18

No se molestó en cambiarse, únicamente se puso una bata sobre su pijama que consistía en una blusa verde contiras.

Bajó a toda prisa al salón donde encontró a su madre esperándola.

Se acordó de la última vez en la que se encontró en esa situación.

—Empezaba a creer que no ibas abajar nunca.

—Lo siento, se me había olvidado por completo de tu viaje. ¿Dónde está?—quería ir directo al grano.

—Paciencia. Está fuera—habló con una de sus sonrisas, Elizabeth suspiró.

—Está bien, voy a conocerlo.

Se armó de valor como la última vez y sintió como que todo estaba volviendo a suceder como hacía ya tres semanas atrás. Salió fuera y allí estaba su nuevo guardaespaldas de espaldas, se sorprendió cuando creo conocerlo pero pensó que veía lo que quería ver, lentamente se acercó a él y entonces pudo confirmarlo cuando se puso delante de él, no podía creerse lo que estaba viendo, él estaba frente a ella.

—Como ya sabrás—habló él—no hay dinero que me haga renunciar a este trabajo.

No estaba alucinando, era él, era Héctor, había regresado a trabajar .

Impulsivamente se lanzó a susbrazos y lo abrazó.

—Creo que teníamos un trato—dijo él con una sonrisa.

Ella se apartó de él. —Lo siento, tienes razón pero es que no he podido evitarlo. Pensé que no volverías.

—Pero aquí estoy, soy tu nuevo guardaespaldas.

Se estuvieron mirando durante un tiempo hasta que Elizabeth volvió a hablar.

—Siento mucho todo lo que ha pasado.

—Lo sé. Y yo también lo siento.

—Y entonces, ¿estamos en paz?—preguntó con otra sonrisa

—Depende de cuánto dure, pero pora hora, sí.

—Mejor porque esta noche tengo que ir a una fiesta.

—¿Una fiesta?

—Sí, me invita Sergio.

Héctor no pudo describir lo que sintió al escuchar ese nombre ni mucho menos al escuchar que ella estaba dispuesta a ir a una fiesta suya, pero no podía hacer nada. Se acercó su madre hacia ellos.

—Veo que ya conoces a tu nuevo guardaespaldas.

—Gracias mamá.

—No tienes por qué, lo he hecho por mí, porque si no...

—¡Mamá yaaa!—se quejó Elizabeth ruborizada.

—De acuerdo, siento estropear este momento pero mi vuelo es dentro de veinte minutos por lo que tengo que dejaros.

—Que tenga un buen viaje señora disfrute.

—Gracias, y me la cuidas bien por favor. —Estaré bien.

Gabriela subió a su auto acompañada de su chofer quien la condujo hasta fuera de la muralla.

—¿Qué tal si salimos a dar un paseo?— sugirió Elizabeth.

—Como quiera señorita.

—Subo a cambiarme—dijo entusiasmada y subió a su cuarto.

Héctor suspiró y preparó el auto en el que iban a subir, durante todo ese tiempo había estado intentando alejarse de ella, olvidarse de lo que sentía por ella pero no lo había logrado, sabía que estar con ella supondría regresar a lo que siempre habían estado evitando, era totalmente inevitable pero quería estar con ella, eso era lo que realmente deseaba pese a lo que pasara

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