Ellos serían su fuerza más letal y leal, ya que todos lo veían como una figura paterna. Siempre había uno de ese grupo vigilando donde estaba, no precisamente velando por mi, sino que viera que ese lugar no maltrataba a los niños. Qiang siempre se daba el tiempo para verme y es así como lo veía todos esos años. Después de contarme todo, bajo la cabeza y espero por mi respuesta.
Quería reclamarle todo y sobretodo quería que me llevara a casa. Quería decirle que me siento vacía y me da miedo sentirme así. Quería decirle que soy una niña, pero nisiquiera sé quién soy o quién quiero ser. Quiero que me ayude a encontrar esa felicidad de nuevo. Quería muchas cosas, pero no podía decirlo. Soy muy inteligente, varias veces el director del colegio hablaba con el director del orfanato para meterme a clases de años superiores, pero no quería que destacara. Es esa inteligencia que me hace ver que él está más perdido que yo. Me atrevería a decir que yo soy quien lo sostiene. Sin mi se vendría abajo, pero no puede tenerme en su día a día. Entonces, lo único que pude decirle fue poco.
- Soluciona todo y búscame. Regresa por mi, para llevarme a casa.
Aguantaría hasta que eso pasara.
No sabía que en estos ultimos 9 años (sí, tengo 20 ahora) perdería todas las esperanzas de que mi padre me lleve a casa. Quiero decir, ya no estoy en el orfanato. Ahora, con un grupo de conocidos alquilamos un lugar mientras asistimos a la universidad. En alguna parte del camino dejé mi esperanzas y anhelos de ser feliz. Deprimirme no es lo mío. Entonces cree un exterior arisco y cínico. Sí, sabía que el hombre hacía lo que podía, pero lo único de lo que era incapaz era de poder protegerme si me llevaba de regreso. Siempre me decía que algo faltaba y a los 16 dejé de preguntar. De lo único que tengo el control es de mi cuerpo. Nada más es mío, ni mi vida que es mentira. Recuerdo que a los 17 intenté por última vez buscar esa felicidad. Encontré un chico que me decía que me amaba y me esperaría a estar lista, pero cuando lo estuve él solo me mostró lo que realmente buscaba: tener sexo con la indomable Ku. Nisiquiera fue una buena primera vez, pero antes de decirle que podíamos seguir practicando, se vistió y se fue. No me dijo más y cuando lo volví a ver nisiquiera lo miré cuando pasé por su costado del brazo de otro chico. A mi nadie me lastimaría. A nadie le daría el poder de hacerlo. No por algo trabajé tanto en conseguir mi apodo Indomable Ku, una chica que podía lastimar a cualquiera sin importar su género, peso, estatura. Por eso mismo no iba a dejar que mi experiencia sexual sea tan pobre.
Con mis 20 años he tenido unos cuantos chicos más, viendo si podía sentir lo que las chicas sentían en el sexo. Tal vez eso también está mal conmigo. En algún momento apagué todos mis sentimientos, incluso los del deseo. No diré que tener sexo era como ir al supermercado, osea algo se siente, pero nunca sentí esa euforia, ni me presentaron al gran O (orgasmo). Quién sabe, tal vez más adelante alguien pueda hacerlo, aparte de mi vibrador.
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