recordando ese día

No! no por favor...

Suéltenme! auxilioooo ...

No me toquen! auxiliooooo...

Mamaaaa! ayúdame por favor 😭

No dejes que me hagan daño…

Mamiiiii, sálvame.

Ariel se encontraba tirada en el establo de los caballos, mientras tres soldados luchaban por quitarle la ropa.

Ella forcejeaba y gritaba.

Un soldado al ver que hacía mucho ruido le tapó la boca.

Otro comenzó a intentar levantar su vestido.

Ariel luchaba con todas sus fuerzas.

Lágrimas salían de sus ojos, el miedo se había apoderado de ella al ver a esos hombres que intentaban abusar de ella.

Sería profanada en su propia casa, por sus propios soldados.

Esos que estaban ahí para cuidar de la familia.

De un momento a otro se escuchó el grito de Amanda.

Amanda: Ariel! Ariel dónde estás?

Ariel! Ariel!

Ariel, Ariel Ariel hija despierta.

Amanda: Ariel despierta hija, tienes una pesadilla.

Mi niña despierta.

Ariel abrió sus ojos, las lágrimas corrían por ellos.

Se levantó rápidamente y se alejó de su madre, arrinconándose en un lado de la cama.

Ariel: por favor, no me toquen.

Déjenme ir, por favor.

Lágrimas de súplica salían de los ojos de ella, mientras se encontraba abrazando sus piernas y su cabeza metida entre ellas.

Amanda se sorprendió mucho al ver a su hija en ese estado.

Muchas preguntas se formaron en su cabeza.

¿Porque está diciendo que se alejen de ella?

¿Acaso alguien intentó tocarla o hacerle daño?

¿O peor! Será que le hicieron algo?

Amanda: hija soy yo, tu madre ~~ le hablo con dulzura, intentando no alterarla más.

Mi bebé, mami está aquí.

Ariel: mamá? Mami, eres tú?

Amanda: si mi niña, soy yo.

Ariel aún en la misma posición.

Ariel: mami, me salvaste! ¿Ellos se fueron?

Amanda: amor, estamos en tu habitación. Tuviste una pesadilla.

Ariel: mami!

Ariel se tiró en los brazos de su madre y comenzó a llorar desesperadamente.

Temblaba del miedo y Amanda intentaba calmarla.

Lo cierto es que rosa estaba dejando salir los miedos y emociones de su otra vida.

Fue brutalmente violada en dos ocasiones en su vida pasada y eso que acababa de experimentar; más que un sueño, era un recuerdo de Ariel.

Ella estaba totalmente aterrorizada, ahora más que nunca necesitaban irse de esa casa.

Amanda después de un rato, logro que se calmara y le pregunto el porqué estaba así.

Ariel: mami, recordé algo horrible ~~ las lágrimas salían solas.

Amanda: amor, por favor! Que no sea lo que estoy pensando 😟😟 acaso alguien te hizo daño? ~~ comenzó a temblar del miedo de enterarse de que algo malo le pasó a su hija y ella no pudo protegerla.

Ariel: cálmate mami, déjame contarte.

El día de mi caída, me levanté temprano para ir a buscar unas plantas para hacer unas pociones.

¿Recuerdas que te avise que iba a salir?

Amanda: si amor, lo recuerdo.

Ariel: cuando volvía del campo, me encontré con tres soldados y ellos me agarraron y me llevaron a los establos ~~Ariel se tapó la boca, las palabras no salían, solo las lágrimas.

Recordar eso, y lo vivido en su vida pasada era demasiado traumático para ella.

Amanda estaba en shock, acaso le habían hecho algo a su hija? ¿Y fueron unos soldados?

Amanda: mi niña, dime qué paso! Tú puedes amor, yo estoy aquí contigo! No estás sola.

Ariel asintió y por primera vez en sus dos vidas, tenía a alguien que se preocupaba por ella.

Tal vez no era su madre real, pero se preocupaba por ella y eso era lo que más le importaba.

Había sido víctima en dos ocasiones y nunca tuvo apoyo de nadie, nadie nunca fue a salvarla.

Ariel: mami, esos hombres me llevaron al establo, comenzaron a forcejear conmigo.

Me tocaban, decían todo tipo de cosas pervertidas.

Me taparon la boca y cuando comenzaron a levantar el vestido, escuche tu voz que se acercaba mientras me llamabas.

Ellos se asustaron y me dejaron ahí tirada, yo estaba en shock, no me podía ni mover.

Deje de escuchar tu voz.

Cómo pude me pare y fui a mi habitación.

Me bañé y me cambié el vestido.

Salí a buscarte para contarte y fue cuando me encontré a ámbar en las escaleras ~~ lágrimas volvieron a salir de ella.

ámbar: que haces aquí?

Ariel: déjame en paz, no tengo que darte explicaciones de nada.

Ámbar: por si lo olvidaste, está mansión y todo es mío.

tú solo eres una bastarda que mi padre trajo a esta casa, junto con la ramera de tu madre.

Ariel: a mi madre la respeta, si no...

ámbar: sino que?

¿Acaso no te gusto el regalo que te envié?

Ariel: estás loca? ¿De que regalo hablas? Yo no recibí nada.

ámbar: acaso los soldados que te llevaron al establo, no te hicieron un cariñito?

Ariel: fuiste tú? Eres una loca.

Amanda: ja, ja, ja 😏 ya te lo dije! todo esto es mío y ni tú, ni la ramera de tu madre me lo van a quitar.

De un momento a otro Ámbar agarro fuertemente a Ariel por los hombros, sorprendiéndole y lanzándola por las escaleras.

vio como Ariel caía, dio una risa de triunfo y se fue a su habitación como si nada importante estuviera aconteciendo.

Ariel le contó a Amanda como había caído por las escaleras y lo que intentaron hacerle esos soldados.

Amanda estaba totalmente sorprendida, pero aun así.

Tomo a Ariel entre sus brazos y la apretó fuertemente.

Ariel lloraba en los hombros de su madre.

Amanda ahora sí que estaba totalmente decidida a irse de esa casa.

La vida de su hija estaba en peligro y no se podía dar el lujo de quedarse y perderla.

Era mejor empezar las dos de cero en una pequeña casita, que tener a su hija en esa gran mansión pero en un constante peligro de muerte.

Amanda: amor, logré recoger suficiente dinero; además que aproveche que tú hermana no estaba en la casa hoy y tomé un poco del dinero que tu padre me dejó.

Él te dejo una herencia a ti también.

Ariel: mami, no me interesa! Vámonos con lo que tenemos por favor.

Amanda: si mi niña, nos iremos mañana después de que tú hermana se vaya al palacio.

Ella no se dará cuenta y cuando lo haga, estaremos bien lejos.

Ariel: gracias mami, yo te prometo que me esforzare.

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