El mal que la queja no es de este mundo, continuó diciendo el doctor; tal parece que es como si le hubieran hecho una brujería, perdón que le diga esto, pero es lo que yo pienso.
¿Cómo un hombre como usted, estudiado piense en esas cosas, doctor?
Yo sé que usted debe creer que estoy loco, pero déjeme decirle que tengo una amiga que le pasó algo muy similar a su hija, sin embargo, ella no murió, pero quedó como trastornada.
Mi amigo y yo le hicimos muchos análisis, pero no encontramos ningún mal en ella.
Entonces, ¿qué me sugiere usted que haga?
A la muchacha la encontraron tirada en una casa cerca de su barrio, puede empezar a investigar por allí antes de que sea demasiado tarde.
Gracias, doctor, eso mismo haré, dijo Marlene con decisión.
Marlene se fue, rápidamente de ese lugar, diciéndole al doctor: volveré pronto, se lo aseguro.
Al llegar al lugar donde según dicen encontraron a Josefina, Marlene vio la casa. Era una casa muy bien cuidada.
Tocó a la puerta.
Paquita salió a recibir a la que estaba tocando.
Buenas tardes, señora, ¿qué se le ofrece?
Discúlpame, pero me dijeron que Josefina estaba tirada afuera de esta casa, ¿me puede explicar qué pasó?, ¿tú la conoces?
Las otras dos amigas salieron también y fue Selene la que habló...
Es la muchacha que vino en la mañana, ¿verdad?, yo le voy a explicar lo que pasó. Mire, lo que pasa es que esta chica dudó de los poderes de la santa muerte. Por eso está así y no se va a recuperar hasta que adore y bese el manto de la muerte.
Pero, ¿qué estás diciendo?, Marlene no podía concebir que hubiera personas que hicieran semejantes cosas. Ella no era muy religiosa, pero sabía que había un Dios que los cuidaba a todos y también sabía que había mucha gente que creía en la santa muerte, pero eso sí, ella prefería mantenerse al margen.
Miren, chicas, yo respeto mucho sus creencias, pero no pueden obligar a Josefina a que crea también en eso. Ella es una niña muy buena y no tiene necesidad de estar adorando a su muerte.
Aunque no lo crea, señora, esa es la única solución si no lo hace ella morirá.
Marlene estuvo pensando por unos minutos y después, accedió con tal de ver a su hija bien.
Está bien, lo haré, pero no quiero que el doctor se dé cuenta de lo que estoy haciendo.
Aquí tengo una chiquita nadie la verá, usted, cuando llegue con Josefina, hace que le dé un beso y es todo.
Dios mío todo lo que tengo que hacer por mi "hija", pero con tal de que ella esté bien, lo haré.
Varias horas después Marlene volvió con Josefina. Josefina empezó a delirar, decía cosas muy feas.
Mamá, por favor aléjame esto de aquí, siento que me quema, por favor, mamá, ayúdame.
Josefina lloraba, el dolor la tenía extenuada por completo.
Tranquila, chiquita, ya te traje tu remedio. Espero que sea verdad lo que dijeron esas chamacas.
Marlene sacó la "santa muerte" de su bolsa y se le acercó lentamente a Josefina para que le diera un beso.
Josefina, sin pensar, ya que no estaba en sus cinco sentidos hizo lo que Marlene le pidió, le dio un beso.
Era algo completamente inexplicable, ante los ojos de Marlene surgió la transformación.
Ella abrió mucho los ojos sin entender lo que estaba pasando.
10 minutos después de la acción de Josefina, se sintió más relajada ya no tenía los dolores.
Su cara se transformó en una cara de paz.
Y después de eso, ella abrió los ojos.
Marlene, ¿qué estoy haciendo aquí, qué me pasó?, preguntó la chica sin recordar nada.
¿De verdad no te acuerdas de nada de lo que te pasó?
De verdad mamá, no me acuerdo de nada.
¡Josefina! ¿Me dijiste mamá, eso soy para ti?
Sí Marlene, eso eres para mí, como una madre, no te molesta que te diga mamá, ¿verdad?
Por supuesto que no, gracias. El doctor entró poco después.
Veo que ya está bien. El doctor se dedicó a auscultarla.
Pues bien, ya no hay nada que hacer la chica está perfectamente bien puede llevársela.
Esto es algo que nunca voy a entender, dijo Marlene.
Créame, señora, que ni yo tampoco, a veces pasan cosas que nadie podemos entender ni siquiera nosotros que somos médicos. Lo importante es que Josefina se encuentra bien.
Enseguida vuelvo con el alta, mientras puede prepararse para irse.
¿Viste mamá? El doctor no sabe qué fue lo que pasó, todos estamos igual.
En cuanto salieron de ahí Marlene y Josefina fueron a ver a las otras niñas.
De ahora en adelante tendrás que llevar una imagen de la "Santa Muerte" y ponerle un altar en tu casa, o de lo contrario puedes morir y ahora sí sin avisar, dijo Paquita, que parecía la más calmada.
Tenlo por seguro que tu madre aparecerá, esta vez fue Selene la que habló.
Está bien, nosotras nos vamos, gracias por todo.
No es que Josefina creyera en la "Santa Muerte", pero tuvo que hacer lo que sus nuevas amigas le dijeron, no quería pasar otra vez por lo mismo.
.
.
Mireya estaba con su pareja en una tienda de autoservicio.
Ya me cansé de buscar a mi hija por todos lados, pero, desgraciadamente, parece como si se la tragó la tierra, empiezo a dudar si de verdad estará viva.
No te preocupes, amor tal vez esté por ahí, la esperanza es la última que muere.
Pues yo ya no puedo más, estoy muy arrepentida por haber abandonado a mi hija, que lo único que quisiera es encontrarla para decirle lo mucho que la quiero y pedirle perdón.
Ya habrá tiempo para eso, no te preocupes, por ahora sigamos comprando nuestra despensa.
En esas andaban cuando de pronto se toparon con Xavier y Silvana, iban acompañados de un niño como de 8 años.
Tanto Mireya como Xavier abrieron mucho los ojos.
¡¿Qué haces aquí?!, preguntó Xavier. Te he estado buscando por muchos años.
No me digas, y, ¿para qué me buscabas?
¿Cómo que para qué?, quiero que me digas dónde está mi hijo.
¿Tu hijo?, es hija, se llama Josefina.
¿Dónde está?
Es una historia muy larga de contar, si quieren vamos a comer y yo mismo les explicaré todo, dijo Manuel, la pareja de Mireya.
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