Capítulo 12- ¿quien?

Al llegar al palacio principal, Cassian ordenó que los guardias fueran por aquellos mercenarios que seguramente seguían inconscientes, mientras que llevaba a Veronika a una sala donde pueda quedarse mientras él se encarga de los mercenarios, los que siguen vivos serán llevados al calabozo e interrogados.

El alboroto no tarda en llamar la atención de Tamara y Celina, y tan pronto preguntan les hacen saber que alguien ha intentado llevarse a Veronika, Marion se sobresalta al escuchar eso. En especial cuando escucha que los secuestradores ya han sido capturados y que afortunadamente Veronika no sufrió ninguna herida.

—¿y si intentan secuestrarnos también?, tal vez quieren evitar que el príncipe elija una esposa.— comenta Lina.

—no digas eso...pero...le diré a mi padre que me envíe escoltas.— responde Irem.

Larisa solo escucha a las jóvenes y aprieta las manos en su vestido, si es como ambas chicas dicen, estarían en peligro todas, incluso puede ver como Marion se ha puesto nerviosa. Celina les ordena regresar a la residencia de invitados mientras que Tamara ordenará poner guardias en el lugar.

Al llegar a su habitación, Marion camina de un lado otro nerviosa, si fue obra de su padre y los mercenarios hablan, ella estaría en problemas, pero, justo ahora no puede enviar una carta, sería muy sospechoso si lo hace.

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Mientras tanto una doncella llega a la sala donde esta Veronika y le entrega un par de zapatillas nuevas, diciendo que fue enviada por el príncipe Cassian.

— su alteza ha dejado guardias en la puerta, dijo también que si desea volver a la residencia de invitados para estar cómoda, ellos la escoltaran.— comenta la doncella.

— se lo agradezco señorita, dígale a su alteza que volveré y agradezco por las zapatillas.— responde Veronika.

La albina se coloca los zapatos y sale de aquella sala siendo seguida por los guardias que envió Cassian. En su camino, se cruza con Calix, quien se detiene a verla, comentando que se ha enterado de lo sucedido, y se disculpa por no tener la seguridad suficiente para ella. Veronika por un momento se mantuvo callada, la presencia del príncipe heredero era intimidante, es especial por su mirada dorada y expresión fría, pero, al escucharlo hablar se va dando cuenta que es alguien amable y de cierta manera diferente a Cassian, quien es más relajado y burlon.

—Cassian encontrará al culpable, y nos encargaremos de hacerle pagar por su atrevimiento.— comenta Calix.

Veronika reacciona al escuchar el nombre del segundo príncipe.

—gracias alteza, aunque quizás esto sea porque mi padre se ha hecho de enemigos.— deja escapar un pesado suspiro.

No era de extrañarse, el Barón suele meterse en problemas con personas peligrosas, con eso de que le encanta ir a casinos ilegales. Veronika sonríe internamente, se le acaba de ocurrir una grandiosa idea. Agacho la mirada.

—últimamente se ha llenado de deudas por perder demasiado en esos lugares llamados casinos.— expresa preocupada.— ¿y si esa gente también ya lo hirió?, ¿que será de mí?, mis tíos seguramente me despojaran de todo.

Calix escucha atento las palabras de la chica y se fija bien en sus expresiones, entendiendo un poco porque Cassian se ha interesado en ella.

—¿casinos?, eso esta prohibido en el reino, nunca imagine que un hombre como el Barón Silverless estuviese involucrado con esos lugares, ya que actúa como un hombre recto.— responde Calix.

—es un vicio que no ha podido dejar, le he suplicado que pare, pero la última vez que lo cuestione, me golpeo y me encerró durante tres días.— se lamenta.

Ahora vera ese vejete, le enseñará que no debió enviarla al palacio a participar en algo tan absurdo.

—es lamentable, no se preocupe señorita Silverless, estaremos revisando esta pista que nos ha dado.— Calix se expreso con una sonrisa amable.

Pero, estaba ante una información demasiado útil, pues serviría para hundir al Barón Silverless, quien ha sido un problema últimamente en la corte, pues forma parte de los nobles quienes propusieron la idea de que debe de casarse pronto para dar el ejemplo por ser el príncipe heredero. Aunque será una pena por la hija, quien no parece involucrada en todo ese embrollo, pero, seguramente estará bien, después de todo, es del interés de Cassian y duda que este la deje a su suerte.

—ahora, solo regrese a su alcoba y descanse.— le sugiere.

—así lo haré alteza, se lo agradezco mucho.— Veronika hace una reverencia.

Ambos siguen su propio camino, mientras que una sombra se desliza por el hombro de Calix revelando una pequeña serpiente blanca.

—esa joven...¿es la misma que Cassian pretende?— pregunta Sohel.

—así es, supongo que ya escuchaste lo que paso.— responde Calix.

—si, pero eso es lo de menos...esa joven tiene una presencia extraña, debes de tener cuidado.— comenta Sohel.

Antes no le presto atención del todo, pero hasta hace un momento que estuvo cerca de ella, pudo sentir un mana diferente, uno que no parece humano, lo cual lo hace ponerse en alerta.

—¿es peligrosa?, ¿crees que Cassian no se haya dado cuenta?— pregunta

—no peligrosa, al menos no si no nos hacemos sus enemigos. Quizás Cassian ya sabe que ella posee un mana fuerte.— Sohel sabe que Cassian no sería tan ingenuo como para acercarse a alguien peligroso.

—es verdad, Cassian no es ingenuo, pero, Sohel, mantente alerta.— le pide.

—así será.—

La serpiente se vuelve en una sombra y desaparece, mientras que Calix sigue su camino.

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Cassian ha ido al calabozo donde dos de los mercenarios fueron llevados, esos que Veronika solo noqueo. Estos estaban encadenados a una silla y sus rostros magullados por los golpes que el guardia a cargo le ha dado para hacerlos hablar, pero ambos hombres se reusan.

—hable o no, me mataran, y aunque me prometan vivir, estaré encerrados de por vida.— responde el hombre.

—es verdad, pero, depende de ti si vives tranquilo o me encargo de que todos los días sean una tortura.— me amenaza Cassian.

—no hablaré, pero eso si, yo no pudo cumplir con la misión, pero otros lo harán.— se burla.

—¿como?, esa señorita lo te lo dijo, ¿no?, no es una damisela en peligro.— responde con una sonrisa ladina.

—solo es una señorita noble, no creo que tenga suerte de nuevo.— ríe.

— sigan, ya se quebrara y hablará.— ordena Cassian.

Mientras tanto, Cassian toma asiento, para disfrutar del espectáculo.

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