Capítulo 5

"Mira, mamá", señaló la pequeña niña su vestido.

Un pequeño vestido ostentoso de brillantes lentejuelas.

"Es el que me compró mamá", sonrió la niña mirando a Aziel como si buscara su aprobación.

Era una niña muy pequeña y bonita, con dos coletas atadas a ambos extremos de su cabello, y hermosos ojos del color de la esmeralda.

Aziel no era bueno tratando con niños, menos cuando era llamado de repente mamá.

"... Te ves muy bonita, y hablas bastante bien para alguien de tu edad"

Los únicos niños a los que Aziel era cercano, eran los nietos de su querido Oliver, uno de ellos tenía la misma edad que esta niña, pero esta pequeña niña se expresaba de mejor manera y tenía una buena pronunciación, por lo que Aziel pensó que era bueno elogiar a la pequeña por su capacidad de hablar bien.

Sin embargo, la pequeña niña parecía extrañada por las palabras de Aziel, levantando su pequeña ceja izquierda como un gesto de duda.

"Bien", después de oír a Aziel, la pequeña niña se alejó con dirección a la sala de estar, como si su trabajo ya estuviera hecho.

Viendo a la pequeña marcharse, Aziel suspiró aliviado, tenía que convivir con la pequeña desde ahora, algo por lo que estaba preocupado.

En el libro se decía que Aziel tenía la ayuda de una mujer beta quien cuidaba de la niña y del bebé que había nacido hace unos meses, así que no habría mucho problema con eso, ya que Aziel podía contar con ella para que siga cuidando de los niños.

Convivir con los pequeños sería difícil, ya que Aziel siempre había vivido solo; dejando de lado esa preocupación, Aziel se dirigió hacia la cocina para buscar algo que comer por el hambre no saciado desde el día de ayer.

Cuando llegó a la cocina, Aziel se encontró con otra sorpresa, una mujer yacía dentro mientras sostenía un pequeño bebé.

Igualmente sorprendida, la mujer se quedó mirando a Aziel como si se tratara de un fantasma.

"... ¿Cómo...?, ¿por qué está aquí?", habló la mujer en voz baja.

La última vez que lo vio, Aziel era llevado a un hospital especializado para ser ingresado ahí, pero ahora estaba devuelta en la casa como si nada.

"Buenas tardes", saludó Aziel cortésmente con su atención fija en el bebé que la mujer sostenía en sus brazos.

Este pequeño bebé era omega, un bebé que el Aziel del libro planeaba usar para retener al padre alfa de los niños por las feromonas que necesitaba el bebé.

Si bien ahora existían alternativas médicas para suplantar la feromona del padre alfa que necesitaba el bebé, este bebé no lo necesitaba, ya que tenía la feromona de su padre alfa impregnada en su peluche abrazable de patito.

Un peluche que lo acompañaba en todo momento hasta la hora de dormir, la feromona había sido dada voluntariamente por el padre alfa de los niños.

El bebé que era cargado por la mujer, empezó a moverse al notar la presencia de Aziel, con curiosidad y miedo, Aziel se acercó para ver al pequeño.

Envuelto en su manta, el bebé sonrió contento al ver a Aziel haciendo un guiño con su pequeño ojo, Aziel tenía que admitir que el pequeño bebé era realmente encantador.

Diferente de su hermana mayor, este bebé tenía una condición genética llamaba heterocromía, ojos de diferentes colores.

"... Señora Roosevelt, ¿va a quedarse en esta casa?, creí que iban a internarlo en el..."

"Por favor, solo dirígete a mí como Señor, no hay necesidad de ser llamado Señora Roosevelt", detuvo Aziel las palabras de la mujer con un movimiento de su mano.

Ya era raro ser llamado mamá, ser llamado Señora no era algo que Aziel podía escuchar.

"... Pero usted dijo que debía llamarlo de esa manera"

"Comprendo, pero ya no es necesario, simplemente Señor está bien", dijo Aziel a la mujer.

Él no era el Aziel del libro quien usaba el apellido del alfa Roosevelt y pedía ser llamado Señora, Aziel no permitiría eso.

Ciertamente, había muchas cosas que cambiar, empezando por la ropa y la decoración de su habitación, por suerte, la decoración de la casa se veía modesta.

Mientras Aziel se encontraba mirando al bebé, la pequeña niña entró a la cocina.

"¿Qué hay de cenar?", preguntó la pequeña a la mujer.

"La pizza llegará en un momento", respondió la mujer.

Al oír la palabra pizza, la pequeña niña saltó contenta.

"Los niños no deberían comer pizza para la cena", Aziel quién había escuchado la conversación, intervino al no creer apropiado que una pequeña niña de tres años cenara pizza.

"¿No hay algo más que preparar?, tiene que haber verduras y proteína para que la niña pueda comer", se dirigió Aziel a la mujer.

No sabía bien sobre la dieta de una niña de tres años, pero para Aziel las verduras eran mejor que una pizza.

"Tsk"

Un pequeño chasquido de enojo se escuchó cuando Aziel hablaba con la mujer, al voltear hacia la dirección del sonido, Aziel vio que la pequeña niña salía de la cocina claramente molesta.

Volviendo a chasquear su lengua con enojo, la pequeña niña había sido la autora del chasquido.

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