CAPÍTULO V

Los días siguientes transcurrieron con una aparente normalidad entre Martina y Sebastián. Aunque él seguía insistiendo en pasar la mayor parte del tiempo juntos, ella lo veía como una muestra de afecto y no como una señal de alarma. Se repetía a sí misma que era lógico que quisiera estar con ella, después de todo, estaban en la fase inicial de la relación, ese momento donde todo es intenso y apasionado.

Sin embargo, pequeños detalles comenzaron a incomodarla.

Una tarde, mientras estaban en un café, el celular de Martina vibró con una notificación de mensaje. Sebastián, que estaba sentado frente a ella, alzó la vista de inmediato.

—¿Quién es? —preguntó con desinterés fingido.

—Nora —respondió ella sin darle importancia, desbloqueando el teléfono para leer el mensaje.

—¿Otra vez? Últimamente hablas mucho con ella. ¿No tenés suficiente con haber salido el otro día?

Martina soltó una risa nerviosa.

—Es mi amiga, Sebas. Nos contamos cosas todo el tiempo, es normal.

Sebastián chasqueó la lengua y desvió la mirada hacia la ventana.

—Solo digo que no sé para qué necesitás hablar tanto con ella. A veces las amigas meten ideas raras en la cabeza.

Martina frunció el ceño. No le gustó el comentario, pero decidió no discutir. Cambió de tema rápidamente, sin notar cómo Sebastián se inclinaba sutilmente hacia su lado para ver de reojo la pantalla de su celular.

Días después, Nora y Sebastián finalmente se conocieron. Fue un encuentro casual, ya que Martina los invitó a tomar algo en un bar para que se llevaran bien. En cuanto Nora vio a Sebastián en persona, sus ojos brillaron con interés. Sabía que era atractivo por las fotos, pero en persona tenía un magnetismo que la hizo sentir una chispa inmediata. Y, por la forma en que él la miró de arriba abajo con una sonrisa ladina, supo que la atracción no era unilateral.

—Así que vos sos la famosa Nora —dijo Sebastián, estrechándole la mano con más intensidad de la necesaria.

—Y vos el novio misterioso —respondió ella con una sonrisa coqueta.

Martina no notó el cruce de miradas entre ambos. Estaba demasiado concentrada en que su mejor amiga y su novio se llevaran bien. Pero el ambiente se cargó de una tensión sutil que solo Sebastián y Nora parecieron percibir.

La conversación avanzó con normalidad, aunque cada tanto Sebastián soltaba algún comentario que hacía que Nora soltara una risa exagerada. En un momento, cuando Martina fue al baño, él se inclinó apenas hacia Nora y susurró:

—No esperaba que fueras tan interesante.

Nora le sostuvo la mirada con picardía antes de beber un sorbo de su trago.

—¿Y qué esperabas?

—No lo sé… algo diferente.

Cuando Martina regresó, la charla continuó como si nada, pero Nora ya tenía algo en mente. Quizás Sebastián no era tan inalcanzable como su amiga creía.

Más tarde, mientras caminaban por el centro, Martina se detuvo frente a una tienda de ropa, admirando un vestido de verano. No era nada ostentoso, pero le gustó el diseño. Sonrió para sí misma y comentó:

—Me encanta ese vestido.

Sebastián la miró de reojo y soltó una carcajada.

—¿En serio? Se ve muy simple. Además, no creo que te quede tan bien. Sos linda, pero hay cosas que no te favorecen.

Martina sintió un pinchazo en el pecho. No estaba acostumbrada a que alguien hiciera comentarios así sobre ella. Siempre había sido segura de sí misma, pero por alguna razón, la opinión de Sebastián le afectó más de lo que esperaba.

—Ah… bueno, solo me pareció bonito —respondió con una sonrisa tensa.

Él pasó un brazo por sus hombros y la atrajo hacia él.

—Igual, no te pongas así. Si querés, podemos ver otro que realmente te quede bien —dijo con una sonrisa que no terminaba de convencerla.

Martina asintió, diciéndose a sí misma que era solo una opinión honesta. Quizás tenía razón, tal vez el vestido no le quedaría como imaginaba.

Pero la sensación incómoda en su pecho no desapareció.

Esa noche, mientras se preparaba para dormir, revisó su celular y vio un mensaje de Nora.

Nora: "¿Cómo sigue todo con tu chico perfecto?"

Martina suspiró. No tenía ganas de discutir con su amiga sobre Sebastián. Algo en el tono de sus últimos mensajes la hacía sentir que Nora no estaba completamente feliz por ella. Tal vez seguía molesta porque ya no pasaban tanto tiempo juntas.

Decidió responder simplemente: "Todo bien".

Al instante, vio que Nora estaba escribiendo. Unos segundos después, otro mensaje llegó:

Nora: "Me alegro. Igual, cuidate. A veces los tipos que parecen demasiado intensos tienen un lado oscuro. Solo te lo digo porque te quiero".

Martina frunció el ceño. No le gustaba que su amiga hiciera ese tipo de comentarios. Además, ¿desde cuándo Nora se preocupaba tanto por ella? Siempre había sido más relajada y hasta un poco indiferente con ciertos temas.

Con una mezcla de irritación y cansancio, bloqueó la pantalla de su celular y se metió en la cama. Decidió que no iba a dejar que nadie sembrara dudas en su relación. Sebastián era un poco controlador, sí, pero la quería.

Y eso era lo que realmente importaba… ¿no?

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