Capítulo 14

Sin embargo, Rangga lo ignoró y directamente levantó la camisa del niño. Sacó cinco agujas de plata de su bolsillo.

Un destello dorado brilló en los ojos de Rangga. Rápidamente insertó las cinco agujas de plata en el estómago del niño.

La energía espiritual comenzó a entrar en el cuerpo del niño, atrayendo todo el veneno hacia su garganta.

"Tos", de repente el niño tosió.

En un instante, el niño vomitó un charco de líquido venenoso negro azabache con un olor acre.

Rangga también retiró inmediatamente las cinco agujas de plata y las guardó en su bolsillo.

El niño comenzó a recuperar la conciencia y el anciano lo abrazó mientras lloraba.

"Boo hoo... Papá lo siente", dijo el anciano mientras lloraba y abrazaba a su hijo.

"Papá, tengo mucha hambre, quiero comer pastel de huevo", dijo el niño.

"Vamos a comprar uno ahora", dijo el anciano mientras lloraba aún más fuerte.

"Ya está bien, si todavía estás preocupado, puedes llevarlo al hospital", dijo Rangga.

El anciano se sintió inmediatamente culpable por haber regañado a Rangga. Si no fuera por Rangga, su hijo podría estar muerto ahora.

"Eres un doctor realmente increíble, gracias", dijo el anciano mientras se inclinaba ante Rangga.

Las personas que antes habían estado insultando a Rangga también se sintieron avergonzadas. Resultó que Rangga no era como pensaban y había logrado curar al niño.

"El niño está a salvo ahora", dijo uno de ellos.

"Pensé que era un fraude, pero resulta que es increíble", dijo otro.

Los suegros de Rangga también se sorprendieron de que Rangga, que antes era mudo e inútil, tuviera una habilidad tan notable.

Mientras tanto, el hombre que antes había estado provocando a la gente se escabulló en silencio. Mientras que Dion sólo pudo apretar los dientes porque su plan había fracasado.

Una hora después, Miranda y su familia también regresaron a casa. Tras el incidente, la clínica de medicina tradicional de Rangga también se llenó de gente que buscaba tratamiento.

Estaba tan lleno que se formó una larga cola, lo que abrumó a Rangga.

La tarde pasó rápidamente y ya eran las 11 de la noche. Miranda estaba de pie junto a la ventana de su habitación, inquieta.

Miraba por la ventana de vez en cuando para ver si Rangga había vuelto o no. Hasta que finalmente decidió llamarlo por teléfono.

"¿Hola? ¿Dónde estás?", preguntó Miranda por teléfono.

"Todavía tengo algunos pacientes que atender", respondió Rangga por teléfono.

"¿Así que no vas a volver a casa esta noche?", preguntó Miranda.

"Dormiré en la clínica esta noche", respondió Rangga.

"Si es así, entonces trae toda tu ropa", dijo Miranda con enfado y colgó inmediatamente.

Miranda comenzó a acostarse en su cama. Estaba confundida sobre sus propios sentimientos. ¿Por qué debería importarle si Rangga volvía o no cuando dormían en habitaciones separadas?

Mientras tanto, Rangga, que estaba en su clínica de medicina tradicional, también podía sentir que Miranda estaba enfadada con él. Así que Rangga planeaba comprarle un regalo mañana.

A la mañana siguiente, Rangga estaba en un taxi camino a una sala de exposición de coches. Rangga planeaba comprar un coche para Miranda para sustituir su viejo coche.

Rangga se detuvo frente a una sala de exposición de coches deportivos de lujo. Miranda era la persona que más quería, Rangga quería comprarle el mejor coche.

Rangga comenzó a entrar en la sala de exposición. Una vendedora se acercó inmediatamente a Rangga.

La vendedora se llamaba Viona, que tenía un aspecto seductor con pintalabios rojo brillante en los labios.

"¿En qué puedo ayudarle, señor?", saludó Viona a Rangga con mucha amabilidad.

"Quiero comprar un coche", respondió Rangga mientras miraba a Viona.

"Rangga", Viona parecía sorprendida.

"Viona, eres tú", respondió Rangga.

Resultó que Viona y Rangga fueron compañeros de clase en la universidad. Así que se conocían.

"¿Cómo estás, Viona?", preguntó Rangga con una sonrisa.

"Como puedes ver, estoy bien", respondió Viona con una expresión diferente a la anterior.

"Escuché que ya te casaste, y que eres un yerno que sólo depende de la familia de tu mujer", añadió Viona mientras cruzaba los brazos sobre el pecho y miraba a Rangga con desprecio.

Rangga se sintió inmediatamente incómodo con las palabras de Viona. Acababan de encontrarse y Rangga no esperaba que Viona le dijera eso.

"Sí, estoy casado", respondió Rangga.

"¿No dijiste que querías comprar un coche? ¿Quizá te escuché mal?", dijo Viona.

"Sí, he venido a comprar un coche", respondió Rangga.

"Jajaja..." Viona se rió al oír eso.

"Te conozco muy bien, será mejor que te vayas, no tengo tiempo para atenderte", dijo Viona.

"No eres más que un inútil, no digas cosas como si fueras rico", continuó Viona insultando duramente a Rangga.

"Tú no eres más que una humilde vendedora, ¿quién eres tú para insultarme?", respondió Rangga, que también empezaba a enfadarse con Viona.

Rangga recordaba no haber tenido ningún problema con Viona en la universidad. Pero ¿por qué Viona se comportaba así con él ahora?

"¿Qué has dicho?", Viona tampoco se tomó bien las palabras de Rangga.

"Olvídalo, no estoy de humor para discutir, he venido a comprar un coche, date prisa y enséñamelo", dijo Rangga.

"Comprar un coche, no seas tan fanfarrón, la gente como tú sólo quiere hacerse fotos con coches de lujo y subirlas a Internet para ligar con chicas", respondió Viona.

"Eres realmente repugnante", continuó Viona.

"Tú..." Rangga estaba cada vez más molesto por el comportamiento de Viona.

"¿Sabes qué tipo de sala de exposición es esta? Esta es una sala de exposición de coches deportivos de lujo, el coche más barato aquí cuesta miles de millones", dijo Viona.

"Si puedes permitirte comprar un coche aquí, dejaré que me hagas lo que quieras", continuó Viona desafiando a Rangga.

"De acuerdo, tú lo has dicho", dijo Rangga.

Viona no podía creer que Rangga se atreviera a hacerle una apuesta así. Viona estaba segura de que Rangga sólo estaba intentando hacerse el importante delante de ella y que al final perdería de forma humillante.

Viona estaba segura de que Rangga no era más que un inútil yerno y que no podía tener dinero para comprar un coche. Y mucho menos un coche en esta sala de exposición, donde todos los coches costaban más de mil millones.

"Ya que quieres comprar un coche, sígueme", dijo Viona.

Entonces Viona comenzó a caminar, seguida de Rangga. Viona llevó a Rangga directamente al coche más lujoso de la sala de exposición.

Viona quería humillar a Rangga por completo para que dejara de actuar como si pudiera permitirse un coche y volviera a la realidad. Este no era el lugar para actuar con grandeza y tenía que saber cuál era su lugar.

"Este es el mejor coche de la sala de exposición", dijo Viona.

Delante de ellos había un coche deportivo blanco de lujo que tenía un aspecto impecable.

Entonces, Viona empezó a explicar que el coche deportivo era el mejor de la sala de exposición. Incluso en esta ciudad, su número era muy limitado. Este coche deportivo era el mejor de su clase en cuanto a aceleración y velocidad.

"Este coche cuesta 15.000 millones", dijo Viona.

Rangga también pudo ver el lujoso coche deportivo que tenía delante.

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