CAPÍTULO 4

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La mujer se despidió de todos y emprendió su camino, perdiéndose poco a poco entre la oscuridad y el silencio opresivo de ese oscuro bosque.

PEDRO: Eso fue extraño._(dejando salir un suspiro)

ALFONSO: Extraño ni que nada, fue hermoso, lo más hermoso que vieron mis ojos este día.

LUIS: Claro que es extraño, como una mujer va estar sola en este bosque perturbador.

FERCHO: tu, porque eres un cobarde, miedoso. Ella claramente dijo que vivía en este bosque con su abuela.

LINO: ¿Le creíste que es Caperucita roja? Jajajaja.

ROCO: Pues si parece una sexy y Candente Caperucita roja.

ALFONSO: Obviamente debe vivir por aquí, si no, no estaría sola en este lugar tan solo.

Entre charla alzaron la loza para que los animales no se la llevarán y cada uno fue a su hamaca, debían tratar de descansar todo lo que pudieran para empezar su trabajo el día siguiente muy temprano.  Con el silencio de los hombres, el  bosque se transformó en un lugar aún más siniestro, el fuego poco a poco perdió su fuerza y solo quedaron las cenizas de la madera quemada. La luz de la luna abandonó el pequeño claro  dejando solo un tenue brillo plateado, que se  filtraba a través de las copas de los árboles. 

ROCO: Cuidado viene por ti la Patasola, Luis. Jajajaj._(se escuchó la voz en la oscuridad)

LUIS: (( Maldito idiota))

Al estar todos dormidos, ruidos extraños comenzaron a resonar entre los árboles, se podían distinguir  susurros inquietantes que parecían surgir de la misma tierra, era  como si las raíces estuvieran compartiendo secretos oscuros, secretos que parecían ecos de la noche. Con los ruidos inquietantes, Luis se despertó asustado, no se sentía cómodo en ese lugar, no es que fuera miedoso si no que el lugar no inspiraba confianza.

LUIS: (( Espero terminar este trabajo rápido.))_(pensaba mientras se cubría con una manta)

A la mañana siguiente, los hombres se despertaron temprano, pues debían preparar el desayuno y alistarse para ir a cortar madera.

LINO: Yo haré el desayuno._( recogiendo leña para poner en el fogón)

LUIS: ¿Los demás no se piensan levantar?

FERCHO: Ve a despertarlos, yo lavaré la loza utilizada anoche. 

Escuchando a su compañero, Luis fue a despertar a los demás, pero al llegar a la hamaca de Roco, este no estaba y la hamaca estaba llena de sangre, así como también el suelo bajo esta.

LUIS: Roco no está…. Chicos, la hamaca está sucia de sangre._(dijo con el corazón acelerado)

FERCHO: Ese maldito idiota, no nos hemos despertado bien cuando está con sus bromas._(recordando lo ocurrido el día anterior)

PEDRO: No te preocupes, Luis, ese idiota debe estar escondido.

ALFONSO: A la hora del desayuno regresa.

LINO: Ese pendejo aún se cree un niño para estar con sus bromas pendejas.

Todos se ocuparon en algo sin prestar atención a la ausencia de Roco, pues con lo sucedido el día anterior pensaban que solo estaba jugandoles  una broma. El desayuno estuvo listo y todos se sentaron a comer, esperando que Roco apareciera.

FERCHO: ¿Ese idiota cree que tenemos su tiempo?_( buscándolo con la mirada)

LINO: Terminemos de comer, en cualquier momento llega.

PEDRO: Espero que ese imbécil no nos haga perder el tiempo.

ALFONSO: Debemos salir temprano, la madera que tenemos reunida no es ni la 3 parte de lo que hemos planeado cortar.

LUIS: Es extraño que no llegue aún.

Al terminar de desayunar, alzaron la loza y recogieron sus hamacas para que no se mojaran si llegaba a llover. Durante un par de minutos esperaron a que Roco apareciera Pero este no llegaba.

LINO: Vamos a trabajar, al regresar estará aquí con su cara de idiota._(recogiendo sus herramientas de trabajo)

LUIS: Se pasa con sus malditas bromas._(molesto)

FERCHO: Vamos, cuando regrese le romperé la cara por imbécil.

ALFONSO: Espero que si llega aquí, al menos haga la comida.

PEDRO: Creo que para cubrir más terreno, debemos separarnos.

LINO: Nos encontramos aquí al atardecer.

LUIS: Lleguen a tiempo, no quiero tener que buscarlos.

FERCHO: Con lo cobarde que eres, no creo que entres al bosque por nosotros, jajaja.

Los hombres se fueron del campamento cada uno por una dirección, tenían que salir del bosque dentro de 3 días para luego regresar a buscar la madera, así que debían avanzar en su trabajo. Todos estaban de acuerdo en golpear a Roco cuando apareciera.

LUIS: (( Espero que al menos encienda el fogón))._(cortando un enorme árbol con su hacha)

Al estar solo, Luis, aparte del sonar de su hacha contra el árbol, podía escuchar los  crujidos de las ramas, eran crujidos extraños, nada comparado a los crujidos escuchados en otros bosques. Estos ruidos, no  solo eran el eco del viento, eran más como sonidos que parecían acercarse cada vez más, sonidos y crujidos que indicaban  como si algo o alguien se moviera silenciosamente entre los árboles.

LUIS:  ((Maldito lugar de miedo))_(expresó observando a su alrededor)

El hombre estaba temeroso, desde que pisó ese lugar, todo era extraño, el ambiente era pesado, el aire se volvía denso y cargado de una tensión palpable, aunque todos lo llamaran miedoso y cobarde, él sabía que algo andaba mal con ese lugar, era una sensación que no sabía explicar Pero no era nada bueno. Observando a su alrededor, Luis sentía que las sombras de los enormes árboles cobraban vida, danzando y retorciéndose de forma grotesca a su alrededor. Al fijar su vista al horizonte, pudo ver un par de  ojos brillantes aparecer entre la maleza, esos ojos lo observaban con una curiosidad perturbadora.

LUIS: (( Esto no está bien))_(pensaba asustado viendo como esos ojos lo estudiaban)

Preso del miedo, dejó de cortar el árbol, recogió su mochila y salió a toda prisa de allí, sin embargo, antes de llegar al campamento, sintió que algo se le tiró en la espalda el hombre trataba de quitarse aquello Pero no podía, quiso gritar pero su voz no salió. De su garganta solo se podía escuchar el susurro de su agonía y desespero, susurro que era callado por el crujir de las ramas de los enormes árboles. La brisa helada y perturbadora pasó por el lugar llevando consigo los lamentos apagados de aquel hombre.

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