Era domingo por la mañana, Kyan estaba jugando en la calle frente a su casa.
Como todo niño de su edad, su madre preparaba el almuerzo y su padre trabajaba en la ventana de la casa.
Lo que no sabían era que, el coche negro que se encontraba a pocos metros de distancia estaba lleno de secuestradores que trabajaban para la mafia de Dominic.
Con el niño como objetivo principal.
Tan pronto como la madre y el padre del niño quitaron los ojos de él, esos monstruos entraron en acción.
Primero dispararon a su madre, segundo a su padre, los disparos asustaron al niño, quien quedó paralizado por la sangre y el cuerpo inerte de su padre.
Dominic
No dejes pistas, quema esos cuerpos.
Kyan estaba en pánico y las lágrimas caían de su rostro, no quería soltar el cuerpo fallecido de su padre.
El único cuerpo que estaba a la vista en ese momento.
Dominic
Trae al chico con nosotros.
La visión borrosa de Kyan duró poco, recibió un fuerte golpe en la cabeza y se desmayó.
...
Kyan despertó en un lugar extraño y con poca luz.
Era estrecho y tampoco parecía haber salida.
Dondequiera que mirara, solo había una pared oscura y fría.
Estaba asustado, no sabía dónde estaba, ni sabía qué querían esos extraños de él.
Estaba a punto de gritar, cuando sonó un estallido y una luz entró en ese pequeño lugar.
Era Dominic.
Kyan paseó sus ojos por el rostro de ese extraño, su mirada era fría y sin una pizca de remordimiento por lo que le hizo a la familia de Kyan.
Dominic
Estás despierto...
Kyan
¿Quién eres?
Sólo recibió silencio del hombre frente a él y su mirada.
Dominic
Si sobrevive, este chico se convertirá en uno de mis hombres.
Dominic
¿Escucharon, hombres?
Los hombres de Dominic
Entendido, jefe.
Dominic
Quiero que sobrevivas al infierno, chico.
Dominic
Si eres débil, serás descartado, no toleramos a los débiles.
Dominic
¿Entendido?
Kyan estaba en silencio, confundido y asustado, totalmente paralizado.
Dominic se acercó a Kyan y lo abofeteó.
El niño cayó al suelo por la fuerza del bofetón.
Dominic
¡¿Entendido?!
Kyan se vio obligado a aceptar su cruel realidad, sacudiendo la cabeza en señal de acuerdo, no sabía qué esperar de este nuevo lugar, de esta gente.
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