Capítulo 10

Con el equipo central ya formado, Ethan Zhao comenzó a expandir su poder. Comprendía un aspecto crucial del mundo antiguo que había dejado atrás: un ejército formidable no solo se compone de individuos talentosos, sino también de aquellos con una férrea determinación de sobrevivir y buscar venganza.

Esa noche, en un viejo almacén en las afueras de la ciudad, Ethan se encontraba en medio de la sala junto a Alex, Victor, Derek y Keira. Frente a ellos, decenas de hombres y mujeres de aspecto desaliñado, heridos y desesperados, estaban sentados con el rostro sombrío.

Eran los marginados: antiguos trabajadores traicionados, veteranos de guerra olvidados y víctimas de crímenes que nunca encontraron justicia.

"¿Por qué estamos aquí?", preguntó uno de los hombres de cabello canoso con tono cínico. "¿También pretenden engañarnos como los demás?"

Ethan dio un paso al frente con expresión fría pero llena de autoridad. "No tengo tiempo para promesas vacías", dijo con firmeza. "Solo tengo dos ofertas: libertad con poder o seguir siendo perdedores pisoteados por el mundo".

La sala se sumió en silencio. Algunos intercambiaron miradas, dudosos pero curiosos.

Una mujer con una cicatriz en la mejilla se puso de pie. "¿Por qué te preocupas? Al mundo no le importamos personas como nosotros".

Ethan la miró fijamente. "El mundo no me importa. Solo me importa la victoria. Si deciden unirse a mí, les aseguro que nadie volverá a humillarlos".

Victor añadió con voz tranquila pero llena de convicción: "Él no está jugando. Si se unen, serán parte de algo grande".

Poco a poco, algunos comenzaron a ponerse de pie. Veían algo en Ethan, la figura de un líder que no solo ofrecía protección, sino también un nuevo propósito en la vida.

En cuestión de semanas, el viejo almacén se transformó en un cuartel general secreto. Ethan los entrenó con dureza, utilizando métodos de guerra antiguos que combinó con tecnología moderna.

Derek Wu les enseñó sobre venenos y cómo sobrevivir en condiciones extremas. Victor los adiestró en estrategia y combate cuerpo a cuerpo. Alex se aseguró de que dominaran las armas de fuego, mientras que Keira gestionaba las finanzas y la inteligencia operativa.

Ethan no solo les dio poder, sino también una nueva esperanza. Cada persona en su ejército tenía un pasado trágico: un padre que perdió a su familia por culpa de la mafia, un joven falsamente acusado y encarcelado sin pruebas, una mujer obligada a vivir como fugitiva por defenderse.

Con cada pequeña victoria que lograban, su lealtad hacia Ethan se fortalecía.

Ahora, Ethan Zhao no solo contaba con un equipo de élite, sino también con un ejército clandestino listo para sacudir el mundo empresarial y criminal. Lo que antes se consideraba un sueño, poco a poco se convertía en realidad. Eran una nueva familia que jamás se traicionaría.

Ethan los observó una noche después de un duro entrenamiento. "Ya no son perdedores", dijo con voz llena de convicción. "Son el ejército que hará temblar al mundo".

Y esa noche, juraron lealtad a Ethan Zhao, el líder que los había rescatado de la destrucción y guiado hacia la gloria.

Esa noche, en el cuartel general secreto oculto bajo un bosque silencioso, el ambiente era cálido a pesar de que hablaban de planes peligrosos.

Ethan Zhao estaba sentado en el centro, rodeado por su leal equipo central: Alex, el hábil francotirador; Victor, el experto en estrategia y artes marciales; Derek Wu, el maestro de los venenos; y Keira Yan, la genio contable que también tenía talento para el mundo de la inteligencia.

Con mirada penetrante, Ethan deslizó el mapa digital proyectado en la pared del cuartel. "Felix Zhao sigue en pie gracias al apoyo de sus socios del bajo mundo", dijo con voz fría pero llena de autoridad. "Si queremos acabar con él por completo, primero debemos destruir sus cimientos".

Keira entrecerró los ojos mientras tecleaba en su portátil. "Este socio secreto tiene nombre: Black Serpent Syndicate. Controlan el tráfico de personas y órganos, y tienen una red en muchas grandes ciudades".

Derek Wu sonrió con sorna. "Son conocidos por su crueldad, pero nadie es inmune al veneno adecuado".

Victor, sentado relajadamente en un rincón, intervino con voz tranquila: "Tienen su base principal en el distrito portuario. Su seguridad es estricta, pero estoy seguro de que podemos infiltrarnos con una planificación cuidadosa".

Ethan asintió, su expresión permaneció fría. "No atacaremos directamente. Primero, paralizaremos su sistema financiero".

Keira sonrió con picardía. "Déjamelo a mí. Puedo hacer que sus cuentas parezcan vacías de la noche a la mañana".

Alex añadió con tono serio: "Me aseguraré de que nadie escape si intentan huir".

Ethan se puso de pie, mirando a su equipo con confianza. "No solo los vamos a derribar por venganza. También vamos a apoderarnos de su red. Black Serpent Syndicate será nuestro".

El ambiente en la sala se llenó de entusiasmo. Sabían que este plan era muy arriesgado, pero también sabían que con Ethan, nunca habían fallado.

Esa noche, bajo las estrellas ocultas por las sombras de la ciudad, se había tomado una decisión crucial. Black Serpent Syndicate no sabía que su fin estaba cerca. Felix Zhao tampoco era consciente de que su apoyo pronto se derrumbaría.

Y con paso firme, Ethan Zhao y su equipo se preparaban para sacudir el mundo subterráneo una vez más.

Esa noche, Ethan Zhao acababa de regresar a su apartamento después de planificar una importante operación con su equipo. Su cuerpo estaba un poco cansado, pero su mente seguía centrada en la misión de destruir Black Serpent Syndicate y cortar el último apoyo de Felix Zhao.

Cuando abrió la puerta del apartamento, escuchó el sonido de unos tacones altos entrando en la habitación. Evelyn Tang, la brillante doctora que era amiga y fiel aliada de Ethan, acababa de llegar del hospital. Su cabello estaba un poco despeinado, pero su mirada seguía siendo aguda.

"Ethan", llamó Evelyn con tono firme mientras se quitaba el abrigo.

Ethan la miró brevemente. "Deberías descansar. No venir aquí después de un largo turno en el hospital".

Evelyn se acercó con expresión seria. "Sé que estás planeando algo grande. Quiero participar".

Ethan frunció el ceño. "Este no es lugar para una doctora. No necesito más peso muerto".

Evelyn cruzó los brazos sobre el pecho, su mirada inquebrantable. "No me subestimes, Ethan. No soy solo una doctora. Puedo hacer mucho más que coser heridas. Sé usar un arma, y lo sabes".

Ethan suspiró profundamente, claramente reacio a poner en peligro a Evelyn. "Esta misión es demasiado peligrosa. Black Serpent Syndicate no es una simple mafia. Son asesinos despiadados".

"¿Pero tú vas a ir, verdad?", respondió Evelyn con agudeza. "Entonces, ¿por qué no puedo ir yo? Lo he decidido y no voy a dar marcha atrás".

Ethan guardó silencio por un momento, dándose cuenta de que era inútil discutir con esta testaruda mujer. Conocía a Evelyn lo suficiente como para saber que una vez que se decidía, nada podía hacerla cambiar de opinión.

"Está bien", finalmente cedió Ethan con frialdad. "Pero obedecerás todas mis órdenes. Si digo que te retiras, te retiras. Sin negociación".

Evelyn sonrió levemente, satisfecha con la decisión de Ethan. "Conozco las reglas del juego".

Con el consentimiento finalmente otorgado por Ethan, esa noche comenzaron a planificar el papel de Evelyn en la operación. Ethan era consciente del riesgo que suponía llevar a Evelyn, pero también comprendía que su presencia no solo era una amenaza, sino que podía convertirse en un activo inesperado en su misión.

Bajo la tenue luz del apartamento, se prepararon para afrontar el peligro que se avecinaba, con Evelyn ahora como parte del equipo que sacudiría el mundo subterráneo.

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