Capítulo 20 Un día emocionante

Felipe: —¡Soldados! ¡Rápido! debemos ir a la ciudad que indica el periódico. ¡Ellos están allá!

Soldados: —¡Sí mi General!

Felipe y los soldados fueron rumbo a encontrarse con Yasí, el niño y las demás mujeres.

Yasí y las mujeres, las niñas y los muchachos fueron encontrados por el ejército libertario (del Gobierno Patrio), que los estaba buscando para rescatarlas, de camino a la ciudad. Allí, llegaron al Destacamento Policial donde denunciaron los delitos cometidos por el ejército realista. Luego se dirigieron al Juzgado, donde el Juez Álvarez de Toledo les estaba esperando, ya que a su cargo estaban las investigaciones.

Álvarez de Toledo: —Es un agrado para mí tenerlos aquí a salvo. Pido disculpas por no haberlos encontrado antes y rescatado. Han hecho un gran trabajo por nuestra bandera de justicia y libertad. Dios las bendiga eternamente. Ahora dispondré su asistencia médica inmediata en el hospital del Regimiento del Ejército. También les comunico que serán compensadas económicamente con el cofre de oro confiscado a los infames. Además, el Gobierno Patrio rendirá homenaje por las víctimas de la guerra y les dará una condecoración especial por su actuación destacada en esta lucha.

Todos se sintieron felices y se retiraron ale Regimiento donde les aguardaban los médicos.

Álvarez de Toledo: —Secretario, por favor haga pasar a mi despacho a la Señorita Yasí, para conversar en privado.

Secretario: —Sí Señoría, en seguida.

Yasí entró emocionada con su hijo en brazos, al ver a su padre después de mucho tiempo.

Álvarez de Toledo: —¡Hija mía! Estoy tan orgulloso de ti, eres tan valiente y fuerte como tu madre. Le dijo emocionado. —Veo que ese niño es mi nieto. Es hijo de Felipe Borbón ¿o me equivoco? Le dijo sonriendo.

Yasí: —Gracias padre, yo también estoy muy orgullosa de ti. Le dijo sonriendo. —Sí, es tu nieto y el hijo de Felipe. Le puse de nombre como su padre. Dijo muy feliz.

El juez se acercó a ellos, los abrazó y tomó en sus brazos a su nieto. La felicidad les invadió en ese momento.

Álvarez de Toledo: —Hija querida, cuando termine todo esto te daré mi apellido como debió ser siempre y tendrás parte en mi herencia. Te podrás casar legalmente con Felipe y serán felices juntos. Todos seremos libres e iguales.

Yasí: —Sí padre, con el favor de Dios lo lograremos. Dijo con una gran sonrisa. —Pero no es necesario que me des algo padre, tú sabes que tenerte es mi mejor tesoro y la libertad la herencia más valiosa.

Álvarez de Toledo: —Eres tan bondadosa, además hija cómo no quererte si eres maravillosa. Ojalá tus hermanas fueran como tú, dijo con profundo lamento.

Yasí: —No te sientas mal padre, no es tu culpa, le dijo intentando consolarlo.

Álvarez de Toledo: —Tus hermanas, hace bastante tiempo que están en Francia, amabas ya se casaron y mi esposa compró una casa en París porque ya no quiere volver y pasa la mayor parte del día con Catalina o Candelaria.

Yasí: —Padre discúlpame por lo que te voy a preguntar...

Álvarez de Toledo: —Dime con total confianza hija ...

Yasí: —¿Nunca te has preguntado de dónde tu esposa sacó tanto dinero?

Álvarez de Toledo: —Claro que sí hija, pero no quise investigar por temor a descubrir una verdad dolorosa, quizás fui un cobarde por haber actuado de esa manera... Pero no quise que se armara un escándalo social que nos iba a perjudicar a todos, después de todo son mi familia. Dijo apenado.

Yasí: —Padre no digas eso, eres un hombre sabio y valiente para soportar toda esa carga en silencio.

Álvarez de Toledo: —Es mejor así, que se hayan ido y llevado todo. Nosotros querida hija comenzaremos una nueva vida en libertad.

Yasí: —Claro que sí padre, le dijo reconfortada.

Al rato, el secretario toca la puerta:

Álvarez de Toledo: —Sí, adelante

Secretario: —Señoría, llegó el General Felipe Borbón.

Álvarez de Toledo: —Dile que pase...

Felipe entró y se encontró con su amada Yasí y su pequeño Felipe. Se sintió feliz por haberlos encontrado de nuevo a salvo.

Álvarez de Toledo: —Querido Felipe me alegra verte de nuevo. Supongo que vienes a ver a tu mujer y tu hijo. Les dejaré solos seguramente tienen mucho de qué hablar, yo iré a tomar un café afuera.

Felipe: —Señoría también para mí es un placer volver a verlo. Muchas gracias.

El juez se retiró y Felipe y Yasí quedaron solos en el despacho con su bebé.

Felipe: —Amor mío, no imaginas cuánto me he preocupado por ustedes. Le dijo, y le dio un cálido y tierno abrazo a los dos.

Yasí: —Mi amor, también estuve preocupada y muy asustada temiendo no volverte a ver nunca.

Felipe: —Sh, dijo tapándole los labios con sus dedos suavemente. —No digas eso, eso no sucederá, Dios apiadó de nosotros y está de nuestro lado.

Yasí lo abrazó fuerte y le contó todo lo que vivieron. Felipe al escuchar sintió se llenó de enojo.

Felipe: —Juro que van a pagar con sangre y vida por haberse metido con mi mujer y mi hijo, y también todas las barbaridades que hicieron y las vidas y sufrimientos de tantas personas.

Yasí: —Tranquilo amor, vamos a hacer justicia y viviremos en libertad e igualdad como soñamos.

Felipe le dio un tierno y suave beso en los labios y Yasí respondió al beso de igual manera, dulcemente.

Felipe: —Tú eres mi calma en medio de esta guerra, no podría vivir sin ti.

Yasí: —Mi amor, tú también lo eres para mí.

El secretario toca la puerta.

Secretario: —Disculpen.

Felipe: —Sí, diga...

Secretario: — El Juez les invita a parar en su mansión todo el tiempo que dispongan.

Felipe: —Muchas gracias, enseguida iremos.

Felipe y Yasí se instalaron en la mansión del juez y descansaron después de haber pasado por días tan agitados.

Después de tres días, el pueblo se reunió frente al Cabildo donde desde sus balcones el Presidente hizo un acto conmemorativo por las víctimas de la guerra.

Presidente del Gobierno Patrio: —Estamos aquí reunidos en un día memorable, que será transmitida por generaciones a lo largo de la historia en esta lucha aguerrida por la libertad e igualdad de estas tierras. Hoy rendimos honor a todas las personas que con coraje y gallardía han dado la vida por la libertad e igualdad de este pueblo. Un minuto de silencio por favor...

Presidente: —Acto seguido, daremos una medalla de honor a las mujeres, niñas y jóvenes que desde el cautiverio han luchado para lograr la libertad, logrando acabar con los infames. También se hará entrega del oro confiscado como resarcimiento y en agradecimiento por haber arriesgado sus vidas en esta lucha, el cual será repartido en partes iguales a cada uno.

El pueblo contento aplaudió.

Presidente: —También, anuncio que esta junta de Gobierno Patrio declara la libertad de todos los nacidos desde la creación de esta junta. Nos comprometemos a seguir luchando por la libertad y no descansaremos hasta lograr la libertad e igualdad de todos los que habitamos esta nueva Nación que se levanta gloriosa en el sur de las Américas.

El pueblo aplaudió feliz y festejaron en las calles.

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Hola a todos ☺️ Soy Vero de Argentina ☺️

Espero que sigan disfrutando de esta historia de amor de Yasí y Felipe y su lucha por sus ideales de libertad e igualdad.

Tengan en cuenta que no se trata de hechos históricos propiamente, por lo que lo relatado no tiene nada que ver con acontecimientos pasados.

La historia de Yasí y Felipe está enmarcada en una época colonial alrededor del siglo XIX, por lo que los hechos y personajes se coordinan aproximadamente a esa época.

Por favor sigan apoyándome, para mí es muy importante 🙏🏻🥰

Hasta aquí la primera parte... Nos encontramos en la segunda y última parte.

Les mando un súper abrazo y un besote gigante ❤️🥰

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