Buenos momentos

No tenía ganas de ver a ese hombre, pero tendría que hacerlo mañana y agradecerle por salvarme y ayudarme, ahora entiendo tanta insistencia porque me quedara en mi habitación, hablando de eso, caí en cuenta de que seguía en la habitación que no era la mía así que salí de ahí y me dirigí a mi habitación y está vez no pensaba salir de ahí bajo ningún motivo, no hasta el amanecer. El sueño ganó la batalla y me quedé profundamente dormida, estaba soñando con él

- Hueles a bosque nevado

De pronto abrí los ojos, y pensé en lo que había soñado, las palabras de la bestia eran las mismas que me había dicho él, ¿será que en realidad si tenía ese olor? No tenía sentido seguir creyendo en eso, así que pedí agua caliente y después el desayuno. Cuando termine fui a buscarlo

- Oye! Dueño del castillo!!

- ¿Que quieres?

- Buenos días para ti también, tú humor es espléndido como siempre, quería darte las gracias por ayudarme

- No entiendo

- Anoche con la bestia, sé que me prohibiste ir ahí, pero tengo una curiosidad muy difícil de satisfacer no quiero que pienses que me estoy excusando, sé que es tu casa y debería de respetar las reglas, en verdad te ofrezco una disculpa y prometo no volverlo a hacer

- Me alegra que hayas entendido el porqué no puedes salir de tu habitación

Él estaba por marcharse pero yo lo detuve y le dije que había escuchado hablar a la bestia, él no pareció sorprenderse así que supuse que ya había hablado con la bestia antes. Le pregunté si lo había hecho él dijo que en algunas ocasiones cuando el monstruo no estaba cegado por sangre, no podía creerlo pues en verdad no terminaba de asimilar todo esto

- La bestia dijo que yo olía a.. Bosque nevado, lo mismo que tú dijiste

- Nunca había encontrado ese olor en ningún humano

Me quedé mirando sin entender, le había dicho algo y él pareció solo escuchar lo que quiso

- ¿Cómo te llamas?

Paro y sin voltear hablo

- Adam

Después se marchó y no lo ví hasta el anochecer para decirme lo de siempre, estaba en mi habitación, no podía dormir y salí a caminar al jardín sé que había dicho que no volvería a salir, pero en realidad dije que no volvería a esa habitación, si la bestia hubiese querido matarme ya había tenido la oportunidad y no lo hizo. Estaba en el jardín cuando escuché un gruñido detrás de mí y mi corazón comenzó a latir desbocado

- ¿Qué haces afuera?

Dijo entre gruñidos, y yo no sabía si debía responder, sorprenderme o volver a desmayarme, opte por darme la vuelta y contestar

- No podía dormir

Entre las cosas que pensé podían llegar a pasarme jamás imaginé que entablar conversación con un animal así seria una de ellas, su rostro era.. De alguna forma ¿divertido? Pues la confusión estaba plasmada en el

- ¿Acaso no tienes miedo de lo que puedo hacerte? ¿quieres morir?

Le dí la espalda y miré hacia el cielo estrellado

- No, no quiero morir, mi vida es un enigma no sé que me espera mañana, no hay nadie que pueda lamentar mi muerte y para serte sincera tampoco sé qué hacer con ella. Pero no quiero morir, hay tantas cosas tan bonitas en la vida que no quiero perderme

- La vida solo es miseria y dolor

- Eso habla de lo bien que te ha ido en ella….(solté un suspiro) pero aunque tengas razón también hay cosas lindas en ella, mira el cielo, las estrellas brillando, siente como el viento acaricia tu cuerpo

Me volteé a mirarlo de nuevo y estando frente a él ya no me pareció tan aterrador

- Es el precio de los buenos momentos

- ¿Qué?

- El dolor, adiós

Me dí la vuelta y volví hacia mi habitación, una vez en ella me quedé pensando en lo que acababa de pasar, por un momento me olvidé de quién estaba a mis espaldas y de alguna forma después de escucharlo lo sentí más humano que muchos que conozco, poco a poco fui quedándome dormida.

Adam

Me quedé pensando en lo que había dicho y por primera vez después de tantos años me permití recordar a mi familia y los momentos que habíamos compartido, la llegada de mis hermanos menores, los cumpleaños, las fiestas para celebrar nuestros logros, el amor que nos daban nuestros padres. Ella tenía razón, el dolor es el precio de los buenos momentos cuando ya no están. Ella me tenía intrigado, no huyó de mí y se quedó conversando conmigo a pesar de mi aspecto, me vio como soy y no tuvo miedo. Queria verla de nuevo y subí a su habitación, escuché un poco y su respiración sonaba calmada, abrí la puerta y entre, ella estaba dormida era como una princesa de los cuentos que de niño mi nana me leía, de pronto sentí sueño y me eche a dormir a los pies de su cama

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