Cap. 3 Señorita, si nos descubren

Me levanto a trompicones y si…, mi cuerpo duele como el infierno, veo entrar a una niña más o menos de mi edad, tiene las mejillas hinchadas y se puede ver las marcas de dedos en ellas, me mira con ojos llorosos y se acerca, tiene una tinaja de agua, realmente ella se ve lamentable y recuerdo quién es ella.

Es Nelly, una niña hija de prostituta, la tía de Nelly no estaba conforme con el destino de su hermana y menos de su sobrina, al crecer en un burdel, a los doce años sería vendida a su primer cliente.

La tía no quería ese destino para su sobrina, aunque sabía que la vida dentro del palacio sería dura, sabia que al menos no estaría bajo esa desdicha de estar con hombres desde tan temprana edad.

La tía vendió su casa, un terreno pequeñito en un pueblo lejano, con eso, sobornó a la encargada de la servidumbre del palacio, la mujer no quería, la niña apenas tenía once años para entonces, pero cuando la tía le contó la situación, la mujer se apiadó de la pequeña, trabajaría toda su vida, pero al menos su dignidad estaría en sus manos y no en la de hombres sin moral.

Así Nelly entro al palacio, la tía la saco en la madrugada del burdel cuando todos estaban más borrachos, y la entregó a la encargada junto con todo su dinero. Cuando la madre de Nelly se dio cuenta, fue y golpeo a su hermana por haberla perjudicado, ya había varios compradores para la pureza de Nelly, además que es muy bonita, fue tanto el odio de la madre de la niña hacia su hermana que le rompió una pierna dejándola discapacitada.

La tía de Nelly nunca se pudo casar, debido a la mala reputación de la hermana, siendo una prostituta, ninguna familia quería aceptarla temiendo que los critiquen por estar tan cerca de ese tipo de mujeres, sin embargo, nuevamente su hermana había arruinado su vida por segunda vez, como una mujer lisiada, la tía de Nelly se fue al campo a tratar de trabajar en cualquier cosa.

Cuando Tamara fue ejecutada, Nelly deambulo por el castillo por unos días, pero después, un día normal, con un sol radiante, el cuerpo de una joven cayó de la muralla más alta del palacio, Nelly y Tamara eran dos almas rotas, dos almas solas que habían venido al mundo a sufrir, pero se tenían la una a la otra, dentro de todo ese dolor, ellas se acompañaban.

—Señorita, no vuelva a acercarse al jardín de la segunda concubina, esa viciosa le dijo a la emperatriz que usted quería escapar y por eso la castigó, pensé que la habían asesinado con semejante paliza —m dice Nelly con los ojos llorosos, es tan dulce y tan indefensa, al igual que Tamara, dos niñas en un mundo de víboras y monstruos.

—Nelly, no te preocupes, estoy bien, adolorida, pero bien —digo tratando de calmarla y ella asiente con entusiasmo, además, declara con orgullo su Azaña.

—Mire, venga, me hice la tonta e hice caer el remedio para las heridas en esa tinaja, ellas se enojaron y me golpearon, pero me traje la tinaja con agua medicinal sin que se den cuenta, ya le lavo sus heridas y seguro curan más rápido —me dice y mis ojos se llenan de lágrimas, ella ha soportado golpes solo para curarme, está dispuesta a sufrir por mí, realmente es una gran amiga, no solo es doncella de Tamara, es una hermana.

—Nelly, gracias, realmente te quiero mucho —digo sin pensarlo y ella se volea para verme, sonríe de oreja a oreja y responde entusiasmada.

—Señorita, verá que las cosas van a mejorar, solo hay que cuidarnos, si nos ignoran mejor, así no nos golpean —dijo entusiasmada mientras yo la miro con un dolor en mi corazón, si muero en este mundo, ella me seguirá, esa brillante sonrisa y espíritu vibrante sé irá también.

Me ayuda a desvestirme, mi ropa aunque parece fina está desgastada, no me queda bien, parece ser que es lo que ya no usan las otras concubinas, pero ahora no importa, lo que tengo que buscar es la forma de sobrevivir, de no enloquecer y asesinar a todo el mundo, sin embargo, es Nelly quien me preocupa desde que he recordado su final.

Después de darme un baño con agua medicinal, mi cuerpo duele menos, Nelly alista todo y me mira con atención, parece querer decirme algo.

—¿Nelly, que pasa? —digo mientras ella se frota sus deditos con nerviosismo.

—Señorita, no sé si pueda traer algo de comer para la cena, me castigaron por lo del medicamento, así que no puede ir por ahí, pero en la mañana temprano le traigo algo rico —me dice y yo estoy indignada, ¿qué se creen que soy, como pueden intimidar a dos jovencitas esa tropa de viejas descaradas?, como si me interesara la atención de ese emperador apestoso, claro que no, lo que quiero es salir de aquí y ser feliz, llevarme a Nelly, ambas buscaríamos la felicidad.

Sonrío con travesura y le digo con toda confianza, ya que ellas quieren jugar a las mujeres de estatus, yo usaré mi ventaja, joven, atrevida y sin modales, veamos como nos va de ahora en adelante.

Si hay algo que aprendí de la hija de una amiga es que ser exagerada hará que otros se abochornen, aunque la descarada seas tú.

—Nel…, mi Nel…, ¿a qué hora se queda la cocina vacía? —digo entre susurros y ella abre los ojos como platos sin poder creer lo que estoy insinuando.

—Señorita, si nos descubren, nos va a ir muy mal, es mejor no hacer las cosas más difíciles —me dice y yo escucho a su estómago gruñir cuando termina de decir esas palabras, fue tan fuerte el retorcijón que amas nos sonrojamos y reímos como locas durante un rato.

Hicimos planes, nos escabulliríamos más tarde a la cocina para comer algo, de todas formas, no había forma de comer bien, pues deberíamos buscarla.

Más tarde, a media noche, nos fuimos por los pasillos, llegamos a la cocina y estaba vacía, ambas nos miramos y comenzamos a buscar ingredientes.

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