Episodio 8

●Sofía: Por supuesto que pueden contar conmigo, Felipe. Dime a qué hora nos encontraremos y cuál será nuestra forma de ir. Te prometo, en nombre de nuestra amistad, que no permitiré que mi esposo le haga algo tan cruel a la pequeña Inés.

●Felipe: Muchas gracias, señora Sofía. Si le parece bien, podríamos encontrarnos en las afueras de la ciudad. Allí será más fácil que nos reunamos. Tengo un carruaje que acabo de comprar, así que nadie sospechará de nuestra reunión. En el carruaje solo iremos Ofelia, usted los novios, y yo.

●Sofía: Ni mas falataba, iremos en mi carruaje. Asegúrense de estar listos en una hora, porque pasaré a recogerlos. Ahora, váyanse, no quiero que se despierten sospechas. Los observo mientras se alejan, luego subo a mi habitación y empiezo a prepararme. Estoy ansiosa por ver la expresión en el rostro de Alberto cuando se dé cuenta de que su capricho no se podrá cumplir. Finalmente, termino de arreglarme y decido llamar a mi hija: Manuela, si tu padre pregunta por mí, por favor dile que salí y que regresaré mañana. Si continúa insistiendo en que le digas dónde estoy, dile que no te he mencionado nada más al respecto. Además, te ruego que dejes de ser tan calenturienta. No busques al hijo del molinero y mucho menos se encierren en tu habitación, porque si tu padre se entera de eso, te encerrará en un convento. Así que, dale un buen ejemplo a mi nieta.

●Manuela: ¡Madre, por favor, deje ya ese tema! Le he comentado varias veces que no he vuelto a encontrarme con Ascanio; solo estuvo aquí para pasar el rato. Y a mi si me dirá a dónde va con tanto misterio.

●Sofía: Lamentablemente, has demostrado ser una ramera al igual que tu padre. Sin embargo eres mi hija y te quiero,no quiero entrar en ese asunto ahora. Y no, no te diré a dónde me dirijo.

CASA DE MANUEL

●Ofelia: Felipe me acompañó hasta mi casa y, después de eso, se marchó a buscar a Inés. Al entrar, vi a mi hijo, quien me esperaba y parecía un poco inquieto. Me acerqué a él y le dije: Hijo, prepara tus cosas y organiza todos los documentos que necesitamos. La señora Sofía nos llevará a San Fernando, donde te casarás con Inés. Así que date prisa, porque nos están esperando en casa de tu suegro.

●Manuel: Siento una gran alegría cuando mi madre me dice esta gran noticia. Inmediatamente le doy un abrazo cariñoso y me dirijo a mi habitación para prepararme. Comienzo a recoger todos los documentos necesarios para que podamos llevar a cabo nuestra boda. Después, me dirijo a la habitación de mi madre. Al entrar, la encuentro concentrada en la escritura de una carta. Me acerco a ella y le pregunto: Madre, ¿a quién le estás escribiendo? Necesitamos salir rápidamente antes de que se nos haga más tarde.

●Ofelia: Espérame un momento, hijo. Estaba escribiendo una carta para tu padre. Necesito que se entere de todo lo que está sucediendo aquí, para que regrese y pueda estar a nuestro lado en estos momentos tan difíciles. Terminé de escribir, y luego nos dirigimos a casa de Felipe.

●Inés: Mi padre regresó a casa con prisa y me pidió que preparara un poco de ropa y mis documentos, ya que en ese momento íbamos a partir hacia San Fernando. Así que hice lo que me pidió y me apresuré a alistar todo, aunque noté que estaba algo nervioso. Luego, traté de encontrar a mi hermana para poder despedirme de ella, pero no logré encontrarla en ninguna parte. Me pareció muy extraño, ya que ella nunca sale a esta hora.

●Felipe: Hija, ya está todo preparado. Saldremos ahora, ya que todos nos están esperando afuera. Al momento de salir, entramos al carruaje de doña Sofía. Dentro, vimos a Ofelia y Manuel, quienes nos miraban con una amplia sonrisa en sus rostros. Les salInésefusivamente, tomamos asiento y, una vez acomodados, comenzamos nuestro trayecto hacia fuera de la ciudad.

●Inés: me siento al lado de Manuel, tomo su mano y le susurro con ternura: cariño, estoy tan nerviosa por lo que estamos a punto de hacer, pero también soy la mujer más feliz del mundo, ya que pronto seré tu esposa ante los ojos del hombre y de Dios.

●Manuel: No te preocupes, mi princesa, todo saldrá muy bien. No te voy a negar que también estoy un poco nervioso, pero lo único que realmente importa es que, a partir de ahora, seremos marido y mujer. Ni siquiera el mismísimo señor de San Calletano podrá separarnos ni reclamar ese absurdo derecho de pernada. Abrazando a Inés, me siento el hombre más feliz del mundo. Tanto tiempo deseando tenerla en mis brazos, y por fin ese sueño está a punto de hacerse realidad.

SAN CALLETANO

●Úrsula: Salí de casa cuando no había nadie y me dirigí al palacio del regente de nuestra ciudad. Al llegar, me encontré con que no quería recibirme, pero cuando mencioné que la razón de mi visita era mi hermana, finalmente accedió a dejarme entrar. Al entrar, observé cómo don Alberto se levantó de su asiento y me miró de arriba a abajo, lo que me hizo sentir algo incómoda, pero decidí tomar asiento.

●Alberto: querida Úrsula como has estado ahora dime ¿Que era esa cosa tan importante que querías compartir conmigo sobre tu hermanita Inés? quiero que seas concisa, ya que tengo otros asuntos que necesito atender.

●Úrsula: Lo lamento, mi señor. Sé que usted es una persona muy ocupada, pero no podía quedarme callada respecto a lo que está sucediendo con mi familia. Tengo conocimiento de que usted solicitó el derecho de pernada sobre Inés, pero quiero aclararle que mi padre no lo permitirá bajo ninguna circunstancia. Además, doña Ofelia se acercó a su esposa, la señora Sofía, en busca de ayuda. En este preciso momento, ellos se están dirigiendo hacia San Fernando, donde planean solicitar al padre de ese lugar que case a mi hermana con Manuel. Estoy aquí porque no quiero que se forme una mala imagen de mi familia, Usted conoce bien cómo es Inés, tan voluntariosa. Ella convenció a mi padre para que la llevara a ese lugar, y ahora me encuentro en una situación complicada. No sé qué decisiones tomar, por lo que le pido su consejo, señor Alberto. ¿Qué me recomendaría hacer en esta circunstancia?

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