XIX. Inconsciente

REMI

— ¿Cómo mierda la dejas salir sin mi consentimiento? — Agarre al hombre de seguridad del club por el cuello, ejerciendo mucha fuerza hasta que mis manos quedaron blancas y su cara se ponía cada vez más roja.

—Señor, uno de sus hombres vino por ella, dijo que usted lo ordenó — Dijo el hombre y lo solté.

—Vito, rastrea el auto ahora — Saque un cigarrillo y lo encendí. Donde pudo haber ido si a la casa no ha llegado.

— Tony le quitó el rastreador— Frunció los labios.

—¡Hijo de puta!— Me pase las manos por el cabello desordenándolo un poco.

—Tony llamo a la base hace unos minutos, los estaban siguiendo, van hacia la casa de seguridad— Entró Lucas con el teléfono en sus manos y el ceño fruncido.

— ¡Mierda, Vámonos!— Maldita sea, si le llega a pasar algo a mi pequeña Molly, no sabría que hacer. Tony sabe hacer su trabajo.

Salimos en 5 camionetas blindadas y armados hasta los dientes, con mi corazón y el pulso a mil.

—No, mantenme informado— Colgó Lucas, me miro serio y enojado a la vez.

—Ya llegaron.

— No— Maldición, debió ser el puto árabe, no nos debimos fiarnos de él.

—Seguiremos la ruta— Acelero el auto. En este momento me importa una mierda si me llevo a alguien o no por delante, necesito saber que mi Molly esta bien. Que no le ha pasado nada. Hace más de media hora que llamaron y no han aparecido, si por esta ruta se demoran menos de 15 minutos en llegar a la casa.

A lo lejos logro ver el auto de Tony estrellado contra un árbol. Mi corazón se detuvo durante varios minutos pensando en lo peor.

— ¿Qué mierda fue lo que pasó? — Agarre a Tony del cuello de la camisa, de su cabeza bajaba sangre, al igual que sus manos y la ropa también estaba manchada de ella.

—Señor Remi, una camioneta negra como las suyos nos estaba siguiendo ,de repente impacto contra nosotros y chocamos con el árbol. perdí el conocimiento por unos minutos y cuando desperté, Molly ya no estaba.

— Maldita sea — lo solté y caminé hacia el auto.

— La verdad no sé si este viva o muerta— Dijo Tony a mis espaldas.

—Vito quiero saber quién la tiene, buscala — subí en el auto y manejé hasta llegar a la casa.

—Señor Lombardi — saluda uno de mis hombres en cuanto bajo del auto.

— Quiero ver todas las cámaras — Ordeno y entre a la casa, detrás mío entró el hombre encargado.

—Por supuesto, las placas del vehículo ya están localizadas y de las dos motos también — Me mostró el vídeo, en el justo momento donde un hombre la sacó del auto y la subió en la camioneta.

—Perfecto, mándame la ubicación, quiero todos los hombres en cinco segundos fuera, saldremos de cacería— Me quité la chaqueta del traje, esta maldita ropa me esta sofocando con cada segundo de no saber de mi dulce Molly. Verla inmóvil en los brazos de ese hombre, me removió todo por dentro. Ella es mi gran debilidad y han dado en donde más duele.

—Iremos en dos grupos, Vito les dará la dirección, no quiero errores y mucho menos que Molly salga herida— Dije y todos asintieron

—Voy con usted señor, mi deber es cuidar de la señorita— Intervino Tony

—Veo que le has cogido bastante aprecio — Solté con ironía

—Me recuerda a mi hija señor, es todo — Contestó

—Como sea, ponte una venda en la cabeza primero.

— Si señor— Se marchó, Lucas y Vito se acercaron.

—La ubicación de la camioneta lleva a una bodega a unos 20 minutos de aquí, pero las motocicletas desaparecieron en una variante— Informó Vito

—Es tu culpa Remi. Acaso no puedes controlar tus malditos arranques de celos — Espetó con rabia Lucas.

—Tiene razón, solo estábamos hablando y como siempre llegas con tus celos de macho dominante—Secundo Vito.

—Ahora no estoy para sus pendejadas— Gruño molesto y los deje hablando solos.

Par de idiotas, si ellos son iguales con sus mujeres...

Me alejo lo suficiente mientras mis hombres preparan todo para salir en su búsqueda. ¿Qué es esto que estoy sintiendo por Molly? ¿Por qué me preocupa tanto lo que le llegue a pasar?.

Cierro los ojos con fuerza imaginando su bello rostro lleno de lágrimas cuando me dijo esas palabras, que todavía rondan en mi cabeza y que provocaron una punzada de dolor en el pecho.

—Pequeña — murmuro mientras suelto el humo del cigarrillo.

—Ya está todo listo Remi— Informó Vito y bote la colilla al suelo, la apague con el zapato y camine hasta el auto.

—Si las cosas se ponen serías, lo más importante es que saquen a Molly de ahí — Ordeno.

—Ya deberías aceptar lo que sientes por ella— Inquirió Vito.

—Maldita sea, cuantas veces tengo que repetirlo, no siento nada por ella.

Pequeña Molly, no dejaré que nadie te haga daño, no a ti mi princesa.

Arrancamos en los autos en completo silencio y así nos mantuvimos hasta llegar a la ubicación de la bodega.

—Todos a sus posiciones— Ordenó Lucas.

—Listo— Dijeron los dos grupos que rodearon la bodega, que por fuera parecía estar sola.

—Entraré a revisar— Inquirió Tony y asentí con la cabeza.

Después de unos cuantos minutos desesperantes para mí dieron la señal para entrar. Lucas tiró la granada a la puerta haciéndola volar en pedazos, entramos a pasos silenciosos.

Un lugar abandonado y Molly estaba en la mitad de aquel lugar, tirada en el piso inconsistente, sus brazos, piernas y su cabeza cubiertas de sangre. Corrí hasta caer a su lado y su cara tenía varios cortes, la alcé en mis brazos y salí con ella, la subí en el auto con mucho cuidado de no lastimar sus heridas y, arranque hasta llegar al hospital más cercano.

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