Capítulo 1 – Lo que nunca me tocó

6:45 a.m. – Lunes

El despertador sonó por tercera vez. Aika no se movió. No porque estuviera profundamente dormida, sino porque ya estaba despierta desde hacía casi una hora, mirando al techo de su cuarto, envuelta en la sombra de una rutina que no dolía por lo que tenía… sino por lo que le faltaba.

Su cuarto olía a humedad. La ventana no cerraba bien desde el año pasado, y su madre nunca se molestó en repararla. En invierno, el frío se metía por ahí como una visita no deseada. En verano, era el polvo. En cualquier estación, era la indiferencia.

Se sentó al borde de la cama, con los pies en el suelo. Sus piernas delgadas estaban marcadas con pequeños moretones, algunos sin razón aparente. La piel blanca y sensible le recordaba que había vivido mucho más de lo que parecía. Se frotó los ojos verdes y luego observó su reflejo en el espejo roto del armario: rulos dorados, ojos apagados, una boca que ya no recordaba cómo sonreír sin fingir.

6:58 a.m.

En la cocina, el desayuno ya había sido servido… para Renji.

—¿Y el mío? —preguntó sin esperanza.

—No alcanzó —respondió su madre sin levantar la vista del celular—. Tu hermano necesitaba energía para el examen de hoy. Puedes comprarte algo en el colegio si quieres.

Renji, su hermano menor por dos años, devoraba su tostada con huevo sin decir nada. Ni un gesto. Ni una palabra. Como si su existencia fuese la normal y la de ella un error que nadie se había atrevido a borrar.

Aika ya no discutía. Lo había hecho años atrás, cuando creía que la justicia también existía en casa. Ahora solo tomaba su mochila, con el estómago vacío y la mirada pesada, y se iba sin hacer ruido.

7:25 a.m. – Camino al colegio

El sol apenas empezaba a salir, y ya sentía que el día pesaba más que su mochila. Caminaba rápido, con los audífonos puestos, pero sin música. Solo para evitar que la gente le hablara.

Pensaba en cómo sería vivir en una casa donde alguien te esperara con café y pan, o simplemente con una sonrisa. Una casa donde tu nombre no se dijera solo para pedir favores o hacerte sentir culpable por existir.

Recordaba momentos vagos de infancia, cuando aún creía que su madre la amaba. Esos abrazos escasos. Esas palabras tiernas… que con el tiempo se fueron evaporando como si nunca hubieran estado ahí. Como si ser mujer la hubiera vuelto menos digna de afecto.

8:00 a.m. – Aula 3-B

Se sentó en su lugar, al fondo, junto a la ventana. Siempre elegía ese sitio. Podía mirar el cielo, los árboles, el mundo afuera. Le gustaba pensar que en algún lugar lejano, alguien vivía diferente. Que no todos los hogares eran cárceles disfrazadas.

—¿Este puesto está ocupado? —preguntó una voz.

Aika giró lentamente. Un chico alto, delgado, con cara de no saber lo que hacía ahí, la miraba con una sonrisa tímida. Su cabello caía desordenado sobre su frente y su uniforme estaba mal abotonado. Era nuevo.

—Está libre —respondió Aika, sin interés.

El chico se sentó a su lado sin más.

—Soy Hikaru. Vine de otra ciudad. Cambio de aires, ya sabes.

—No, no sé —dijo ella, mirando por la ventana.

Él rió suavemente.

—Me caes bien. Eres honesta.

Aika levantó una ceja.

—O soy antisocial. O ambas.

—Me gusta la combinación —respondió él, como si fuera la cosa más natural del mundo.

Ella no dijo nada. Pensó que no duraría mucho. Nadie lo hacía.

Recreo – Patio del colegio

Aika se sentó bajo su árbol habitual. No porque fuera un árbol especial, sino porque era el más lejano del ruido. Sacó su libreta y empezó a garabatear. No escribía poesía, ni cuentos. Solo pensamientos sueltos. Pedazos de lo que no podía decir.

> “Si algún día desaparezco, ¿quién notará mi ausencia primero: la silla que ocupo o mi madre?”

—Ese es un pensamiento muy profundo —dijo una voz a su lado.

Era Hikaru otra vez. Sostenía una manzana y una sonrisa como si le perteneciera el derecho de estar ahí.

—¿Me seguiste? —preguntó ella, sin mirarlo.

—No. Te busqué. Es diferente.

—¿Y por qué?

—Porque tengo buen gusto para encontrar gente interesante.

Aika resopló. Le parecía ridículo… y en parte, reconfortante. Nadie había buscado estar cerca de ella sin querer algo a cambio. Hikaru parecía no querer nada.

—¿Te gusta el silencio? —preguntó él, sentándose a su lado.

—Me gusta no tener que fingir que estoy bien —respondió Aika.

Él asintió, mirando al cielo.

—Yo también.

Y así, sentados bajo el árbol sin nombre, con el viento moviendo las hojas y los pensamientos suspendidos en el aire, Aika sintió por primera vez en mucho tiempo que quizá… solo quizá… alguien estaba dispuesto a verla sin juzgarla.

Capítulos
1 introducción
2 Capítulo 1 – Lo que nunca me tocó
3 Capítulo 2 – El rincón de los invisibles
4 Capítulo 3 – Bajo la sombra de un apellido
5 Capítulo 3 (continuación)
6 Capítulo 4: El peso de no ser vista
7 Capítulo 5: Cosas que no se dicen en voz alta
8 Capítulo 6: Las palabras que nadie escucha
9 Capítulo 7: Cuando te miro fingiendo que no me importas
10 Capítulo 8: A veces fingir duele más que perder
11 Capítulo 9: Aunque no esté, sigo siendo su elección
12 Capítulo 10: El día que Hikaru cruzó la puerta
13 Capítulo 11: Caminando lejos, volviendo al mismo lugar
14 Capítulo 12: Cosas que nadie ve
15 Capítulo 13: Las cosas que no sabíamos decir
16 Capítulo 14: Lo que no nos dejan sentir
17 Capítulo 15: Entre ausencias y nuevos horizontes
18 Capítulo 16: Bajo el cielo de piedra
19 Capítulo 17: Sabores que sellan promesas
20 Capítulo 18: Vuelos que pesan, miradas que hieren
21 Capítulo 19: Donde la casa ya no duele igual
22 Capítulo 20: El regreso de lo que nunca se fue
23 Capítulo 21: Donde las máscaras se afilan en silencio
24 Capítulo 22: Lo que no se dice, también pesa
25 Capítulo 23: Las verdades que se cuelan por la rendija
26 Capítulo 24: No es lo que digo, es lo que no puedo decir
27 Capítulo 25: Lo que se ama, se cuida
28 Capítulo 26: Lo que mis ojos vieron, mi corazón no quiso creer
29 Capítulo 27: Cuando el corazón se apaga
30 Capítulo 28: Ecos de lo que no se dijo
31 Capítulo 29 – Dudas en silencio
32 Capítulo 30 – El valor de mirar atrás
33 Capítulo 31 – Volver a construir
34 Capítulo 32 – Entre disculpas forzadas y pasos lentos
35 Capítulo 33 – Esa noche, solo tú y yo
36 Capítulo 34 – Lo que aún no puede ser
37 Capítulo 35 – Hasta que el destino nos reúna
38 Capítulo 36 – Ecos de un amor ausente
39 Capítulo 37: Silencios compartidos
40 Capítulo 38 – Fantasmas en el silencio
41 Capítulo 39 — El silencio de otro idioma
42 Capítulo 40: Lejos, pero no ausente
43 Capítulo 41 – El eco de su nombre
44 Capítulo 42 – Un año después
45 Capítulo 43: El silencio entre dos mundos
46 Capítulo 44: El día antes del final
47 Capítulo 45 — “El día que brilló el sol”
48 Capítulo 46 – Volver a empezar
49 Capítulo 47 – El vuelo hacia el comienzo
50 Capítulo 47 – El vuelo hacia el comienzo
51 Capítulo 48 – Solo faltaban unas horas
52 Capítulo 49 – Todo comienza de nuevo
53 Capítulo 50 – Flor
54 Epílogo – “Después de Todo”
Capítulos

Updated 54 Episodes

1
introducción
2
Capítulo 1 – Lo que nunca me tocó
3
Capítulo 2 – El rincón de los invisibles
4
Capítulo 3 – Bajo la sombra de un apellido
5
Capítulo 3 (continuación)
6
Capítulo 4: El peso de no ser vista
7
Capítulo 5: Cosas que no se dicen en voz alta
8
Capítulo 6: Las palabras que nadie escucha
9
Capítulo 7: Cuando te miro fingiendo que no me importas
10
Capítulo 8: A veces fingir duele más que perder
11
Capítulo 9: Aunque no esté, sigo siendo su elección
12
Capítulo 10: El día que Hikaru cruzó la puerta
13
Capítulo 11: Caminando lejos, volviendo al mismo lugar
14
Capítulo 12: Cosas que nadie ve
15
Capítulo 13: Las cosas que no sabíamos decir
16
Capítulo 14: Lo que no nos dejan sentir
17
Capítulo 15: Entre ausencias y nuevos horizontes
18
Capítulo 16: Bajo el cielo de piedra
19
Capítulo 17: Sabores que sellan promesas
20
Capítulo 18: Vuelos que pesan, miradas que hieren
21
Capítulo 19: Donde la casa ya no duele igual
22
Capítulo 20: El regreso de lo que nunca se fue
23
Capítulo 21: Donde las máscaras se afilan en silencio
24
Capítulo 22: Lo que no se dice, también pesa
25
Capítulo 23: Las verdades que se cuelan por la rendija
26
Capítulo 24: No es lo que digo, es lo que no puedo decir
27
Capítulo 25: Lo que se ama, se cuida
28
Capítulo 26: Lo que mis ojos vieron, mi corazón no quiso creer
29
Capítulo 27: Cuando el corazón se apaga
30
Capítulo 28: Ecos de lo que no se dijo
31
Capítulo 29 – Dudas en silencio
32
Capítulo 30 – El valor de mirar atrás
33
Capítulo 31 – Volver a construir
34
Capítulo 32 – Entre disculpas forzadas y pasos lentos
35
Capítulo 33 – Esa noche, solo tú y yo
36
Capítulo 34 – Lo que aún no puede ser
37
Capítulo 35 – Hasta que el destino nos reúna
38
Capítulo 36 – Ecos de un amor ausente
39
Capítulo 37: Silencios compartidos
40
Capítulo 38 – Fantasmas en el silencio
41
Capítulo 39 — El silencio de otro idioma
42
Capítulo 40: Lejos, pero no ausente
43
Capítulo 41 – El eco de su nombre
44
Capítulo 42 – Un año después
45
Capítulo 43: El silencio entre dos mundos
46
Capítulo 44: El día antes del final
47
Capítulo 45 — “El día que brilló el sol”
48
Capítulo 46 – Volver a empezar
49
Capítulo 47 – El vuelo hacia el comienzo
50
Capítulo 47 – El vuelo hacia el comienzo
51
Capítulo 48 – Solo faltaban unas horas
52
Capítulo 49 – Todo comienza de nuevo
53
Capítulo 50 – Flor
54
Epílogo – “Después de Todo”

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