"Guardianes"
¡Bienvenido!
adelanté y ponte cómodo, estoy por contar algo que muchos no deberían de saber, es tu decisión...
Sigues aquí...
Bien, puedes quedarte a escuchar.
Pero no olvides qué esto no es cualquier relato de fogata.
..."Guardianes"...
..."Las Relíquias Sagradas"...
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..."Guardianes"...
..."Capítulo #1: El Sacrificio"...
Prologo Año 1XXX.
Relato de un ex-Exorcista del Reino de ReindHart.
Dicen que los demonios no existen. Que la oscuridad fue vencida hace siglos. Pero yo... yo vi la oscuridad con mis ojos. Y también vi al chico que la hizo retroceder.
No sé tu nombre. Ni por qué abriste este libro. Pero ya es tarde para dar marcha atrás.
Si has llegado hasta aquí, es porque en algún rincón de tu alma sientes que el mundo no es como te lo pintaron. Que hay algo más allá de lo que te enseñaron en templos, escuelas o noticias. Y déjame decirte algo: tienes razón.
Durante siglos, mientras las masas dormían bajo la falsa seguridad de sus ciudades, nosotros peleábamos en las sombras. La Orden de los Exorcistas, nacida del fuego y la sangre de antiguas guerras santas... Y la organización conocida como Guardianes, forjada por la unión de los seis reinos y los cielos... Ambas han protegido a la humanidad sin que esta lo sepa, librando batallas que jamás llegaron a los libros de historia.
Pero hubo un tiempo... en que el equilibrio se rompió. Y todo cambió con él.
Su nombre es Alex.
Tenía solo quince años cuando lo conocí. Delgado, con una mirada obstinada y unos ojos verdes oscuros que ardían como brasas, incluso en medio de la desesperación.
Lo encontré en un viejo edificio abandonado, de pie en medio de un cráter.
Aquel lugar, aunque nadie lo supiera, había sido escenario de una batalla que salvó a la humanidad.
Tenía el alma fusionada con una arcángel llamada Rei, y el cuerpo marcado por la lucha contra uno de los hijos de Lucifer... un señor demonio de alto rango llamado Mamon.
Y sin embargo, no era un héroe.
Era solo un chico. Un niño que eligió luchar cuando nadie más podía hacerlo.
Cinco años pasó desaparecido del reino de Reminen. Cinco años enfrentando criaturas que solo conocíamos a través de los textos prohibidos de demonología. Y cuando volvió... lo hizo con el fuego sagrado latiendo en su interior.
Caminaba entre nosotros como un guerrero sin nombre, con cicatrices invisibles y un pasado que habría quebrado a cualquier otro.
Vi con mis propios ojos cómo reventó el cráneo de un demonio de rango A, apenas comprendiendo el poder que ahora habitaba en su interior.
Cómo con su reliquia sagrada, eliminó a monstruos desde el otro extremo del campo de batalla. Todo mientras su cuerpo ardía con un poder que ni los más altos sacerdotes han podido igualar.
Esa noche... los muros del reino de ReindHart temblaron. No por la amenaza demoníaca, sino por su llegada.
No había nacido para obedecer órdenes. Cargaba con el último latido de un arcángel. Y un juramento que ardía en su alma: destruir a Mamon, sin importar el precio.
Esta es su historia.
La historia de su mundo oculto de la normalidad. De las antiguas ciudades sagradas. De sus sacrificios que nadie recuerda. Y de las batallas que jamás fueron contadas.
En donde su magia y su fe chocan contra las garras del infierno. Donde oscuras leyendas caminan con forma humana. Y donde un chico, al que muchos llamaron loco... se convirtió en el exorcista más temido y reverenciado de una generación.
¿Estás listo? Entonces escucha con atención, Este relato de mi más querido... Amigo.
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Capítulo 1: El Sacrificio.
Año 1165. A las afueras de la capital del reino de Reminen.
La noche cayó como una maldición sobre la ciudad. Las farolas apenas brillaban, opacadas por una niebla densa que parecía arrastrarse por las calles como si tuviera vida propia.
En las afueras, entre las ruinas de una vieja iglesia abandonada, tres niñas temblaban aterradas en silencio, atadas con cuerdas negras que ardían al tacto como si fueran hechas de puro odio.
Frente a ellas, una figura grotesca estirada y larga con una sonrisa macabra en su tétrico rostro, vestida con harapos rasgados y piel agrietada como roca, levantaba un cuchillo manchado de sangre y runas antiguas. Sus ojos, completamente blancos, brillaban con una luz inhumana.
-Las almas puras son las más sabrosas para el Infierno -susurró el demonio menor, Peicon, con voz rasposa como metal oxidado-. Una ofrenda digna para la llegada del ejército infernal...
Alzó el cuchillo por encima de la primera niña, que apenas podía contener el llanto.
-¡Detente ahí, bastardo!
Una voz cortó la oscuridad como un rayo.
Del tejado colapsado de la iglesia descendió una figura envuelta en sombras. Una gabardina oscura ondeaba a su espalda. Su rostro estaba oculto por la capucha, pero sus ojos brillaban como brasas. Alex.
Peicon soltó una risa gutural.
-El Exorcista Solitario... tanto tiempo siguiendo tu rastro.
Alex avanzó sin temor, el suelo crujía bajo sus botas. De su mano derecha emergió una espada cubierta de runas sagradas, En su mano izquierda portaba un arma de fuego sagrado con símbolos celestiales, la marca de la reliquia sagrada brillando en el dorso de su mano.
-No pienso dejarte tocar a esas niñas -dijo con voz firme-. Hoy termina aquí.
Peicon gruñó y lanzó una ráfaga de fuego negro, pero Alex la desvió con un movimiento ágil de su espada.
La batalla estalló.
Cortes de energía sagrada chocaban contra llamas demoníacas, desatando una tormenta de destrucción entre las ruinas. Pero Alex era rápido, certero, letal. Peicon atacaba con fuerza salvaje, combinando fuego infernal y maldiciones.
Cada golpe con su espada liberaba chispas de luz. Cada disparo de su pistola quemaba a Peicon por dentro. Cada golpe de Alex desgarraba la carne del demonio, cada herida que el recibía dejaba heridas más profundas en su cuerpo ya marcado por años de batallas. Los muros de la iglesia temblaban. Las niñas lloraban en silencio, protegidas por el aura de la energía sagrada que Alex dejaba a su paso.
La lucha duró apenas minutos, pero pareció eterna.
Finalmente, con un grito furioso, Alex lanzó su espada directo al corazón de Peicon. La hoja atravesó el pecho del demonio, que gritó con una mezcla de furia y terror. El demonio cayó de rodillas, clavado en el suelo. Pero en sus labios se formaba un encantamiento.
-Tch... no -murmuró Alex.
Sin dudar, levantó su pistola y le disparó en la frente.
La cabeza de Peicon estalló en una luz cegadora, silenciando cualquier intento de maleficio. El cuerpo del demonio se convirtió en cenizas negras que el viento soplo.
Silencio.
Alex cayó de rodillas, jadeando. Se acercó a las niñas, liberándolas con cuidado. Las abrazó una por una, asegurándoles que todo había acabado. Pero sus fuerzas lo abandonaban. Las heridas eran profundas, el desgaste inmenso.
-Todo... está bien -susurró antes de desplomarse en el suelo.
Entonces, una luz blanca envolvió la escena. El aire se llenó de un aroma a flores y cielo. Bajando del cielo como un rayo de luna, apareció una mujer de cabellos claros, ojos brillantes como el alba.
Era Alma.
Su belleza era irreal, casi celestial. Parecía un ángel entre sombras.
envolviendo a Alex en un aura cálida y protectora.
-¿Alex...? -susurró, al ver su rostro-. No puede ser...
Cayó de rodillas a su lado y colocó ambas manos sobre su pecho. Una energía cálida fluyó de sus dedos, cerrando las heridas con delicadeza. Las niñas la miraban con los ojos llenos de esperanza.
Habían pasado cinco años desde que desapareció de su vida, pero en ese instante lo reconoció. El guerrero solitario al que su organización llevaba años intentando encontrar... siempre había sido él.
-Tanto tiempo... y eras tú todo este tiempo...
Con cuidado, alzó su cuerpo inconsciente y lo sostuvo en sus brazos.
Ya no estás solo -dijo con dulzura.
Y con un destello, Alma y Alex desaparecieron en el cielo nocturno, mientras las niñas quedaban protegidas por el aura luminosa que ella dejó atrás.
En una zona secreta del reino de Reminen.
El mundo volvió a la calma. El cuerpo herido de Alex reposaba sobre una camilla de mármol blanco, envuelto en una luz sagrada. El aire dentro de la enfermería era limpio, frío y estéril, pero cargado de emociones contenidas. La base de los Guardianes, una organización secreta dedicada a proteger la humanidad de las fuerzas del Infierno, permanecía en silencio... por ahora.
Alma permanecía de pie junto a él, sin quitarle la vista de encima. Sus dedos temblaban sobre su pecho, aún sin creer que lo tenía de nuevo frente a ella. Su rostro no había cambiado mucho desde que desapareció... pero su energía, su esencia, era distinta. Más pura. Más fuerte.
"Cinco años..." pensó.
Su mirada se nubló al recordar aquel día.
Eran solo adolescentes entonces. El sol caía sobre el parque donde solían encontrarse después de clase. Ella lo miraba con el corazón acelerado, nerviosa, mientras jugueteaba con las puntas de su cabello.
-Alex... -le dijo al fin, respirando hondo-. Me gustas.
Él se quedó en silencio. No la rechazó, pero tampoco respondió de inmediato.
-No sé qué decir... -murmuró-. Solo... ¿puedes darme un poco de tiempo?
Ella asintió, sonriendo con timidez.
Luego, cada uno se marchó a su casa. Alma durmió con una mezcla de ansiedad y esperanza, esperando el día siguiente para oír su respuesta.
Pero esa respuesta... nunca llegó.
Al día siguiente, sus padres le contaron que Alex no había llegado a casa. Que había desaparecido sin dejar rastro. Que no sabían si estaba vivo o muerto.
Un sonido de pasos la devolvió al presente. La puerta de la enfermería se abrió, y una figura femenina de cabello recogido y expresión severa entró.
-Alma... -dijo sorprendida-. ¿Qué ocurre? Me llegó una alerta urgente desde tu equipo.
Alma giró con el corazón en un puño.
-Doctora María... yo... hay algo que debe ver.
La mujer de mediana edad, de mirada firme y elegante porte, se acercó lentamente a la camilla. Su expresión se congeló al ver el rostro del joven inconsciente.
-No puede ser... -susurró, y cayó de rodillas, llevándose una mano al pecho.
-Sí -confirmó Alma con voz entrecortada-. Es él.
María temblaba. Lágrimas le corrían por el rostro mientras lo observaba como si fuera un fantasma.
-¿Dónde... dónde lo encontraste?
-Detectamos la energía demoníaca de Peicon en una antigua iglesia. Dejé al escuadrón de limpieza encargándose del rescate de las niñas y la purificación del área.
Yo me adelante... fui sola cuando lo encontré combatiendo al demonio. Estaba muy herido. Pero luchó como todo un exorcista de alto rango, rapido y letal. -Sus ojos brillaban con orgullo-. No caben dudas. Alex es el Exorcista Solitario del que todos hablaban estos años.
María se acercó a él y le acarició el rostro con una dulzura infinita, como si temiera que se desvaneciera si parpadeaba.
-Mi hijo... mi pequeño...
A un kilómetro de distancia bajo tierra, en una enorme explanada de concreto dentro de la base, más de cuarenta guerreros entrenaban en formación. Vestían trajes tácticos de color negro con líneas blancas y rojas, y el símbolo de una gran "G" en los hombros. Sus movimientos eran precisos, veloces, potentes.
Un hombre alto, de complexión fornida y rostro endurecido por años de guerra, los observaba con los brazos cruzados. Su nombre era Hemet, comandante en jefe de los Guardianes.
-¡Más rápido! ¡Más fuerte! -rugió-. ¡Cada segundo que pierden, una vida inocente puede estar en juego! ¡El enemigo no dará tregua, y nosotros tampoco!
En ese momento, una joven soldado se le acercó con paso firme pero con suavidad.
-Señor Hemet... lo llama su esposa. Le pide que vaya a la enfermería... de inmediato.
Hemet frunció el ceño, pero asintió sin decir palabra. Caminó a paso rápido hasta llegar a la sala médica. Al entrar, se detuvo en seco.
María lloraba en silencio, sosteniendo la mano de un joven sobre la cama.
Hemet se acercó, con los latidos retumbando en sus oídos. Y entonces lo vio.
-...Alex.
Su voz se quebró por primera vez en años.
Las cicatrices en su rostro endurecido parecían más profundas mientras miraba a su hijo perdido, el mismo que había creído muerto desde hace cinco años.
Se agachó junto a la camilla, y apoyó su mano enorme sobre la frente de Alex.
-Has vuelto, hijo mío -murmuró-. Y ahora... todo va a cambiar.
Continuará...
XintaRo.
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Updated 26 Episodes
Comments
Emily
Me encanto por favor sige escribiendo la historia
2025-04-13
1
Emily
La imagen de Alex esta increíble
2025-04-13
1
Emily
Mamon es horrendo 🙀 que miedo.
2025-04-13
1