La misión de clara

Romance Secreto es una novela de fantasía que se desarrolla en un mundo dividido entre cuatro grandes imperios: Mar Azul, el más poderoso y extenso; Mar de Fuego, igualmente grande y conocido por su belicismo; y dos imperios más pequeños, Islan y Aziro.

En este vasto escenario, Beatriz, una simple campesina, se convierte en protagonista de una historia que cambiará el destino de todos los imperios. Trabajadora incansable y valiente, Beatriz lucha por lo que desea, y su vida da un giro inesperado cuando se convierte en general del ejército del rey del imperio Mar Azul. La guerra con el imperio Mar de Fuego da inicio, y en medio de este conflicto, Beatriz conoce al príncipe Aldrin Drakonis, quien lidera las tropas de Mar Azul.

Aldrin queda cautivado por Beatriz. Juntos luchan en el campo de batalla y, mientras lo hacen, se enamoran en medio de la guerra. Sin embargo, cuando la paz parece llegar, Beatriz descubre que Aldrin está comprometido con Aranza Valentis, una joven delicada de salud y con una familia de gran poder en la corte. Esta revelación causa una gran confusión y dolor en Beatriz, quien, sin querer hacerle lo que no desearía a otra mujer, decide alejarse de Aldrin para que pueda cumplir su compromiso.

Pero Aldrin no puede soportar perderla. Tras mucho pensarlo, decide romper su compromiso con Aranza, a pesar de las implicaciones políticas y sociales que esto conlleva. Sin embargo, esta decisión desencadenará una serie de eventos que cambiarán todo para los involucrados.

Aranza Valentis es una joven frágil, tanto en salud como en carácter, que vive a la sombra de su dominante padre, Vladimir. Vladimir es un hombre fuerte, con un poder formidable, pero que siempre ha mostrado su desdén hacia su hija, pues ella no ha heredado sus capacidades. Por esta razón, cuando se plantea la boda de Aranza con Aldrin, ella se siente aliviada, esperando que su matrimonio con el príncipe la saque de la casa de su padre y su vida de sufrimiento.

Sin embargo, al enterarse de que Aldrin la ha dejado por Beatriz, Aranza entra en una profunda desesperación. La joven, sintiéndose rechazada y sin ningún futuro, decide tomar medidas drásticas. Se propone hacer todo lo posible para que Beatriz desaparezca de la vida de Aldrin, convencida de que solo así podrá recuperar lo que ella considera suyo.

Aranza intenta asesinar a Beatriz en un acto de venganza, contratando a un grupo de maleantes para que la eliminen. Pero su plan se ve frustrado cuando es descubierta. El emperador, preocupado por las repercusiones políticas de un escándalo, decide darle a Aranza un castigo leve debido a la influencia de su padre. Vladimir, furioso por la humillación que su hija le ha causado, decide que Aranza debe casarse con el primer hombre que se le ofrezca. Es entonces cuando llega una misiva del duque Cassius Darkmoor, un hombre de Mar de Fuego, quien propone matrimonio a Aranza. Sin pensarlo dos veces, Vladimir acepta el matrimonio, enviando a su hija hacia un destino incierto.

En el camino hacia su boda, un grupo de maleantes intercepta el coche de Aranza y la toma como rehén. Los hombres intentan chantajear al príncipe Cassius, conocido por su crueldad y por su fama de hombre despiadado. Sin embargo, el príncipe no cede ante las amenazas y, desinteresado por la vida de Aranza, los maleantes la matan y envían su cuerpo al príncipe. Cassius, al recibir el cadáver, no muestra ninguna emoción. La manda a enterrar sin ceremonias ni lamentos.

La muerte de Aranza pasa desapercibida para muchos, pero tiene repercusiones profundas en las vidas de aquellos involucrados en su historia. Mientras tanto, Aldrin, angustiado por no poder estar con Beatriz, sigue luchando por su amor, y finalmente descubre la verdad: Beatriz no es hija de la familia que ella creía, sino que su verdadero padre es Vladimir. Esta revelación cambia el curso de los acontecimientos, ya que el emperador decide reconocer a Beatriz como hija legítima de Vladimir. Así, Beatriz recibe finalmente el amor y la aceptación que siempre deseó.

La historia, entonces, encuentra su cierre con Beatriz y Aldrin unidos, mientras que Vladimir, al descubrir todo lo que su hija ha hecho por el imperio, comienza a mostrarle el amor que nunca mostró a Aranza.

Clara miraba a esa gota con cara de pocos amigos. La historia acababa de concluir, y Clara, con los ojos entrecerrados, no pudo contener su molestia.

— "Vaya, y coma mierda. Qué historia tan estúpida. O sea, además tengo que escucharla dos veces,"— le dijo, su tono ácido como siempre. La gota, que había estado tratando de contar la historia con entusiasmo, solo podía mirar a Clara, su forma transparente ahora llena de frustración, mientras los ojos de la gota se volvían blancos. Tanto esfuerzo para relatar la historia, para que llegara esta simple humana a arruinarlo con su comentario.

— "¿Dos veces?"— preguntó la gota, claramente confundida.

Clara asintió, con un gesto de desdén en su rostro.

— "Sí, bueno, digamos que me encantan las novelas. Ese libro lo compré no hace mucho. Pero luego de que Aranza murió y terminé odiando al tal Cassius, dejé de leer. Era demasiado tonto como para dedicarle mi preciado tiempo,"— explicó Clara, sin mostrar ni el más mínimo interés por la historia o por la frustración de la gota.

La gota rodó los ojos con resignación, pero luego esbozó una sonrisa malvada.

— "Pues qué crees... Esta será tu segunda oportunidad. Tu deber es mantener a Aranza viva."

Clara parpadeó, atónita por las palabras de la gota.

— "¿Cómo?" — preguntó, levantando una ceja.

— "Lo que oíste. Mantener viva,"— repitió la gota con una calma molesta.

Clara la miró con furia, su paciencia ya al límite.

— "Debe ser una broma. ¡A esa hasta una brisa la mata! ¿Cómo se supone que la mantenga viva?"— grito, su voz llena de incredulidad.

La gota suspiró con tranquilidad, como si ya estuviera acostumbrada a la falta de fe de los humanos en sus misiones.

— "Pues no sé... ingéniatelas,"— respondió la gota antes de desaparecer sin más.

Clara quedó inmóvil por un momento, su mente procesando lo que acababa de escuchar. Entonces, sin previo aviso, un gran remolino comenzó a formarse alrededor de ella, y antes de que pudiera reaccionar, fue tragada por él.

— "¡Maldita! ¡Malditos espíritus!"— gritó Clara, mientras era arrastrada al abismo. La sala quedó vacía, pero el silencio duró poco.

Un par de segundos después, la gota reapareció, rodeada de varios espíritus, todos sentados en un enorme sofá, con palomitas de maíz en las manos. La gran pantalla, que antes había mostrado la historia, volvió a iluminarse. La gota, sonriendo con maldad, se giró hacia los espíritus.

— "La venganza es dulce, muchachos,"— dijo, mientras todos se reían, saboreando las palomitas. Ya no había ningún rastro de la seriedad con la que la gota había comenzado. Ahora se trataba de un espectáculo.

La gota y los espíritus se acomodaron, ansiosos por ver cómo Clara, la "mocosa engreída", lucharía por sobrevivir en este nuevo desafío que le habían impuesto. Y aunque Clara aún no lo sabía, su aventura estaba lejos de terminar; de hecho, apenas comenzaba.

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