Capítulo XVI Recuerdos dolorosos

Antes de irme de mi casa le dejé las cosas claras a mi madre, pues no permitiria que ella me tratara así. "En primera esta es mi casa y siendo mayor de edad y autosuficiente puedo llegar a la hora que yo quiera...", mi mamá trato de interrumpirse; sin embargo, no se lo permití. "Me dejas terminar, ya tuviste tu oportunidad de desahogarte... En segunda no soy la amante de Sergio; soy su prometida", sentí dolor en el corazón, pero ya no podía más con esa actitud de mi mamá. "Y no te voy a permitir a ti ni a nadie que se meta en nuestra relación, me duele mucho decirte esto, pero es necesario y no quiero sonar grosera con lo que voy a decir. Perdón si te lastimo, pero no más si sigues con esa actitud lamentablemente tendrás que buscar otro lugar para vivir".

Tome la mano de Sergio en señal de que me sacara de ahí, ya que aunque por fuera me viera fuerte, por dentro me estaba muriendo de dolor. Nunca imagine que Luisa se portara así conmigo después de todo lo que había hecho para sacarla adelante y no dejar que se hundiera en la depresión. Me sentí traicionada por mi propia madre...

"Tenga claro algo señora, amo a su hija y no es mi intención que piense que es mi amante. Ella y yo nos vamos a casar duélale a quien le duela y pésele a quien le pese". Dijo Sergio antes de alejarnos de mi casa.

Subimos nuevamente a su auto, Sergio me conocía tan bien que dejo a mi silencio hablar por mí. Llegamos a su apartamento en un abrir y cerrar de ojos, algo que me sorprendió. "Pensé que me llevarías a un hotel o algo así".

"Puedes quedarte conmigo el tiempo que necesites". Dijo bajando del auto para después abrir la puerta de mi lado.

"Bienvenida a tu casa, siéntete cómoda y si quieres cambiar algo solo dímelo y lo hacemos", comentó a penas entramos al apartamento.

"Este es tu apartamento y no pienso quedarme mucho tiempo", respondí confundida.

"Eso lo podemos arreglar"... comento haciendo una pausa mientras yo lo miraba aún más confundida. "¿Quieres ser mi esposa?", Sergio se arrodilló delante de mí, después de sacar una pequeña caja del bolsillo de su pantalón, un sentimiento extraño se apoderó de mí, era algo que no había sentido desde hace mucho tiempo; este no era otro que: la felicidad.

"Si, si quiero ser tu esposa", respondí con un gozo en el alma y el corazón, este momento fue único, como si siempre hubiera esperado por él.

"Me haces el hombre más feliz del mundo, no quiero esperar mucho para que seas mi esposa, así que prepararé todo para que en una semana nos casemos", manifestó Sergio dejándome sin palabras.

"Es muy pronto para casarnos, no lo crees". Mi voz sonó nerviosa.

"No lo creo, he esperado por ti por más sé dos años y ya muero porque estés conmigo como mi esposa. Además, no permitiré que sigan diciendo que eres mi amante, ahora todos deberán respetarte como la señora Materano, mi señora".

El momento fue sellado por el más intenso beso, Sergio se adueñó de mi boca como si creyera que me iba a escapar, pero yo sabía que lo nuestro era real. Empezó a besar mi cuello llevándome a perder la cordura, sentir sus labios sobre la delicada piel de esa zona de mi cuerpo me hacía sentir una corriente eléctrica recorrer todo mi ser. Sus manos se deslizaban por mi cuerpo dejando en cada toque su sello en mi piel.

Quería más de él, quería sentirlo en mí y que me hiciera tocar las estrellas, no podía detenerme y no sé que pasaba por mi cabeza cuando lo ayude a quitarse el saco y desbotone su camisa. Mis manos acariciaban su bien definido pecho, la firmeza de su cuerpo encendía más las ganas de que me hiciera suya. "¿Estás segura de esto?", pregunto con su ronca voz, lo cual me excitó aún más.

"Nunca había estado tan segura de algo en mi vida", dije con determinación para que luego Sergio se apoderará nuevamente de mis labios, alzándome en sus brazos camino hasta la habitación principal, colocándome suavemente en la enorme cama subió encima de mí y continuó acariciando cada parte de mí.

"Te amo Alexa y después de hoy no te dejaré ir tan fácilmente". Nuestras miradas se encontraron haciendo que me ruborizará.

"También te amo y no quiero que me dejes". Nuestros cuerpos y alma se unieron por primera vez aquella noche donde nos entregamos al más puro amor.

Terminamos dormidos abrazados uno al otro y después de mucho tiempo aquella noche volví a tener un recuerdo de mi vida pasada.

Flashback

"Pagarás caro lo que le hiciste a mi nieto", me encontraba en aquella oscura habitación y frente a mí estaba Alfredo acusándome de algo que no había hecho.

"Yo no hice nada, Carolina está mintiendo. Por favor papá cree en mí", rogaba para que creyera en mi inocencia.

"Cállate, ya basta de decirme papá; tú no eres mi hija y antes de que mueras quiero que sepas la verdad". En su mirada filosa pude ver el desprecio que sentía por mí.

"¿De qué hablas?, soy tu hija. Por favor papá cree en mis palabras..."

"Cállate", una fuerte bofetada hizo que mis palabras dejaran de salir y el sabor metalizado de mi propia sangre hizo que entendiera que este hombre frente a mí ya no me quería. "No eres mi hija, la pxxx de Luisa me engaño haciendo que creyera en una mentira tan grande. Gracias a esa mentira toda mi vida se arruinó, gracias a ti aparte de mí al amor de mi vida quien si esperaba un hijo mío en aquel entonces. Por eso te odio a ti y a la zxxxx de tu madre". No podía creer lo que mis oídos estaban escuchando, no era hija de Alfredo Rodríguez, pero que culpa tenía yo de eso. Era inocente tanto en el pasado como ahora".

Fin del Flashback

Desperté agitada aun con el sabor de la sangre en mi boca y con el dolor que sentí al descubrir que toda mi vida había sido una mentira, ahora entendía en desprecio de Alfredo por mi; sin embargo, eso no justificaba sus acciones y la manera tan cruel que me llevo a la muerte.

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