05

El tiktok del reloj era lo único que se escuchaba en la habitación mientras Arthur miraba fijamente la pantalla. Había estado totalmente decidido y seguro de si mismo cuando se sentó para crear a aquel héroe que pusiera fin al villano, pero se le pasó por alto un gran detalle: él no había liberado a Kilian por voluntad propia, había sido un accidente; por lo tanto, no tenía la menor idea de como volver a hacerlo. ¿Debía solo escribir? ¿Agregar una sola palabra en específico? ¿Murmurar un hechizo? ¡Nada tenía sentido!

Golpeó sus dedos contra el escritorio un par de veces mientras lo pensaba. Ya había estado escribiendo por un buen rato, pero el sujeto no llegaba. No podía esperar más, porque no había mucho tiempo en primer lugar.

Miró una vez más el archivo con aquellos ojos celestes que parecían burlarse de sus intentos fallidos, sintiendo la frustración crecer dentro de él, y decidió que, si no podía con uno, entonces crearía otro. No podía permitirse a si mismo quedarse estancado con un solo personaje cuando podía elegir otro. Era un escritor después de todo, ¿no? Las opciones eran ilimitadas.

Con una determinación renovada, decidió que era momento de elegir un segundo personaje.

¿Nombre del nuevo héroe? Francisco. ¿Edad? ¿Familia? ¿Pasatiempos? Nada de eso importaba, ni siquiera su apellido, así que no se molestó en buscar uno. Lo único que le interesaba era que Francisco fuera valiente, orgulloso y determinado; características necesarias para enfrentar al villano.

Siguió escribiendo, como si solo estuviera agregando un capítulo más a la historia. Uno sin mucha conexión con lo anteriormente escrito, casi como si hubiera arrancado una página de otro lado para agregarla a su libro, un engranaje fuera de lugar que desajustaba el ritmo y la armonía de la narrativa.

Los minutos se volvieron horas, hasta que finalmente un ruido en la sala lo hizo regresar a la realidad.

Con precaución bajo las escaleras, empuñando la escoba como si fuera una espada, sintiendo que cada crujido del suelo le hacía latir el corazón con más fuerza. Puede que no sea la mejor arma para defenderse, pero era lo único que tenía a mano y debía aferrarse a ello.

Al llegar a la sala, lo primero que vio fue a un chico de cabello castaño oscuro y alto mirando alrededor con desconcierto. Cuando sus ojos verdes se encontraron con los de Arthur, fue cuando la realidad le cayó de golpe. Lo había logrado.

—¿Quién eres? —preguntó el chico, con precaución y listo para atacar si se sentía amenazado.

—Yo soy tu creador —respondió con un deje de duda que se esforzó por disimular.

El ver en carne y hueso a una de las personas que él mismo había creado se sentía tan irreal. Incluso cuando ya había tenido a Kilian en frente suyo, todavía no se acostumbraba. No podía asimilar del todo que ÉL lo había creado.

—Bienvenido a mi mundo, Francisco —agregó luego de unos segundos en silencio, tratando de aparentar tranquilidad.

Escondió su mano derecha detrás de su espalda, ya que no dejaba de temblar y se paró erguido. Su semblante firme.

Francisco levantó una ceja, dudoso, antes de inspeccionar a Arthur de arriba a abajo sin disimulo alguno.

—¿Por qué estoy acá? ¿Para qué me trajiste? —exigió saber, dando un paso al frente.

Arthur tragó saliva y su mano temblorosa apretó la escoba con más fuerza, pero lo disimulo lo mejor que pudo.

—Tú eres un héroe, fuiste creado para eso, lo sabes, ¿verdad? —Francisco asintió —. Tienes un propósito. Uno solo y es lo que te define en este mundo.

—Mi deber es derrotar villanos —dijo con seguridad. ¿Cuál es el villano que debo derrotar?

Arthur frunció el ceño. Por alguna razón una vocecita dentro de su cabeza no dejaba de decirle que algo estaba mal. Que uno de los pasos estaba incompleto, pero lo ignoro.

Dejo la escoba a un lado, apoyada contra la pared y guío a Francisco hasta el sofá. Le explico con mucho detalle como era Kilian y las cosas que había hecho, omitiendo ciertos detalles, como el hecho de que había sido el mismo Arthur quien lo había liberado accidentalmente y no tenía la menor idea de como derrotarlo.

—¿Cuándo tengo que ir a matarlo?

—Ahora. Ve ahora —ordeno Arthur, con la emoción brillando en sus ojos.

Se había asustado tanto por algo tan pequeño. ¡Dios, se sentía hasta ridículo por ello! Solo debía mandar a Francisco, dejar que mate a Kilian y luego las cosas volverían a ser tan tranquilas como antes. Sintió una punzada en el pecho cuando pensó que no volvería a escribir nunca más, pero era necesario. Seguiría en su trabajo, con su vida, sus amigos, su familia. Todo igual.

—Está bien, lo mataré enseguida —afirmó Francisco, sacándolo de sus pensamientos.

El héroe caminó hasta la puerta, con paso elegante y confiado. Francisco tenía una mandíbula marcada y unos ojos verdes que brillaban con determinación. Era guapo, pero así es como debían ser todos los héroes, ¿no? O al menos así lo creía Arthur. El poder no era lo único que le daba fama a un superhéroe, sino que también estaba la belleza. Si el héroe era feo no llegarías muy lejos.

Arthur conducía en silencio, su mente llena de preguntas mientras se dirigía al lugar donde creía que podía estar Kilian. ¿Era seguro que estuviera allí? No, pero su instinto le decía que no había otra opción. Era lo único que tenía.

Condujo unas cuantas horas hasta que llegó a un lugar apartado, una mansión que parecía estar abandonada. La vegetación cubría las paredes y unas ventanas opacas, cubiertas de polvo y telarañas, impedían ver el interior. Kilian tenía que estar allí, estaba seguro.

—Ve, yo te esperó aquí.

Francisco lo miró de reojo, antes de bajar del auto y entrar a la casa abandonada. Aunque bueno, más que una casa era una mansión.

Arthur no pudo evitar suspirar aliviado. Si lograban detener al villano antes de que comenzaran los eventos principales, entonces estarían salvados. Era pan comido. Entrar, eliminar al villano, salir y festejar la victoria. ¡Tan fácil!

—Me estuve estresando todo este tiempo por nada —exclamo con una sonrisa, pero no duro demasiado.

Un estruendo ensordecedor acabó con el silencio del lugar, y por instinto, movió el auto para ocultarlo entre la maleza, sintiendo cómo su pulso se aceleraba. En cuestión de segundos, un cuerpo salió volando, rompiendo una de las paredes de la mansión: Francisco...

El corazón de Arthur se detuvo; la escena era tan surrealista que no podía procesarlo. Se suponía que Francisco debía ganar, entonces, ¿qué estaba pasando? ¿En qué momento las cosas se volvieron así?

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Comments

Kakashi Hatake

Kakashi Hatake

Esta buena para pasar el rato

2025-05-17

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Lee Ji Bin

Lee Ji Bin

tremendo D:

2025-08-13

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