Capitulo 4

Zaira sintió cómo la respiración se le enredaba en el pecho cuando Leonardo, sin apartar su mirada gris y penetrante, abandonó su centro.

—Aah... —susurró, apenas un soplo de voz.

Él gruñó bajo, un sonido primitivo que vibró contra su garganta mientras la alzaba en brazos sin esfuerzo, llevándola a través de la habitación.

Zaira se aferró a su cuello, sintiendo el latido firme bajo su piel, el aroma envolviéndola, marcándola. Cada paso que daba retumbaba en sus oídos como un tambor de guerra.

Leonardo la dejó caer sobre la cama, con una rudeza medida, como un lobo depositando su presa.

Las sábanas crujieron bajo su peso.

El techo giró sobre su cabeza unos segundos, pero su visión se enfocó en él: de pie frente a la cama, terminaba de desabrochar la camisa con una lentitud que la torturaba.

Cada centímetro de piel expuesta era una promesa peligrosa: el pecho firme, marcado por músculos tensos; tatuajes dibujando una línea hasta desaparecer bajo el cinturón de sus pantalones. Una cicatriz cruzaba su abdomen, una marca que hablaba de historias no contadas.

Zaira tragó saliva, sintiendo cómo la boca se le secaba mientras su vientre se apretaba de anticipación.

Leonardo lanzó la camisa a un lado, y en dos zancadas estuvo sobre ella, cubriéndola con su sombra.

Sus manos encontraron el borde del vestido y lo deslizó lentamente hacia arriba, como desnudándola palmo a palmo, mientras sus labios exploraban el camino: su vientre tembloroso, la curva de su cintura, el suave valle entre sus costillas.

Zaira jadeó, arqueando la espalda contra la cama, su cuerpo reaccionando a cada caricia como si su piel fuera pólvora y Leonardo la chispa que la incendiaba.

Cuando finalmente el vestido quedó arrugado alrededor de su cintura, Leonardo se incorporó lo suficiente para mirarla: la ropa interior de encaje apenas cubriéndola y muy empapada, su piel erizada, sus ojos entrecerrados suplicando algo que ella no podía nombrar.

—Estás preciosa así... —murmuró, su voz rasposa como terciopelo gastado.

Sus dedos, firmes, pero reverentes, trazaron la línea de sus costillas, bajaron hacia sus caderas, apretándola como para memorizar cada curva.

Zaira soltó un gemido ahogado cuando sintió sus labios en la parte interna de su muslo, su aliento cálido deslizándose hacia zonas donde ningún hombre había tocado jamás de ese modo.

Leonardo mordisqueó suavemente la piel sensible, arrancándole un espasmo, antes de deslizar lentamente la tela de su ropa interior por sus piernas.

El aire frío rozó su intimidad desnuda, haciéndola temblar.

Entonces, sin advertencia, Leonardo se inclinó y la besó allí, directo, sin pudor.

Zaira soltó un grito entrecortado, aferrándose a las sábanas como si pudiera anclar su alma a algo mientras su cuerpo se arqueaba involuntariamente hacia él.

La lengua de Leonardo era implacable, lenta y profunda, explorándola, saboreándola como si fuera un manjar exquisito.

Cada movimiento enviaba olas de placer brutales que la dejaban sin aliento, con lágrimas nublándole los ojos de pura intensidad.

—Aaah... —sollozó, sus caderas moviéndose erráticamente contra su boca, su voz quebrada entre súplicas y gemidos.

Leonardo gruñó algo ininteligible contra su piel, como si su deseo fuera un monstruo que apenas podía contener, y la sujetó de las caderas para dominar sus temblores.

Cuando Zaira estuvo al borde del abismo, llorando de necesidad, él se apartó.

Ella gimió de protesta, pero no tuvo tiempo de rogar.

Leonardo se desabrochó el cinturón, bajó la cremallera con un sonido casi obsceno en la habitación silenciosa, y liberó su erección pesada, gruesa, que palpitaba con urgencia.

Zaira lo miró con ojos dilatados por el deseo, el miedo y la fascinación.

—No temas... —susurró él, acariciándole el rostro con una ternura inesperada—. Esta noche solo sabrás de mí... de lo que puedo hacerte sentir.

Y entonces, lentamente, se acomodó entre sus piernas.

La punta de su pe** encontró su entrada ya húmeda y temblorosa, rozándola apenas, provocándola.

Zaira soltó un gemido quebrado, su cuerpo suplicando más.

Con un gruñido contenido, Leonardo empujó, entrando en ella en un movimiento firme y profundo que la dejó sin aliento.

Zaira soltó un grito ahogado, aferrándose a sus hombros, sintiendo cómo la llenaba, cómo la reclamaba desde dentro.

Él se detuvo unos segundos, jadeando contra su cuello, dándole tiempo para acostumbrarse a su tamaño, a la sensación abrumadora de ser poseída tan completa y brutalmente.

—Tan apretada, tan perfecta... —murmuró contra su oído, su voz cargada de un placer salvaje que la hizo estremecer.

Cuando Zaira movió las caderas, buscando más, Leonardo soltó una maldición y empezó a moverse.

El ritmo fue lento al principio, casi tortuoso, cada estocada profunda rozando un punto dentro de ella que la hacía ver estrellas.

La habitación se llenó del sonido de sus cuerpos chocando, de sus gemidos, de sus nombres susurrados como plegarias.

Leonardo la besaba con desesperación, alternando entre su boca, su cuello, sus pechos, dejando rastros ardientes de su lengua y dientes en su piel sensible.

El mundo desapareció.

Solo existía el vaivén de sus cuerpos, el calor que los envolvía, la electricidad que chispeaba en el aire cada vez que sus ojos se encontraban.

Cuando el ritmo se volvió frenético, salvaje, Zaira sintió cómo algo dentro de ella se rompía, una presa que se quebraba bajo la intensidad insoportable.

Gritó al correrse, su cuerpo sacudido por oleadas de placer brutales.

Leonardo la siguió poco después, enterrándose profundamente, derramándose dentro de ella con un gruñido gutural, temblando contra su cuerpo como si ella hubiera sido su condena y su salvación al mismo tiempo.

Durante largos segundos, solamente hubo respiraciones entrecortadas, corazones desbocados y el peso de sus cuerpos entrelazados.

Leonardo apoyó su frente en la de ella, sus ojos cerrados, su aliento mezclándose.

Zaira sintió lágrimas calientes resbalar por sus sienes, sin saber si eran de alivio, de miedo o de la intensidad brutal de lo que acababan de compartir.

Él las besó sin decir palabra, sus labios recogiendo cada lágrima con una devoción que la desarmó.

—Descansa muñeca —Susurro Leonardo.

No sabía que le pasaba, pero Zaira no había sido otra más del montón, con ella todo había sido diferente.

Desde el momento en que se para él, se hizo difícil hasta el momento en que su cuerpo reaccionaba a ella con un deseo abrumador.

Más populares

Comments

Betty Saavedra Alvarado

Betty Saavedra Alvarado

Zaira el alcohol te nublo la razón Leonardo.se aprovecho de ti se llevó tu virginidad ahora tu mundo ya no será lo mismo

2025-04-29

16

Karina Vazquez Gonzalez

Karina Vazquez Gonzalez

que empiece el amor de ellos dos porque se lo merecen talvehz la. amiga hizo algo malo que no tenía que hacer ..más sin embargo la llevo a encontrar el amor

2025-04-29

15

Mar

Mar

quiero maratón loca , dame un lindo maraton /Sob//Sob//Sob//Sob/

2025-04-29

28

Total
Capítulos
1 Prólogo
2 Capitulo 1
3 Capitulo 2
4 Capitulo 3
5 Capitulo 4
6 Capitulo 5
7 Capitulo 6
8 Capitulo 7
9 Capitulo 8
10 Capitulo 9
11 Capitulo 10
12 Capitulo 11
13 Capitulo 12
14 Capitulo 13
15 Capitulo 14
16 Capitulo 15
17 Capitulo 16
18 Capitulo 17
19 Capitulo 18
20 Capitulo 19
21 Capitulo 20
22 Capitulo 21
23 Capitulo 22
24 Capitulo 23
25 Capitulo 24
26 Capitulo 25
27 Capitulo 26
28 Capitulo 27
29 Capitulo 28
30 Capitulo 29
31 Capitulo 30
32 Capitulo 31
33 Capitulo 32
34 Capitulo 33
35 Capitulo 34
36 Capitulo 35
37 Capitulo 36
38 Capitulo 37
39 Capitulo 38
40 Capitulo 39
41 Capitulo 40
42 Capitulo 41
43 Capitulo 42
44 Capitulo 43
45 Capitulo 44
46 Capitulo 45
47 Capitulo 46
48 Capitulo 47
49 Capitulo 48
50 Capitulo 49
51 Capitulo 50
52 Capitulo 51
53 Capitulo 52
54 Capitulo 53
55 Capitulo 54
56 Capitulo 55
57 Capitulo 56
58 Capitulo 57
59 Capitulo 58
60 Capitulo 59
61 Capitulo 60
62 Capitulo 61
63 Capitulo 62
64 Capitulo 63
65 Capitulo 64
66 Capitulo 65
67 Capitulo 66
68 Capitulo 67
69 Capitulo 68
70 Capitulo 69
71 Capitulo 70
72 Capitulo 71
73 Capitulo 72
74 Capitulo 73
75 Capitulo 74
76 Capitulo 75
77 Capitulo 76
78 Capitulo 77
79 Capitulo 78
80 Capitulo 79 Final
81 Epílogo 1
82 Epílogo 2
83 Agradecimiento
Capítulos

Updated 83 Episodes

1
Prólogo
2
Capitulo 1
3
Capitulo 2
4
Capitulo 3
5
Capitulo 4
6
Capitulo 5
7
Capitulo 6
8
Capitulo 7
9
Capitulo 8
10
Capitulo 9
11
Capitulo 10
12
Capitulo 11
13
Capitulo 12
14
Capitulo 13
15
Capitulo 14
16
Capitulo 15
17
Capitulo 16
18
Capitulo 17
19
Capitulo 18
20
Capitulo 19
21
Capitulo 20
22
Capitulo 21
23
Capitulo 22
24
Capitulo 23
25
Capitulo 24
26
Capitulo 25
27
Capitulo 26
28
Capitulo 27
29
Capitulo 28
30
Capitulo 29
31
Capitulo 30
32
Capitulo 31
33
Capitulo 32
34
Capitulo 33
35
Capitulo 34
36
Capitulo 35
37
Capitulo 36
38
Capitulo 37
39
Capitulo 38
40
Capitulo 39
41
Capitulo 40
42
Capitulo 41
43
Capitulo 42
44
Capitulo 43
45
Capitulo 44
46
Capitulo 45
47
Capitulo 46
48
Capitulo 47
49
Capitulo 48
50
Capitulo 49
51
Capitulo 50
52
Capitulo 51
53
Capitulo 52
54
Capitulo 53
55
Capitulo 54
56
Capitulo 55
57
Capitulo 56
58
Capitulo 57
59
Capitulo 58
60
Capitulo 59
61
Capitulo 60
62
Capitulo 61
63
Capitulo 62
64
Capitulo 63
65
Capitulo 64
66
Capitulo 65
67
Capitulo 66
68
Capitulo 67
69
Capitulo 68
70
Capitulo 69
71
Capitulo 70
72
Capitulo 71
73
Capitulo 72
74
Capitulo 73
75
Capitulo 74
76
Capitulo 75
77
Capitulo 76
78
Capitulo 77
79
Capitulo 78
80
Capitulo 79 Final
81
Epílogo 1
82
Epílogo 2
83
Agradecimiento

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play