16

—Entonces bien, —forzó una triste sonrisa —me ha quedado bien claro. Espero que te vaya de perlas, osea, bien.

Dicho esto, salío del edificio y sin poder evitarlo, comenzaron a derramarse lágrimas por sus mejillas. Las secó y se metió en su auto donde dejó que se le cayeran todo lo que quisieran. Nunca se imaginó que estaría llorando por la despedida de Hector, solo había sido su guardaespaldas como había dicho su madre ¿por qué no podia asimilarlo si se suponia que era lo que ella tanto había esperado e incluso había luchado por conseguir? ¿Qué la estaría sucediendo? No podia seguir así. Se secó una vez más las lágrimas y puso en marcha el auto dirigiendose a su casa - sin Hector - de todas formas él había sido muy cruel con ella, obviamente habian muchas cosas de él que ella no conocía

Al llegar en la casa subió lo más pronto que pudo a su cuarto, por suerte su madre no estaba en casa seguramente estaba intentando conseguir un nuevo guardaespaldas, en cambio Valeria sí estaba en la casa y no quería que la viera en este estado después de haberle prometido que todo seguiría igual al hablar con Héctor, algo que no podía cumplir pero desafortunadamente ella le había visto entrar y la siguió hasta su cuarto. Se había echado en su cama abrazada con una de sus almohadas y no dejaba de sollozar.

—¡Dios mío cariño!—dijo sentándose sobre la cama—.¿Qué ha pasado?

—No le importó que le suplicara que regresara... no me hizo caso.

—Me prometiste que no pasaría nada.

—Lo intenté pero no puedo... lo siento.

—Bueno ya está, ven aquí—Elizabeth se incorporó y se echó a sus brazos —Todo saldrá bien mi niña, no tienes por qué preocuparte.

—Pero quiero que vuelva.

—Qué ironía—dijo con una sonrisa amable—con ese mismo deseo querías que se fuera de tu vida.

—Quizás me merezco que todo eso me pase, no debí tratarlo así. ¿Crees que soy mala persona?

—Por supuesto que no, solo que no se lo muestras a los que lo necesitan. Ahora le dejaras a tu madre que se encargue de todo ¿verdad?

—Ya que no me queda de otra—se separó de ella y se secó las lágrimas.

—¿Y vuelves a prometerme que estarás bien?

—Supongo—dijo dando un suspiro.

—Tienes que hacerlo, es lo mejor. Bueno, tengo que regresar a la cocina—se puso de pie—Si quieres hablar o necesitas algo por favor ven a encontrarme.

—Lo haré.

Valeria le dedicó una cariñosa sonrisa y salió del cuarto. Elizabeth dio un largo suspiro y se echó de nuevo en la cama.

Ya estaba bien de lloriquear, Héctor había decidido no regresar por lo que por más que llorara no cambiarían las cosas, debía superarlo y volver a la realidad. A las cuatro de la tarde decidió salir acorrer, se puso la vestimenta adecuada para la ocasión y se ató el cabello en una cola, se puso los auriculares, se despidió de Valeria quien se alegraba por el cambio radical y salió de la casa.

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Sarah Fridriksson

Sarah Fridriksson

Esa es la actitid

2021-04-08

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