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Salieron de sus pensamientos al darse cuenta de que hacía rato que se había acabado la música. Héctor la soltó y volvió a ejercer de guardaespaldas. Cuando se hubo alejado, Elizabeth se quedó quieta intentando comprender en qué estaba pensando cuando provocaba todo eso pero es que tenerlo cerca le hacía cometer cosas sin darse cuenta, era un peligro para ella y con más razón tenía que deshacerse de él. Miró en dirección de su madre y supo que no se había dado cuenta de nada.

Cuando se acabó la fiesta se fue directamente a su casa sin dirigirle la palabra a Héctor y descansó hasta la mañana siguiente soñando con él...

Despertó con más energía y ganas de hacerle la vida imposible a alguien y estaba bien claro que ese alguien era Héctor. Eran las nueve de la mañana, después de darse un buen baño, bajó a la cocina donde estaba Héctor desayunando, con una sonrisa los saludó. Se percató de que él no le dirigía la mirada "¿estará mosqueado por lo de anoche?" se preguntaba. Le quitó importancia y continuó hablando con la criada.

—Ya tiene listo el desayuno—le dijo Valeria la criada—, cuando guste puede sentarse a la mesa.

—Gracias vale—dijo acercándose al comedor—, es agradable saber que hay gente que se preocupa por ti.

Ante ese comentario, Héctor se levantó del taburete, no iba a quedarse allí sentado esperando aque lo que dijera o hiciera le hicieran enojar pero antes de que pudiera salir apareció el jardinero, le saludo a Elizabeth con una sonrisa al tiempo que se acercaba a Héctor y le susurraba algo al oído, por el gesto de su rostro ella supo que no era nada que le agradará.

—Salgo un momento al patio—dijo algo preocupado y se fijó en Elizabeth— cualquier cosa estaré a su disposición.

—¿Ocurre algo? —Ella no pudo evitar preguntar.

—No, nada—forzó una sonrisa-todo esta bajo control. Quédense aquí.

Héctor salió fuera y Elizabeth no podía estar quieta, quería saber qué es lo que le habían dicho y por qué había cambiado de humor de repente.

—¿Sabes qué le habrá podido decir el jardinero?

—No lo sé y no creo que debas preocuparte por eso—contestó Valeria— son hombres y seguro que saben cómo arreglárselas.

No estaba convencida del todo y estaba decidida a comprobarlo por su cuenta sin tener en cuenta las súplicas de Valeria que pedía que no lo hiciera, al final ésta le acompañó hasta la puerta del cristal del salón que les permitía ver lo que sucedía fuera. Observaron que Héctor estaba hablando con una chica y parecían estar discutiendo por algo y la expresión del rostro de ella mostraba súplica pero él estaba insistiendo en algo

—¿Quién es esa?—preguntó con necesidad de saber.

—No lo sé—le contestó Valeria—y creo que no deberías meterte en sus asuntos, supongo que eso es personal.

Pero en eso último ella ya no la escuchaba estaba muy atenta a lo que ocurría fuera.

—¿Crees que sea su novia?—preguntó sin apartar la mirada de la pareja.

Valeria empezaba a impacientarse —Volvamos a la cocina y..

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