Capítulo 20 Una oportunidad

Sandra Vannecelli

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-Observo cómo cierra la puerta y me levanto. Me percato del olor de mi ropa y me doy cuenta de que realmente necesito una ducha. Me dirijo al baño y me doy una buena ducha. Minutos después, camino hacia la cama, me recuesto y reflexionó sobre las palabras de Caeli, prestando atención a los latidos de mi corazón. Al día siguiente, me preparo para ir a la escuela. Al bajar las escaleras, me encuentro con mis padres y les doy un fuerte abrazo. Minutos después, ya estoy en la escuela, donde me espera Brayan.

Ha transcurrido dos semana desde que Renzo cumplió su promesa de no buscarme. Siento un leve vacío, ya que me había acostumbrado a recibir sus mensajes y las flores que me enviaba diariamente fuera de la escuela. Me subo al auto y manejo hacia la mansión de mi tía. Hoy es el día de mi entrenamiento. Al llegar, me dirijo a la sala de entrenamiento, donde mi tía me espera con una amplia sonrisa.

Se acerca a mí, me abraza y me dice- Buenas tardes, querida, ¿lista para tu último entrenamiento?

-Con una expresión de asombro, le digo- Buenas tardes, ¿este es el último entrenamiento?

-Ella me responde- Sí, querida. En tres meses me iré de viaje con tu tío Brytiago, por lo que debo dejar todo preparado. Tu tío está atravesando problemas cardíacos y necesita tranquilidad y tratamiento. Hemos decidido irnos de vacaciones durante unos meses. Pero tú ya no necesitas más entrenamiento, estás lista.

-Le doy un abrazo y le digo- Te voy a extrañar, tía.

-Ella me abraza de vuelta y me responde- Yo también te voy a extrañar, querida.

-Sonreímos mientras dejaba mi bolso a un lado y comenzaba a entrenar con ella. Practicamos combate cuerpo a cuerpo durante una hora, y luego continuamos con el uso de la daga hasta que finalizamos nuestra sesión. Ambas nos sentamos en el suelo; mi tía me ofreció una botella de agua y me preguntó- ¿Qué ocurrió con tu amiga y su novio?

-Le respondí- Es una historia larga, tía, pero intentaré resumirla. Al final, él no le habló nada a su familia porque su padre le ofreció un puesto en la empresa fuera del país, y él prefirió aceptar esa oportunidad en lugar de quedarse con su novia.

- Mi tía hace un gesto de desagrado- Qué cobarde tan despreciable. Lamento lo que le sucede a tu amiga, pero ella es joven y seguramente encontrará a alguien que la valore.

-Con algo de nerviosismo, le pregunto- Ella me solicitó un consejo, pero no estoy seguro de qué decirle. La situación es la siguiente: el hermano de su exnovio se ha enamorado de mi amiga, quien ha estado evitándolo en los últimos meses debido a que él la busca constantemente, pidiéndole una oportunidad. Ella sostiene que no puede acceder a su petición porque es el hermano de su ex, y no desea causar conflictos entre ellos. Aunque él le ha manifestado que tiene la intención de hablar con su hermano, ella se encuentra en una encrucijada, ya que está comenzando a sentir algo por él.

-He notado que la expresión de mi tía refleja asombro al decir- Vaya sobrina, esto no me lo esperaba. La situación es complicada, ya que se trata de hermanos y podría generar una Grieta entre ellos. Sin embargo, si su ex no fue capaz de enfrentar a su familia por su amiga, ello sugiere que, en efecto, no la ama con la profundidad necesaria para dejar todo por ella. En contraste, parece que el hermano sí estaría dispuesto a enfrentarse a esta situación por ella. Lo más recomendable es que ambos se sienten a conversar y aclaren sus sentimientos. Si realmente su amiga tiene interés por él, es importante que se dé una oportunidad, pero antes debe hablar con su expareja para evitar malentendidos. Lo fundamental en esta situación es el amor y la lealtad.

-Le ofrezco una sonrisa y le agradezco- Gracias, tía, eres la mejor para dar consejos.

- Ella me sonríe a su vez. Pasé toda la tarde conversando con ella sobre temas triviales hasta que decidí salir de la mansión. Conduje cuidadosamente hasta llegar al laboratorio y, al entrar, me percaté de que Renzo tenía el brazo recostado sobre la mesa. Al acercarme, me di cuenta de que estaba dormido. Tomé una silla y me senté frente a él, mientras acariciaba suavemente su cabello, que se sentía suave y lacio, con un hermoso color negro. Elevando su mirada, puedo notar que tiene ojeras y su expresión parece perdida; sin embargo, rápidamente se enfoca en mí y me pregunta: ¿Pitufina, qué haces aquí?

-A lo que yo respondo- Te mentí, Renzo; en realidad, sí siento algo por ti.

-Su mirada se ilumina, se levanta de la silla, toma mi mejilla y me besa. Yo le correspondo hasta que, agotados, nos separamos. Él me sonríe, se acerca y me dice- Haré todo lo que esté en mis manos para hacerte feliz, Pitufina.

-Le respondo- Procederemos con calma y es necesario que hablemos con Thyler, ya que no deseo que se enfrente a ningún problema.

- Él me respondió con determinación- Tan pronto como regrese de su viaje, hablaré con él, y posteriormente con nuestros padres.

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