capítulo 6. Jugar con ambas

Ernesto, al verla, la saludó cordialmente y le indicó que tomara asiento. Anastasia se acomodó y le hizo una pregunta.

Ernesto: “Anastasia, ¿puedes explicarme por qué me pediste que te trajera aquí? Al llegar, ni siquiera me preguntaron quién era yo ni el motivo de mi visita. ¿Acaso has venido aquí en compañía de otros?”

Anastasia, interrumpiéndolo antes de que pudiera concluir, respondió: “Espera. Creo que estás sobre pensando la situación. Aunque vengo aquí con frecuencia, esta es mi habitación personal y la utilizo cuando necesito tiempo a solas. Mi hermana también tiene una habitación similar.”

Ernesto: Entiendo tu punto, pero me pregunto por qué no se preguntó quién era yo.

Anastasia: Simplemente porque mi instrucción es que me lleven a mi habitación sin importar con quién venga. Solo permiten el acceso a las personas que yo deseo que estén presentes.

Ernesto: Entiendo.

Anastasia, interrumpiéndolo: Hasta ahora, solo me han traído mi amiga Claudia, Juan y tú; nadie más. Te reitero que no salgo mucho.

Ernesto: ¿Estás segura?

Anastasia: Por supuesto que estoy segura. ¿Acaso estás celoso?

Ernesto observó a Anastasia, sin saber qué decir. No era que sintiera celos; simplemente no quería que ninguna mujer se aprovechara de la situación. Por su parte, Anastasia se sentía emocionada ante la posibilidad de que él sintiera celos por ella.

Ernesto le comentó: No es que sienta celos; ya sabes que vamos avanzando poco a poco. Sin embargo, me pareció extraño que estemos aquí juntos, sin que nadie más sepa quién soy, y si llegara a suceder algo.

Anastasia respondió: No te preocupes, nadie se atrevería a venir aquí y hacerme daño, sabiendo que este lugar pertenece a mi familia.

Ernesto: Bueno, entonces, dado que todo está aclarado, creo que es mejor que me retire.

Anastasia: Te irás.

Ernesto: Sí, solo quería confirmar eso. Por cierto, ¿y tú qué harás? ¿Te quedarás aquí o prefieres que te lleve a casa?

Anastasia: Creo que me quedaré aquí un rato más; me iré más tarde.

Ernesto: Oye, ¿y si después vamos a algún lugar, quizás al parque?

Anastasia: Está bien.

Ernesto: Te pasaré a buscar alrededor de las 3 p.m., pero avísame si prefieres que te recoja aquí o en tu casa.

Anastasia: De acuerdo, te lo haré saber.

Ernesto se marchó, mientras que Anastasia se quedó en el hotel, reflexionando sobre el hecho de que él no le había dado un beso. Se preguntó qué había sucedido el día anterior y si acaso él no lo recordaba. No pudo evitar sentir un poco de celos.

Después, se levantó y subió a su habitación, donde se tumbó en la cama y tomó su teléfono para informar a su familia que estaba en el hotel y que se encontraba bien. Posteriormente, se quedó dormida durante un rato.

Por su parte, Ernesto se reunió con sus amigos Felipe y Carlos, a quienes les narró lo acontecido. A Felipe no le parecía correcto que él jugara con los sentimientos de Anastasia.

En cambio, a Carlos también le gustaba relacionarse con mujeres.

El teléfono de Ernesto sonó, y comenzó a reírse mientras decía: Miren, el deber me llama. Amigos, me está llamando nada menos que la hermana de Anastasia, ¡jajaja!

Carlos: ¡Jajaja! Amigo, no lo pienses más, ella te está buscando desde hace tiempo.

Felipe: Ernesto, reflexiona sobre esto. Deja a Anastasia a un lado; esa chica es parte de su hogar y no merece ser tratada así. Además, su familia está apoyando a la tuya; considera las posibles consecuencias de tus acciones.

Ernesto: Amigo, somos jóvenes y a veces nos dejamos llevar, ¿verdad?

Carlos: Todo solucionado, ¡jajajaja!

Felipe: No estoy de acuerdo, yo prefiero irme a casa.

Carlos: Espera un momento, amigo. ¿Acaso te gusta Anastasia? Dinos, ¿te gusta esa chica?

Ernesto lo observa, y Felipe responde: No me gusta. Ustedes saben que no apruebo lo que hacen. Estoy aquí porque son mis amigos, pero la chica a la que tú te refieres no debería estar en la calle, y ustedes están poniendo en riesgo su bienestar.

Carlos se ríe y Ernesto comenta: No estamos poniendo a nadie en riesgo, amigo. Te he mencionado que ella me confesó que me quería desde la preparatoria. Solo voy a hacer realidad su sueño.

Felipe salió del lugar y se marchó, mientras Carlos y Ernesto continuaron riendo.

El teléfono volvió a sonar y Ernesto contestó.

Ana: 📲 Hola, guapo.

Ernesto: 📲 Hola, Ana. ¿Y eso por qué me llamas?.

Ana: 📲 Quería saber si estás ocupado. Si no es así, me gustaría que saliéramos.

Ernesto: 📲 Hmm, hoy estoy ocupado.

Te prometo que mañana nos vemos, ¿te parece?

Ana 📲 De acuerdo, será mañana. Solo te advierto que te prepares, porque esta vez no habrá nadie que te salve.

Ernesto 📲 En serio, está bien.

Ernesto cuelga el teléfono y se ríe junto a Carlos, quien había escuchado toda la conversación ya que el altavoz estaba activado. Carlos le comenta: 'Amigo, las tienes en la palma de la mano, jajaja'.

Ernesto: ¿Quién lo habría imaginado? Jajaja. Bueno, me voy; tengo una cita con la otra hermana; jajajajajajaja.

Anastasia ya había llegado a casa. Habló con su madre un rato y luego subió a su habitación para arreglarse y salir. Ernesto llegó en su automóvil; Ana, al verlo desde el balcón, supuso que había ido por ella, pero esa idea se disipó al ver a su hermana salir y subirse al coche. Pensó para sí misma: ¿Acaso era de ella de quien estabas ocupado? Me divertirá mucho ver la expresión en el rostro de mi hermana cuando se dé cuenta de que te voy a hacer mío.

Anastasia saludó a Ernesto y ambos se marcharon en el automóvil.

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