El cuarto sin tiempo

Elías se quedó de pie frente al espejo, intentando comprender lo imposible.

Su reflejo lo miraba con vida propia, ajeno a sus movimientos.

Detrás del cristal, el hombre de ojos negros seguía allí, inmóvil, como un recuerdo encarnado.

—¿Quién sos? —preguntó Elías, aunque ya conocía la respuesta.

No recibió palabras, solo un gesto. El reflejo levantó su mano y apuntó hacia un rincón de la habitación.

Allí no había nada.

Hasta que algo se reveló.

El papel en la pared, que parecía parte del fondo, se descascaró solo, como si la pintura se desgarrara para mostrar un nombre escrito debajo.

“Anomalía 17 – Sujeto espejo activo. Desfase existencial.”

Elías se acercó. Al tacto, el muro crujió, como piel seca. Y entonces, de pronto, lo sintió: un latido, leve, sutil, proveniente desde dentro del muro.

Una vida atrapada.

Cerró los ojos.

Cuando los abrió, estaba en otra sala.

No hubo transición. Solo un parpadeo.

La habitación era redonda. Sin esquinas. Las paredes eran de piedra, pero se movían. Respiraban.

Había relojes por todas partes: en el techo, en el suelo, en su pecho. Todos rotos. Todos marcando horas diferentes.

Y en el centro, una niña.

Vestida con una bata blanca manchada de sangre seca.

Su cabello era rojo oscuro, como vino. Tenía los ojos vendados, pero lo miraba como si pudiera verlo con el alma.

—Llegaste tarde —dijo ella con voz temblorosa—. Ya no queda casi nada de vos.

—¿Quién sos?

—Soy el momento que olvidaste.

—¿Cuál momento?

—El que causó todo esto.

Elías se arrodilló frente a ella, inquieto.

—¿Qué es este lugar?

—El Cuarto Sin Tiempo. Aquí vienen las cosas que el hospital no puede contener.

—¿Cosas como qué?

—Como vos.

De pronto, los relojes empezaron a girar violentamente. Las agujas se rompían solas. El aire vibraba.

Y en el techo, una grieta.

Una grieta con dientes.

—Tenés que recordar, Elías —dijo la niña—. Si no lo haces, él ocupará tu lugar.

—¿Quién es él?

La grieta se abrió de golpe y cayó desde el techo una figura hecha de sombras y carne. Una silueta idéntica a la suya, pero vacía. Los ojos eran pozos sin fondo, y de su boca brotaban susurros al revés.

La niña lo empujó.

—¡Corré!

Elías escapó por un pasillo que no existía antes.

Las paredes se estiraban, deformándose como membranas.

Las puertas aparecían y desaparecían a su paso. Una decía “SALIDA”, pero al abrirla, solo había una sala de partos abandonada, con cunas cubiertas de moho.

Siguió corriendo.

El gemelo oscuro lo perseguía, cada vez más cerca.

El hospital, por primera vez, parecía temer.

En un último intento desesperado, Elías se arrojó por una puerta al azar.

Despertó. Otra vez.

Ahora estaba en un quirófano.

Soledad estaba allí, esperándolo, sentada sobre una camilla como si fuera un banco cualquiera.

Sostenía una carpeta médica en sus manos.

—¿Y ahora qué? —preguntó él, agotado.

—Ahora decidís si querés seguir siendo parte de esto.

—¿Parte de qué?

Soledad abrió la carpeta. Se la mostró.

El expediente tenía su nombre, pero no era un informe clínico. Era un contrato.

—“Proyecto Velmont – Sujeto E.M. – Transferencia total de conciencia a contenedor espacial onírico.”

—¿Qué es esto?

—La razón por la que no podés salir.

Él retrocedió.

—¿Yo firmé esto?

—Vos eras parte del equipo. Te ofreciste. Dijiste que no temías perder tu identidad. Pero cuando el proceso empezó, algo falló. Vos recordaste.

—¿Qué recordé?

Soledad lo miró fijo.

—La muerte de tu hija.

Un silencio brutal.

—Eso fue lo que rompió el sistema —continuó ella—. Eso lo hizo a él.

—¿A quién?

—Al otro vos. Al que ahora quiere quedarse con todo. Al que nació del trauma.

Elías se tambaleó.

Soledad se acercó, puso una mano en su hombro.

—Pero aún podés revertirlo.

—¿Cómo?

Ella le entregó un bisturí.

—Solo uno puede despertar.

—¿Y si no lo hago?

—Te vas a convertir en parte del hospital. Ya no vas a tener rostro. Vas a mirar desde las paredes, vas a ser sombra. Como los demás.

Elías cerró el puño sobre el bisturí.

Caminó de nuevo hacia el quinto piso.

Cada paso se sentía más real. El hospital vibraba, como si presintiera lo que estaba por ocurrir.

En la habitación 502, el espejo lo esperaba.

Su reflejo también.

No dijo nada. Solo sonrió.

Elías entró.

Ambos se miraron, cara a cara.

Y entonces, el reflejo habló:

—Yo soy el dolor que negaste.

—Y yo soy quien lo sintió —respondió Elías.

El bisturí tembló en su mano.

—Solo uno de nosotros puede seguir.

El reflejo asintió.

—Entonces decidí.

El espejo se quebró.

Nadie gritó.

Solo silencio.

Elías despertó en la cama del hospital. Luz natural por la ventana.

El lugar parecía… real. Limpio. Como un hospital funcional.

A su lado, una enfermera anotaba cosas en una tabla.

—Doctor Montenegro —dijo ella al notar que abría los ojos—. ¿Cómo se siente?

Él tardó en responder.

—¿Esto es real?

La enfermera sonrió.

—Tan real como usted lo permita.

Se incorporó.

Sobre la mesa de noche, una foto: él, su esposa, y una niña pequeña.

La fecha: 1999.

Y junto a la foto, un papel.

Solo una frase:

“Recuerda quién sos. La próxima vez será más difícil.”

En el pasillo, alguien lo observaba.

Alguien con los ojos completamente negros.

Capítulos
1 El llamado
2 Lo que no duerme
3 La voz del hospital
4 Habitaciones que respiran
5 El cuarto sin tiempo
6 El hombre del ascensor
7 Ecos de lo que fuimos
8 La casa que habla en susurros
9 ¿Dónde termina la caída?
10 El nivel que no existe
11 No abras la puerta equivocada
12 Las habitaciones sin numero
13 El corazón del hospital
14 Fragmentos de realidad
15 Lo que no se dice
16 Ecos que aun caminan
17 Los nombres del silencio
18 Cuando el recuerdo toca la puerta
19 La maquina que escribe el olvido
20 Ecos que no muerden la lengua
21 Lecturas prohibidas
22 El observador que cae
23 La cuna del primer grito
24 El ojo que nos lee
25 El reflejo del lector
26 Lo que se escribe en la oscuridad
27 El autor de las sombras
28 El lector eligió seguir
29 El que no debia seguir
30 Fragmentos de Joel
31 Sombras que leen
32 Finales que no termina
33 Cuando el monstruo escribe
34 La prision que se abre
35 Bajo el cielo roto
36 El reflejo de las grietas
37 Despues del abismo
38 El resurgir del vinculo
39 Las sombras que acechan
40 El penúltimo sello
41 La habitacion del padre
42 La puerta que no debe abrirse
43 A través de la carne
44 La ciudad vacia
45 aquello que los trajo devuelta
46 El umbral de la duda
47 Ecos de la disonancia
48 La torre invertida
49 El testigo silente
50 La torre
51 El nucleo
52 Velmont
Capítulos

Updated 52 Episodes

1
El llamado
2
Lo que no duerme
3
La voz del hospital
4
Habitaciones que respiran
5
El cuarto sin tiempo
6
El hombre del ascensor
7
Ecos de lo que fuimos
8
La casa que habla en susurros
9
¿Dónde termina la caída?
10
El nivel que no existe
11
No abras la puerta equivocada
12
Las habitaciones sin numero
13
El corazón del hospital
14
Fragmentos de realidad
15
Lo que no se dice
16
Ecos que aun caminan
17
Los nombres del silencio
18
Cuando el recuerdo toca la puerta
19
La maquina que escribe el olvido
20
Ecos que no muerden la lengua
21
Lecturas prohibidas
22
El observador que cae
23
La cuna del primer grito
24
El ojo que nos lee
25
El reflejo del lector
26
Lo que se escribe en la oscuridad
27
El autor de las sombras
28
El lector eligió seguir
29
El que no debia seguir
30
Fragmentos de Joel
31
Sombras que leen
32
Finales que no termina
33
Cuando el monstruo escribe
34
La prision que se abre
35
Bajo el cielo roto
36
El reflejo de las grietas
37
Despues del abismo
38
El resurgir del vinculo
39
Las sombras que acechan
40
El penúltimo sello
41
La habitacion del padre
42
La puerta que no debe abrirse
43
A través de la carne
44
La ciudad vacia
45
aquello que los trajo devuelta
46
El umbral de la duda
47
Ecos de la disonancia
48
La torre invertida
49
El testigo silente
50
La torre
51
El nucleo
52
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