerpo es grande, fuerte, pero en su mirada hay algo que sólo aparece cuando me mira a mí y a mamá.

Se acerca, con gotas aún en su cuello, y besa a mamá en los labios. Luego me mira.

—¿Y cómo amaneció mi niña? —dice, y su voz suena más grave, más profunda... pero familiar.

Apoya sus labios en mi frente y ese beso me deja una sensación extraña: seguridad. Como si nada pudiera pasar mientras él esté cerca.

Mamá me cambia el pañal y me pone una ropita suave con dibujos pequeños. Me habla mientras lo hace, como si cada botón fuera una conversación.

—Hoy vamos a desayunar todos juntos. Tus hermanos ya están abajo. Vas a ver, Alice... son un caos —ríe, y esa risa es una melodía que me gustaría guardar para siempre.

Bajamos por unas escaleras que crujen un poco, pero mamá las domina como si el suelo le obedeciera. Y entonces los veo.

Cinco figuras distintas, ruidosas, cada una con su energía, su forma de existir.

Los trillizos están sentados en fila. El de cabello negro me lanza una mirada seria, pero hay un destello travieso detrás de ella. El de cabello azul calla, comiendo con calma, y sus ojos casi ni parpadean. El tercero bromea, habla y hace reír a todos, incluyendo a un pequeño de rizos despeinados que debe ser Valentín.

Benjamín está leyendo una hoja mientras come. No habla. Sólo asiente de vez en cuando como si su cabeza estuviera en otro universo.

—¡Aquí está la reina de la casa! —dice Axel, el más hablador, y todos voltean.

Siento sus miradas. No me asustan. Me observan como si esperaran algo de mí, como si supieran que mi llegada lo ha cambiado todo.

Mamá me sienta en una sillita especial y empieza a darme de comer con una cucharita color verde. Su voz no calla, me cuenta cosas que no entiendo, pero que me hacen sentir... amada.

Papá toma su maletín y besa a todos en la cabeza.

—Comportarse, muchachos. Y cuiden a su madre.

—¡Sí, señor! —grita Alan en tono de burla, y todos ríen mientras mamá niega con la cabeza.

Los chicos salen uno a uno. La puerta se cierra, y el silencio vuelve poco a poco. Mamá recoge la mesa, tararea una canción suave, y después me acuna contra su pecho.

—Es hora de tu siesta, mi cielo.

La habitación está tibia. El sol entra por la ventana con la suavidad de una caricia. Mamá me arropa, me besa la frente y se queda ahí un momento, mirándome como si yo fuera la respuesta a una pregunta que siempre tuvo miedo de hacer.

—Algún día vas a crecer... y sé que el mundo te va a mirar distinto —susurra—. Pero prométeme algo... Nunca dejes de ser tú.

Quisiera decirle que sí. Que no tengo intención de ser otra cosa. Pero no puedo hablar. Aún.

Solo cierro los ojos.

Y mientras el sueño me arrastra, algo dentro de mí susurra una promesa:

El mundo no me verá como soy. Me verá como yo quiera que me vea.

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Yerlis Ramos

Yerlis Ramos

Hermoso Capitulo.

2025-05-08

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Capítulos
1 Saludo de la autora e introducción
2 Capítulo 1 – El principio de la sombra
3 Capítulo 2 — El mundo desde la cuna
4 Capítulo 3 – El sonido de la risa
5 Capítulo 4 – Un año de risas, un año de amor
6 Capítulo 5 — Pasos pequeños, corazones gigantes
7 Capítulo 6: Y el tiempo no se detuvo
8 Capítulo 7: Una casa sin papás
9 Capítulo 8: Cuando el cielo se volvió casa
10 Capítulo 9: El día en que todos crecieron
11 Capítulo 10: Cartas que llegan tarde, pero a tiempo
12 Capítulo 11: El legado de la sangre
13 Capítulo 12: Secretos en la noche
14 Capítulo 13: Herencia de sombras y fuerza
15 Capítulo 14: Sombras bajo mi piel
16 Capítulo 15: Fantasmas en mi memoria
17 Capítulo 16 – Heredar el infierno
18 Capitulo 17: El inicio de una obsesión
19 Capítulo 18 – Ojos que se clavan, corazones que se cierran
20 Capítulo 19 – Lo que no se dice, lo que no se olvida
21 Capítulo 20 – Relaciones Frías, Deseos Ardientes
22 Capítulo 21— “La primera mirada”
23 Capítulo 22 — “El nombre de la rival”
24 Capítulo 23 — “El disparo”
25 Capítulo 24 — “En el filo del abismo"
26 Capítulo 25 — “Y despertó”
27 Capítulo 26 — “Como si me conociera de antes”
28 Capítulo 27— “Verdades entre líneas”
29 Capítulo 27 – Miradas que inquietan
30 Capítulo 28 – El sótano
31 Capítulo 29 – Sangre bajo la sonrisa
32 Capítulo 30 – Sangre llama a sangre
33 Capítulo 31 – La sangre no miente
34 Capítulo 32 – El primer beso
35 Capítulo 33 – Tan cerca que duele
36 Capítulo 34 – El perfume que no se va
37 Capítulo 35 – Conversaciones peligrosas y secretos familiares
38 Capítulo 36 – Pensamientos prohibidos
39 Capítulo 37 – Confusión y fuga
40 Capítulo 38 – Primeros movimientos
41 Capítulo 39 – Celos, control y negocios peligrosos
Capítulos

Updated 41 Episodes

1
Saludo de la autora e introducción
2
Capítulo 1 – El principio de la sombra
3
Capítulo 2 — El mundo desde la cuna
4
Capítulo 3 – El sonido de la risa
5
Capítulo 4 – Un año de risas, un año de amor
6
Capítulo 5 — Pasos pequeños, corazones gigantes
7
Capítulo 6: Y el tiempo no se detuvo
8
Capítulo 7: Una casa sin papás
9
Capítulo 8: Cuando el cielo se volvió casa
10
Capítulo 9: El día en que todos crecieron
11
Capítulo 10: Cartas que llegan tarde, pero a tiempo
12
Capítulo 11: El legado de la sangre
13
Capítulo 12: Secretos en la noche
14
Capítulo 13: Herencia de sombras y fuerza
15
Capítulo 14: Sombras bajo mi piel
16
Capítulo 15: Fantasmas en mi memoria
17
Capítulo 16 – Heredar el infierno
18
Capitulo 17: El inicio de una obsesión
19
Capítulo 18 – Ojos que se clavan, corazones que se cierran
20
Capítulo 19 – Lo que no se dice, lo que no se olvida
21
Capítulo 20 – Relaciones Frías, Deseos Ardientes
22
Capítulo 21— “La primera mirada”
23
Capítulo 22 — “El nombre de la rival”
24
Capítulo 23 — “El disparo”
25
Capítulo 24 — “En el filo del abismo"
26
Capítulo 25 — “Y despertó”
27
Capítulo 26 — “Como si me conociera de antes”
28
Capítulo 27— “Verdades entre líneas”
29
Capítulo 27 – Miradas que inquietan
30
Capítulo 28 – El sótano
31
Capítulo 29 – Sangre bajo la sonrisa
32
Capítulo 30 – Sangre llama a sangre
33
Capítulo 31 – La sangre no miente
34
Capítulo 32 – El primer beso
35
Capítulo 33 – Tan cerca que duele
36
Capítulo 34 – El perfume que no se va
37
Capítulo 35 – Conversaciones peligrosas y secretos familiares
38
Capítulo 36 – Pensamientos prohibidos
39
Capítulo 37 – Confusión y fuga
40
Capítulo 38 – Primeros movimientos
41
Capítulo 39 – Celos, control y negocios peligrosos

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