Capitulo 2

Lavender apreciaba mucho a Violett, pues ella fue la primera mujer noble que se acercó a ella y la trató con amabilidad cuando Lavender fue presentada como la prometida de Maxon. A su regreso de la guerra y su llegada a la capital por primera vez, Lavender no sabía nada de la vida noble. Aunque Maxon había contratado a una institutriz, ésta resultaba ser muy rígida, y había ciertos aspectos de la etiqueta que no podía enseñarle, cosas que Lavender debía aprender por experiencia propia. Enfrentarse a esas situaciones por primera vez fue, por decirlo de alguna manera, complicado y a veces humillante.

Fue Violett quien la ayudó en esos momentos. Una radiante joven de su misma edad, Violett se acercó a ella durante la primera fiesta de té a la que Lavender asistió. Mientras las demás mujeres la evitaban y se alejaban, Violett no lo hizo. Al contrario, la recibió con una sonrisa sincera y abierta.

Desde aquel día, Lavender aprendió mucho de ella y su noble gracia. La amistad entre ambas floreció rápidamente. Violett solía elogiar a Lavender, admirando su valentía y su coraje, diciendo cómo había luchado en el campo de batalla hasta el punto de ser reconocida por el mismo Rey.

—No cualquiera sería capaz de hacer lo que tú hiciste, Lavender —decía Violett en más de una ocasión—. Yo, por ejemplo, no tomaría una espada ni aunque mi vida dependiera de ello. ¡Soy una cobarde!

Lavender, siempre con un gesto protector, le sonreía.

—No tienes por qué preocuparte por eso —respondía con suavidad—. Si alguna vez te encuentras en peligro, yo te defenderé.

Ambas terminaban riendo ante esa promesa. Con el tiempo, más personas dejaron de lado sus prejuicios y comenzaron a ver el verdadero valor de Lavender. Poco a poco, se ganó el respeto de la sociedad, demostrando ser alguien fuerte y digna de su título.

De regreso en el Ducado, Lavender sonrió al recordar aquellos momentos. Sin duda, Violett era una gran amiga, y Lavender estaba dispuesta a hacer lo que fuera para protegerla.

—No te preocupes, Violett —murmuró para sí misma, con determinación en la mirada—. Siempre estaré aquí para ti.

En la noche, mientras se preparaba para ir a dormir, la doncella que asistía a Lavender le recordó:

—Mi señora, mañana tiene usted una invitación al evento de la señorita Lydman.

Lavender asintió, aunque no parecía demasiado emocionada por asistir. Sin embargo, al pensar que tal vez Violett estaría presente, su interés no se desvaneció por completo.

Al día siguiente, puntualmente a la hora indicada, Lavender se dirigió a la mansión Lydman. Al ingresar al jardín, observe con detenimiento lo esplendorosamente preparado que estaba todo. Las flores perfectamente alineadas, los manteles de encaje finísimo y las mesas decoradas con la mejor porcelana. Era evidente el esmero que la señorita Scarlett había puesto en cada detalle para impresionar a sus invitados. Mientras la saludaba, Lavender pensaba en lo hermosa que se veía como siempre. Scarlett, sin duda, era una de las mujeres más atractivas de Tarcia, con su cabello rojo como el fuego y sus ojos del mismo tono que irradiaban un aire de seducción.

Lavender tomó asiento y miró alrededor , pero Violett tampoco estaba ahí, Lavender se decepcionó un poco. Mientras escuchaba las conversaciones sin intervenir demasiado, sus pensamientos vagaban hacia la razón detrás de todo aquel esfuerzo por parte de Scarlett. Esa reunión no era simplemente un encuentro de damas nobles; también habría una subasta cuya recaudación sería destinada a los albergues que acogían a las personas que habían perdido sus hogares tras la guerra. Las intenciones de Scarlett parecían nobles y altruistas a simple vista, pero Lavender sabía la verdad detrás de todo ello. Ocupando la posición que tenía, con acceso a información privilegiada, sabía que Scarlett solo buscaba una cosa: atraer la atención del príncipe Silver, uno de los solteros más codiciados de Tarcia.

— Qué perdida de tiempo... la señorita Scarlett ignora que él principe busca esposa en otro Reino— pensó Lavender.

A medida que las piezas de la subasta se desfilaban ante los ojos de las invitadas, algo capturó la atención de Lavender: un broche masculino adornado con una esmeralda de un verde intenso y un corte impecable. Era una pieza destacada, cuyo precio inicial era de mil monedas de oro, una suma que no cualquiera podría permitirse pagar. Sin pensarlo dos veces, Lavender ofreció por la pieza.

El murmullo de sorpresa recorrió la sala, seguido de aplausos. Nadie pudo superar su oferta, y de inmediato, el broche fue adjudicado a la Duquesa.

—Duquesa —preguntó una de las damas, incapaz de contener su curiosidad—, ¿por qué decidió ofrecer una suma tan elevada por esta pieza, cuando no se había interesado por ninguna otra antes?

Lavender respondió con naturalidad, sin vacilar:

—Me recordó a los brillantes ojos verdes de mi esposo. Pensé que sería un buen regalo para él cuando regrese de sus labores.

Murmullos de admiración por la gran relación entre el Duque y la Duquesa comenzaron a escucharse en el jardín. Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que surgieran los cuestionamientos. Algunas de las damas empezaron a criticar el hecho de que Lavender hubiera gastado una suma tan elevada en la subasta, señalando que estaba derrochando el dinero del Ducado sin medida.

—¿Por qué gastar tanto dinero tan irresponsablemente? —preguntó Lira Stanford, la amiga más cercana de la señorita Scarlett, en un tono que, aunque pretendía sonar inocente, estaba cargado de veneno—. Entiendo que el dinero será usado para una buena causa, gracias a la labor de Scarlett, pero comprar un regalo para el Duque con dinero del Duque, es como autoregalarse algo, ¿no les parece? No tiene sentido. Además, aunque la Duquesa tenga sus logros en la guerra, creo que Scarlett es mucho más admirable. En lugar de destruir, se dedica a ayudar.

Varias de las damas asintieron ante las palabras de Lira. Ella sonaba razonable, y el ambiente empezó a cambiar de admiración a crítica. Entonces, Scarlett intervino, como si quisiera suavizar la situación:

—Lira, querida, creo que has sido demasiado dura con la Duquesa. Por favor, discúlpala, Duquesa —dijo Scarlett con una sonrisa amable—, a veces la sinceridad de mi amiga puede incomodar.

Las palabras de Scarlett, que parecían una defensa, en realidad solo buscaban hacer ver peor a Lavender. Lo que había sido un conmovedor gesto de la Duquesa ahora parecía una frivolidad innecesaria y descuidada a los ojos de las demás.

Pero entonces, una sutil sonrisa apareció en los labios de Lavender, lo que hizo que tanto Scarlett como Lira se estremecieran. Lavender comprendió rápidamente el juego que intentaban jugar: humillarla públicamente para enaltecer más a Scarlett. Sin embargo, no dejaría que eso sucediera a costa de ella.

—Ciertamente, sus palabras son acertadas —comenzó Lavender con calma.

Las damas se miraron entre sí, desconcertadas, creyendo que Lavender reconocería las críticas hacia ella. Pero antes de que pudieran sacar conclusiones, la Duquesa continuó con serenidad.

—Sin embargo —añadió—, sus palabras serían acertadas si no fueran más que simples opiniones sin fundamento. Verán, la joya que he comprado la he pagado con mi propio dinero, ya que, por si no lo recuerdan, yo también poseo el título de Condesa. Esto me confiere propiedades y una fortuna que sé manejar debidamente.

Las expresiones de las damas cambiaron al instante. Lavender, viendo el impacto de sus palabras, continuó con la misma compostura.

—En cuanto a las labores de ayuda, me alegra que mencionen ese tema. En el Ducado también nos encargamos de ayudar a los afectados. De hecho, no nos limitamos a ofrecer refugios temporales. Nos esforzamos por resolver el problema de raíz, creando puestos de trabajo y ofreciendo préstamos accesibles para que las personas puedan reconstruir sus hogares. Incluso hemos construido algunas de esas casas de forma gratuita. Si desean comprobarlo, es bastante sencillo; solo tienen que visitar los pueblos afectados y hablar con sus ciudadanos.

El jardín quedó sumido en un silencio sepulcral. Ninguna de las damas se atrevía a contradecir a Lavender, cuya respuesta había sido impecable. Scarlett y Lira, por su parte, no pudieron ocultar la incomodidad en sus rostros, mientras la Duquesa mantenía su elegante postura, habiendo defendido su posición sin perder la calma. No era el bocadillo fácil que creían que sería sin la señorita Violett a su lado.

—Vaya, eso es admirable —dijo Scarlett, intentando retomar el control de la situación—. Pero, ¿por qué no sabíamos nada de esto?

Lavender dejó con calma su taza de té sobre la mesa antes de responder. Su mirada serena no dejó de analizar a Scarlett mientras pronunciaba cada palabra con precisión.

—Porque es mi trabajo —respondió—. No considero necesario ostentar sobre ello. Eso no contribuiría en nada a la labor que estamos haciendo.

Las palabras de Lavender se clavaron en Scarlett como flechas certeras, hiriendo su orgullo. La afirmación de la Duquesa iba directamente en contra de lo que Scarlett acababa de hacer: anunciar sus acciones con un aire de grandiosidad. El rubor que ascendió por el rostro de Scarlett fue casi imperceptible para las demás damas, pero no para Lavender, quien reconoció en ese instante que había tocado un nervio sensible.

Scarlett, incómoda, intentó disimular el golpe cambiando rápidamente de tema.

—Bueno, en todo caso, te felicito por tu adquisición, Duquesa. Ahora, continuemos con la subasta —dijo con una sonrisa que no alcanzó a iluminar sus ojos.

Lavender observó cómo Scarlett se esforzaba por mantener su compostura, y por un momento sintió una pequeña punzada de culpa. No había tenido la intención de avergonzarla públicamente, pero al mismo tiempo, Scarlett se lo había buscado al intentar humillarla frente a las demás. Lavender inhaló profundamente y, con la misma serenidad que había mantenido hasta ese momento, se dijo a sí misma que todo había sido una consecuencia natural de las circunstancias.

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Comments

Cruz Mejia

Cruz Mejia

Las obras benéficas se hacen para ayudar no para hacerse famosa. Scarlet fue por lana y salió trasquilada 🤭😂🤣😂

2025-04-11

4

Liliana Barros

Liliana Barros

No tengas culpa Lavender, ella se lo buscó por querer humillarte.

2025-04-10

2

Yoba OG

Yoba OG

sr me hace que aqui hay gato encerrado, tanta "amabilidad" suena como falsa

2025-03-28

5

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