Capítulo 4 – Donde el silencio respira

El castillo de Belfast era un monstruo. No de carne ni hueso, sino de piedra, ecos y pasillos sin fin. Respiraba en las noches, crujía en los días, y murmuraba en sus rincones más antiguos. Nadie hablaba de eso. Pero Víctor lo sentía.

Había algo bajo el suelo. Algo que no dormía.

---

Esa mañana, como otras tantas, fue sacado de su celda con brusquedad. Los guardias no decían nada. Solo lo llevaban, arrastrándolo entre corredores fríos y escaleras que descendían demasiado. No hacia las zonas nobles. No hacia los jardines.

Sino más abajo.

Hacia el corazón oculto del castillo.

—Aquí no traen a cualquiera —dijo uno de los guardias con un tono que no supo si era amenaza o advertencia.

El corredor era estrecho. Las antorchas apenas iluminaban las paredes húmedas. El aire olía a moho, a encierro, a cosas que no debían ser recordadas.

Finalmente llegaron a una sala circular, vacía salvo por una silla de hierro en el centro, encadenada al suelo. No había gritos allí. Solo el eco del goteo de agua y un zumbido lejano. Algo antiguo. Como un corazón latiendo bajo la piedra.

Lo ataron sin decir nada.

Y se fueron.

Lo dejaron solo.

---

Horas.

Días.

No lo sabía.

No había ventanas, ni relojes. Solo su respiración y el dolor del cuerpo. A veces escuchaba pasos. A veces risas apagadas. A veces… su propio nombre susurrado por voces que no estaban allí.

—Víctor…

Abrió los ojos. Nadie.

—Víctor…

La voz venía del muro. O de su mente. Era imposible saberlo.

—Están observando.

—¿Quién?

No hubo respuesta.

Solo el símbolo. El mismo de su celda. Grabado en la piedra, ahora más visible. Más definido. No era alucinación. Estaba allí. En la pared frente a él, brillando apenas con una luz grisácea.

Y entonces… algo pasó.

Uno de los muros se movió.

No con violencia. No con estruendo. Sino con un susurro, como si respondiera a su presencia.

Una rendija se abrió en la piedra, mostrando un pasaje oculto, apenas lo suficientemente grande para que cupiera un niño… si estuviera libre.

Pero él no lo estaba.

Apretó los puños.

Observó. Memorizó. Cada piedra. Cada grieta. Cada línea del símbolo.

Y luego la puerta se cerró sola.

---

Días después, lo soltaron.

Nadie explicó nada.

Pero desde ese momento, algo había cambiado. La rutina se volvió más cruel.

Carlos lo usaba como sirviente personal. Lo obligaba a limpiar las botas mientras hablaba de guerras que Víctor no entendía. Vanessa le ordenaba leer en voz alta textos humillantes, solo para corregirlo frente a otros y hacerlo quedar como un idiota. Lilith… simplemente aparecía. Observaba. Reía. Lo empujaba. Lo provocaba.

Pero él ya no reaccionaba como antes.

Ahora… observaba.

---

Una noche, durante una de sus tareas de limpieza en los corredores superiores, se perdió. O eso pensaron. En realidad, se desvió a propósito.

Recordó los pasos del pasadizo.

Recordó el símbolo.

Y lo encontró. En una biblioteca olvidada, entre columnas polvorientas y estanterías que crujían de vejez, había otra marca tallada. La misma forma. La misma presencia.

Tocó la piedra.

Nada pasó.

Pero supo que estaba en el lugar correcto.

Algo lo vigilaba. No los reyes. No Lilith.

Algo más antiguo.

Esa noche, cuando regresó a su celda sin ser descubierto, se recostó sobre el suelo helado, cerró los ojos… y por primera vez desde su secuestro, sonrió apenas.

Porque el castillo tenía grietas.

Y él era lo suficientemente pequeño como para colarse entre ellas.

Capítulo 4 – Donde el silencio respira (Parte 2)

Al día siguiente, las campanas del castillo resonaron con fuerza.

Víctor, medio dormido en la celda, abrió los ojos con sobresalto. No sonaban para él. Nunca lo hacían. Las campanas eran para la nobleza: para anunciar eventos, visitas, celebraciones… o castigos ejemplares.

Ese día, los pasillos vibraban con murmullos.

Se decía que había intrusos en la zona antigua del castillo. Unas pisadas en el polvo. Un libro fuera de lugar. Un símbolo grabado donde no debía estar.

El rey estaba furioso.

Pero no decía nada. Ni una palabra.

Solo lo mandó a llamar.

---

—¿Dónde estuviste anoche? —preguntó Carlos sin girarse. Estaba de pie junto al ventanal del trono, observando la lluvia golpear las tejas del palacio.

Víctor, de rodillas en el suelo, no respondió.

Carlos giró lentamente.

—Dije… ¿dónde estabas?

Silencio.

Vanessa, sentada en el trono como si le perteneciera por completo, sonrió apenas. Era la sonrisa de una loba hambrienta. A su lado, Lilith jugaba con una muñeca de porcelana.

—¿De verdad crees que puedes moverte por mi castillo sin que lo sepa? —continuó Carlos, bajando los escalones con lentitud—. Este lugar… me pertenece. Cada piedra. Cada sombra. Cada pasillo. Cada aliento.

Se detuvo frente a Víctor. Lo observó como si tratara de leerle el alma.

—Pero hay algo raro en ti. No huyes. No lloras. No suplicas.

Se agachó, acercándose tanto que Víctor podía oler el vino en su aliento.

—Tal vez crees que puedes ganar tiempo. Que puedes encontrar un rincón para esconderte. ¿Es eso?

Víctor bajó la mirada. Pero no por miedo. Por estrategia.

Carlos se levantó y dio una orden sin palabras.

Dos guardias lo arrastraron fuera del salón.

---

Lo llevaron a la cocina. No era un castigo físico esta vez. Era algo peor. Más meticuloso.

—Quiero que limpies esta sala entera —dijo uno de los cocineros con un tono cansado—. Pero sin que se note que has estado aquí. ¿Entiendes?

Y luego añadió:

—Si dejo caer una sola migaja… volverás a empezar.

Horas.

Pasaron horas.

Se le prohibió hablar. Se le prohibió sentarse. Cada error significaba empezar desde cero. Cada partícula de polvo mal limpiada significaba repetir la jornada.

Un juego cruel.

Vanessa pasó al anochecer, con su vestido rojo arrastrando elegancia por el suelo. Lo miró sin detenerse. Pero dijo una sola palabra:

—Mascota.

Y se fue.

Lilith apareció más tarde. Esta vez sola. Sentada en una mesa alta, comiendo fruta mientras lo observaba en silencio.

—Te están empujando, ¿verdad? —susurró al fin—. Esperan que caigas. Que te rompas.

Víctor no respondió.

—Pero no lo haces. Qué aburrido eres.

Tiró una manzana al suelo, cerca de donde él había acabado de limpiar.

—Ups.

Él se agachó. La recogió. No dijo nada.

Pero esa noche, mientras fregaba de nuevo por enésima vez el mismo rincón… notó algo.

Una piedra en la pared, más desgastada que las otras.

Una línea apenas visible, como una grieta artificial.

Un símbolo.

El mismo símbolo.

Esta vez no lo tocó.

Solo lo miró.

Y supo que no estaba loco. Que no era el único que lo veía.

---

Cuando volvió a su celda, extenuado, con los dedos rotos de tanto tallar, encontró un trozo de pergamino arrugado bajo su delgada manta de paja.

Sin firma. Sin rastro.

Solo una frase escrita con tinta negra:

“Hay otros que también odian.”

Víctor no durmió esa noche.

No por el frío.

Si no porque por primera vez en mucho tiempo… no se sintió solo.

Capítulos
1 Capítulo 1 – La Orden del Rey
2 Capítulo 2 – El Niño sin Nombre
3 Capítulo 3 – El Espectáculo del Silencio
4 Capítulo 4 – Donde el silencio respira
5 Capítulo 5 – Los que odian en silencio
6 Capítulo 6 – Donde el veneno no duerme
7 Capítulo 7 – El susurro bajo la corona
8 Capítulo 8 – Donde la luz no entra
9 Capítulo 9 – El Silencio Antes del Grito
10 Capítulo 10 – Entre Sombras y Raíces
11 Capítulo 11 – Despertar en Tierra Prohibida
12 Capítulo 12 – La Semilla del Odio
13 Capítulo 13 – Bajo la Corteza del Gran Árbol
14 Capítulo 14 – Ecos Dormidos
15 Capítulo 15 – El Decreto del Rey
16 Capítulo 16 – A Través del Silencio del Bosque
17 Capítulo 17 – El rugido sobre los cielos grises
18 Capítulo 18 – El susurro del filo imposible
19 Capítulo 19 – Voces en las raíces
20 Capítulo 20 – Un paso fuera del refugio
21 Capítulo 21 – Falsas sonrisas, oscuros festejos
22 Capítulo 22 – El eco del nuevo nombre
23 Capítulo 23 – Los Susurros del Bosque
24 Capítulo 24 – El Primer Paso Hacia el Abismo
25 Capítulo 25 – El Regreso de la Tormenta
26 Capítulo 26 – Algo Se Mueve en las Sombras
27 Capítulo 27 – El Encuentro con el Rey
28 Capítulo 28 – Un Primer Paso Hacia el Control
29 Capítulo 29 – Reflexiones de un Nuevo Comienzo
30 Capítulo 30 – El Rugido del Dragón
31 Capítulo 31 – Cautela en Territorio Enemigo
32 Capítulo 32 – Un encuentro en las calles del Reino de Belfast
33 Capítulo 33 – La aparición de Kari
34 Capítulo 34 – Un pequeño respiro
35 Capítulo 35 – La casa del nuevo comienzo
36 Capítulo 36 – La verdad revelada
37 Capítulo 37 – Un nuevo comienzo
38 Capítulo 38: Doble Vida
39 Capítulo 39 – Cambios del tiempo
40 Capítulo 40 —“Feliz cumpleaños, Luci y Lucia”
41 Capítulo 41 – Ecos de un Pasado Sangriento
42 Capítulo 42 – Sombras que se Cruzan
43 Capítulo 43 – Refugio entre la calma
44 Capítulo 44: La llegada de la princesa Luisa
45 Capítulo 45: Ecos en el castillo
46 Capítulo 46 – Un Recuerdo Incómodo
47 Capítulo 47 – El Juego Comienza
48 Capítulo 48 – Ecos del Pasado
49 Capítulo 49 – El eco de la venganza
50 Capítulo 50 – El rugido del pasado
51 Capítulo 51 – Máscaras caídas
Capítulos

Updated 51 Episodes

1
Capítulo 1 – La Orden del Rey
2
Capítulo 2 – El Niño sin Nombre
3
Capítulo 3 – El Espectáculo del Silencio
4
Capítulo 4 – Donde el silencio respira
5
Capítulo 5 – Los que odian en silencio
6
Capítulo 6 – Donde el veneno no duerme
7
Capítulo 7 – El susurro bajo la corona
8
Capítulo 8 – Donde la luz no entra
9
Capítulo 9 – El Silencio Antes del Grito
10
Capítulo 10 – Entre Sombras y Raíces
11
Capítulo 11 – Despertar en Tierra Prohibida
12
Capítulo 12 – La Semilla del Odio
13
Capítulo 13 – Bajo la Corteza del Gran Árbol
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Capítulo 14 – Ecos Dormidos
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Capítulo 15 – El Decreto del Rey
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Capítulo 16 – A Través del Silencio del Bosque
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Capítulo 17 – El rugido sobre los cielos grises
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Capítulo 18 – El susurro del filo imposible
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Capítulo 19 – Voces en las raíces
20
Capítulo 20 – Un paso fuera del refugio
21
Capítulo 21 – Falsas sonrisas, oscuros festejos
22
Capítulo 22 – El eco del nuevo nombre
23
Capítulo 23 – Los Susurros del Bosque
24
Capítulo 24 – El Primer Paso Hacia el Abismo
25
Capítulo 25 – El Regreso de la Tormenta
26
Capítulo 26 – Algo Se Mueve en las Sombras
27
Capítulo 27 – El Encuentro con el Rey
28
Capítulo 28 – Un Primer Paso Hacia el Control
29
Capítulo 29 – Reflexiones de un Nuevo Comienzo
30
Capítulo 30 – El Rugido del Dragón
31
Capítulo 31 – Cautela en Territorio Enemigo
32
Capítulo 32 – Un encuentro en las calles del Reino de Belfast
33
Capítulo 33 – La aparición de Kari
34
Capítulo 34 – Un pequeño respiro
35
Capítulo 35 – La casa del nuevo comienzo
36
Capítulo 36 – La verdad revelada
37
Capítulo 37 – Un nuevo comienzo
38
Capítulo 38: Doble Vida
39
Capítulo 39 – Cambios del tiempo
40
Capítulo 40 —“Feliz cumpleaños, Luci y Lucia”
41
Capítulo 41 – Ecos de un Pasado Sangriento
42
Capítulo 42 – Sombras que se Cruzan
43
Capítulo 43 – Refugio entre la calma
44
Capítulo 44: La llegada de la princesa Luisa
45
Capítulo 45: Ecos en el castillo
46
Capítulo 46 – Un Recuerdo Incómodo
47
Capítulo 47 – El Juego Comienza
48
Capítulo 48 – Ecos del Pasado
49
Capítulo 49 – El eco de la venganza
50
Capítulo 50 – El rugido del pasado
51
Capítulo 51 – Máscaras caídas

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