Capítulo 5 – Los que odian en silencio

Las palabras del mensaje no se borraban de su mente.

“Hay otros que también odian.”

Víctor lo había leído tantas veces en su cabeza que ya no sabía si era real o si su mente, desgastada por el castillo, lo había inventado.

Pero algo cambió después de ese pergamino.

Los pasillos del castillo ya no se sentían tan vacíos. Las sombras parecían más gruesas. Los sirvientes… más tensos. Como si algo se estuviera gestando bajo las capas de piedra y costumbre.

Y él lo sentía.

Como un susurro en los huesos.

---

La rutina no perdonaba. Lo despertaron con un cubo de agua helada directo al rostro.

—Arriba, basura —dijo un guardia con voz ronca—. Hoy limpiarás los ventanales del salón norte. Y ni pienses en romper uno… si no quieres que te rompan los dientes.

Lo empujaron por los corredores.

En el trayecto, cruzó la mirada con un sirviente que jamás había visto antes. Un joven delgado, con cicatrices en el rostro y mirada ausente. Llevaba un saco de papeles. Tropezó, y uno de esos papeles cayó a los pies de Víctor.

El guardia lo empujó sin detenerse. Pero antes de irse, el joven susurró sin mover los labios:

—Busca el pasillo del ciervo. Cuarta piedra suelta, al amanecer.

Y siguió caminando.

Víctor no reaccionó. No podía. No debía.

Pero cada palabra quedó tatuada en su mente como fuego.

---

Esa noche, fingió dormir.

Los demás niños roncaban. La humedad del calabozo era insoportable. Pero él… solo escuchaba.

Cuando los pasos de los guardias se alejaron, se levantó.

Descalzo. Silencioso.

Cruzó los corredores como una sombra. Ya no era el niño miedoso de hace dos años. Era algo distinto. Algo más frío. Más preciso.

Encontró el pasillo del ciervo: una galería olvidada, decorada con tapices viejos que mostraban escenas de caza. El animal tallado en el arco del muro era imponente, con los ojos vacíos como la esperanza en Belfast.

Contó las piedras.

Una. Dos. Tres…

Cuatro.

Tocó.

Nada.

Empujó.

La piedra cedió apenas. Un clic. Un respiro.

Un tramo de la pared se deslizó con un sonido seco.

Oscuridad.

Pero no una oscuridad común.

Era densa. Cálida. Viva.

Avanzó.

---

El pasadizo llevaba hacia abajo. Mucho más profundo de lo que había imaginado. Las paredes estaban cubiertas de símbolos… los mismos que había visto grabados en su celda, en la cocina, en la biblioteca.

No era casualidad.

No era imaginación.

No estaba loco.

Al final del túnel, una cámara subterránea. No había oro. Ni joyas. Solo un altar de piedra agrietado, rodeado de velas apagadas. Y detrás, un mural oculto, cubierto por siglos de polvo.

Lo limpió con las manos temblorosas.

La imagen era clara:

Un niño de ojos oscuros, de pie entre ruinas… y a su alrededor, figuras arrodilladas. Figuras con coronas.

Víctor retrocedió.

No entendía lo que veía. No todavía.

Pero sintió algo.

Como si el castillo lo estuviera llamando. Como si algo enterrado quisiera despertar.

—Llegaste —dijo una voz.

Giró.

El joven de las cicatrices lo observaba desde la entrada, sosteniendo una linterna tenue.

—Te están buscando —dijo—. Pero aún no saben dónde. Aún no saben lo que eres.

—¿Quién eres?

—Uno que también odia.

El joven se agachó junto al altar. Abrió una pequeña rendija en la base. Dentro, había pergaminos, objetos cubiertos con telas, documentos viejos.

Y símbolos. Muchos símbolos.

—No tienes que entenderlo todo ahora —añadió el joven—. Solo escucha. Hay más como tú. Más que odian a Carlos. A Vanessa. A esta mentira de reino. Solo necesitamos tiempo. Y tú… eres nuestra esperanza. Aunque no lo sepas.

Víctor no dijo nada.

Solo miraba el mural.

Y el fuego empezaba a encenderse dentro.

---

Esa madrugada, regresó a su celda sin ser visto.

Sus pies estaban sucios. Sus manos llenas de polvo antiguo. Pero en su interior, algo se había movido.

Ya no era solo dolor.

Era propósito.

Y aunque aún no conocía su destino… sabía que no lo viviría arrodillado.

Capítulo 5 – Los que odian en silencio (Parte 2)

El joven de las cicatrices se llamaba Eran.

No dijo su nombre al principio. No explicó por qué lo ayudaba. Solo dejó caer frases sueltas como hojas en el viento.

—No eres el primero que traen aquí.

—Pero sí eres el único que ha durado tanto.

—Ellos creen que te están rompiendo… pero no entienden lo que han despertado.

Eran conocía los pasadizos. Las rutas antiguas que habían quedado selladas tras guerras olvidadas. Conocía los nombres de los nobles que fingían lealtad al trono, pero que por las noches, mascaban su resentimiento con vino amargo.

Y sobre todo, conocía las marcas.

—Son más viejas que Belfast. Más viejas que Carlos. No fueron hechas por hombres… sino por los que vinieron antes. Los que dejaron poder enterrado.

Víctor no preguntó mucho.

No confiaba del todo.

Pero algo en Eran le parecía… familiar.

Dolor. Rabia. Hambre de justicia.

---

La conexión fue interrumpida bruscamente a los pocos días.

Durante una cena pública, Carlos organizó un evento de falsa caridad. Invitó a nobles, sirvientes, soldados… y al centro del salón, encadenado como parte del espectáculo, estaba Víctor.

Vestido con ropas harapientas, con la piel manchada por el hollín de las cocinas, fue presentado como “el ejemplo de obediencia”.

Carlos habló alto, entre risas de los asistentes:

—Este muchacho llegó a nosotros como un salvaje. Un niño sin familia, sin rumbo. Pero en nuestro castillo ha aprendido el valor de la disciplina… y del castigo.

Vanessa brindó. Lilith se carcajeó desde su silla decorada con marfil. Todos aplaudieron.

Todos menos Eran, que observaba desde las sombras.

Carlos chasqueó los dedos. Un guardia trajo una cubeta de agua sucia. Otra, llena de comida descompuesta.

—Demuéstrales lo que has aprendido —ordenó Carlos.

Víctor no se movió.

Carlos se acercó.

—Te dije que demostraran obediencia, no silencio.

Víctor bajó la cabeza.

Y lentamente… metió la mano en el agua.

La sala rió. Los nobles aplaudieron como hienas. Vanessa cruzó las piernas con una sonrisa torcida.

Lilith lanzó otra fruta al suelo.

Pero esa noche, algo fue diferente.

Víctor no sintió vergüenza. Ni humillación. Ni miedo.

Sintió desdén.

Por todos.

Porque mientras ellos se reían, mientras lo trataban como un bufón… él memorizaba sus rostros, sus nombres, sus debilidades.

Y cada carcajada era un ladrillo más en la torre de su futura venganza.

---

Al terminar la noche, encerrado nuevamente en su celda, no lloró.

Solo repasó mentalmente lo que había visto:

—Eran estaba allí. Observando.

—Tres nobles rieron menos que los demás.

—Un símbolo nuevo en el suelo del salón, tallado con una línea casi invisible.

Y un pensamiento lo acompañó en la oscuridad:

No soy el único.

No estoy solo.

Solo tengo que esperar el momento exacto para golpear.

Y cuando lo haga… todo caerá.

Capítulos
1 Capítulo 1 – La Orden del Rey
2 Capítulo 2 – El Niño sin Nombre
3 Capítulo 3 – El Espectáculo del Silencio
4 Capítulo 4 – Donde el silencio respira
5 Capítulo 5 – Los que odian en silencio
6 Capítulo 6 – Donde el veneno no duerme
7 Capítulo 7 – El susurro bajo la corona
8 Capítulo 8 – Donde la luz no entra
9 Capítulo 9 – El Silencio Antes del Grito
10 Capítulo 10 – Entre Sombras y Raíces
11 Capítulo 11 – Despertar en Tierra Prohibida
12 Capítulo 12 – La Semilla del Odio
13 Capítulo 13 – Bajo la Corteza del Gran Árbol
14 Capítulo 14 – Ecos Dormidos
15 Capítulo 15 – El Decreto del Rey
16 Capítulo 16 – A Través del Silencio del Bosque
17 Capítulo 17 – El rugido sobre los cielos grises
18 Capítulo 18 – El susurro del filo imposible
19 Capítulo 19 – Voces en las raíces
20 Capítulo 20 – Un paso fuera del refugio
21 Capítulo 21 – Falsas sonrisas, oscuros festejos
22 Capítulo 22 – El eco del nuevo nombre
23 Capítulo 23 – Los Susurros del Bosque
24 Capítulo 24 – El Primer Paso Hacia el Abismo
25 Capítulo 25 – El Regreso de la Tormenta
26 Capítulo 26 – Algo Se Mueve en las Sombras
27 Capítulo 27 – El Encuentro con el Rey
28 Capítulo 28 – Un Primer Paso Hacia el Control
29 Capítulo 29 – Reflexiones de un Nuevo Comienzo
30 Capítulo 30 – El Rugido del Dragón
31 Capítulo 31 – Cautela en Territorio Enemigo
32 Capítulo 32 – Un encuentro en las calles del Reino de Belfast
33 Capítulo 33 – La aparición de Kari
34 Capítulo 34 – Un pequeño respiro
35 Capítulo 35 – La casa del nuevo comienzo
36 Capítulo 36 – La verdad revelada
37 Capítulo 37 – Un nuevo comienzo
38 Capítulo 38: Doble Vida
39 Capítulo 39 – Cambios del tiempo
40 Capítulo 40 —“Feliz cumpleaños, Luci y Lucia”
41 Capítulo 41 – Ecos de un Pasado Sangriento
42 Capítulo 42 – Sombras que se Cruzan
43 Capítulo 43 – Refugio entre la calma
44 Capítulo 44: La llegada de la princesa Luisa
45 Capítulo 45: Ecos en el castillo
46 Capítulo 46 – Un Recuerdo Incómodo
47 Capítulo 47 – El Juego Comienza
48 Capítulo 48 – Ecos del Pasado
49 Capítulo 49 – El eco de la venganza
50 Capítulo 50 – El rugido del pasado
51 Capítulo 51 – Máscaras caídas
Capítulos

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1
Capítulo 1 – La Orden del Rey
2
Capítulo 2 – El Niño sin Nombre
3
Capítulo 3 – El Espectáculo del Silencio
4
Capítulo 4 – Donde el silencio respira
5
Capítulo 5 – Los que odian en silencio
6
Capítulo 6 – Donde el veneno no duerme
7
Capítulo 7 – El susurro bajo la corona
8
Capítulo 8 – Donde la luz no entra
9
Capítulo 9 – El Silencio Antes del Grito
10
Capítulo 10 – Entre Sombras y Raíces
11
Capítulo 11 – Despertar en Tierra Prohibida
12
Capítulo 12 – La Semilla del Odio
13
Capítulo 13 – Bajo la Corteza del Gran Árbol
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Capítulo 14 – Ecos Dormidos
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Capítulo 15 – El Decreto del Rey
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Capítulo 16 – A Través del Silencio del Bosque
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Capítulo 17 – El rugido sobre los cielos grises
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Capítulo 18 – El susurro del filo imposible
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Capítulo 19 – Voces en las raíces
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Capítulo 20 – Un paso fuera del refugio
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Capítulo 21 – Falsas sonrisas, oscuros festejos
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Capítulo 22 – El eco del nuevo nombre
23
Capítulo 23 – Los Susurros del Bosque
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Capítulo 24 – El Primer Paso Hacia el Abismo
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Capítulo 25 – El Regreso de la Tormenta
26
Capítulo 26 – Algo Se Mueve en las Sombras
27
Capítulo 27 – El Encuentro con el Rey
28
Capítulo 28 – Un Primer Paso Hacia el Control
29
Capítulo 29 – Reflexiones de un Nuevo Comienzo
30
Capítulo 30 – El Rugido del Dragón
31
Capítulo 31 – Cautela en Territorio Enemigo
32
Capítulo 32 – Un encuentro en las calles del Reino de Belfast
33
Capítulo 33 – La aparición de Kari
34
Capítulo 34 – Un pequeño respiro
35
Capítulo 35 – La casa del nuevo comienzo
36
Capítulo 36 – La verdad revelada
37
Capítulo 37 – Un nuevo comienzo
38
Capítulo 38: Doble Vida
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Capítulo 39 – Cambios del tiempo
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Capítulo 40 —“Feliz cumpleaños, Luci y Lucia”
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Capítulo 41 – Ecos de un Pasado Sangriento
42
Capítulo 42 – Sombras que se Cruzan
43
Capítulo 43 – Refugio entre la calma
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Capítulo 44: La llegada de la princesa Luisa
45
Capítulo 45: Ecos en el castillo
46
Capítulo 46 – Un Recuerdo Incómodo
47
Capítulo 47 – El Juego Comienza
48
Capítulo 48 – Ecos del Pasado
49
Capítulo 49 – El eco de la venganza
50
Capítulo 50 – El rugido del pasado
51
Capítulo 51 – Máscaras caídas

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