La enfermedad de Josefina

Las cosas no marchaban bien, Isabel y Juan no dejaban de discutir. Josefina sufría mucho con esos padres tan tóxicos.

Así pasaron cuatro años...

Josefina se había convertido en una adolescente muy bonita... pero rebelde.

Hacía todo lo que le daba la gana, Isabel no podía controlarla. Y Juan, mucho menos, ya que se la pasaba la mayor parte del día en el trabajo. Solo llegaba a dormir. Él cenaba fuera de casa casi a diario.

Hasta había tenido amantes en su trabaio. Todo el mundo se daba cuenta de sus correrías, menos Isabel, que se había metido hasta el cuello en la bebida.

Ya no era la misma mujer de antes, elegante y fina, ahora se veía descuidada y olía a resaca todo el tiempo.

Josefina la veía así de diario, al principio le dolía, pero después de cuatro años viéndola así, terminó por acostumbrarse.

Por otro rumbo había unas muchachas de la edad de Josefina, eran unas vagas que no tenían oficio ni beneficio. Ellas adoraban a la "santa muerte", por eso no se preocupaban por trabajar, ella las cuidaba, según sus palabras.

Un día, Josefina caminaba para ir a la tienda, necesitaba comprar tortillas.

Las chicas, al verla le salieron al encuentro...

Hola, lindura, ¿a dónde vas?

Voy a comprar tortillas, mi madre me espera para comer.

Uy, qué delicada, nombre mejor ven con nosotras, tenemos una junta para emanciparnos de nuestros padres.

¡Qué! ¿A poco hablan en serio?, preguntó Josefina un poco intrigada.

Sí, ven con nosotras y verás, por cierto yo soy Alondra, ella es Selena y Paquita.

Yo soy Josefina.

Entoces, ¿vendrás?

Sí, dijo ella, buscando un cambio en su vida.

Ellas fueron a la casa de una de ellas, todas entraron con siglo al sótano.

Ahí había una especie de altar, pero en lugar de la Vírgen o un Cristo, estaba la muerte cubierta de flores de diversos colores.

Josefina sintió miedo, sus padres, aunque no hubieran sido los mejores, le habían inculcado la fe católica. Ella creía en Dios, la Virgen y los santos.

Pero, ¿qué es esto?, Josefina hizo la pregunta con un poco de temor.

Es nuestro altar a la "Santa Muerte", dijo Paquita, contestando a su pregunta.

¿A poco creen en esas cosas?, mi mamá siempre me dijo que solamente existen Dios y la Virgen, pero jamás me habló de que la muerte fuera poderosa.

Pues puede que tu mamá tenga razón, pero también la muerte es muy poderosa, no hay que burlarse de ella porque es muy vengativa.

Ay, ¿a poco?, no me digas eso, yo no creo para nada en eso que dices, Josefina poco a poco fue perdiendo el miedo y agarrando confianza en sí misma.

Pues ten cuidado, Josefina conozco amigas que han sufrido de veras por dudar de los poderes de nuestra "santa muerte". Y no es por meterte miedo, continuó Paquita, simplemente es para que reflexiones.

¿Ustedes de verdad piensan que yo voy a creer en esas tonterías?, Josefina trataba de no darle importancia a los cometarios de Paquita, pero había algo en su interior que le hacía sentir mucho miedo. Era normal, solo tenía 14 años.

Mira, Josefina, tienes que poner de tu parte, ¿acaso no quieres que tu vida sea un éxito? ¿No quieres ver a tus padres triunfando?

Yo lo que quiero es conocer a mi madre biológica. Josefina lo dijo sin pensar.

Lo único que tienes que hacer es adorarla y besar su manto, verás que es muy milagrosa.

No voy a hacer eso. Yo no creo en esas estupideces.

Josefina salió de ahí, pero al instante que puso un pie fuera de esa casa sintió como si le clavaran una espada en el cuerpo, un dolor muy fuerte le recorrió toda la espina dorsal. Se dobló, el dolor era muy intenso.

¡Mamá!, gritó desesperada. Las fuerzas se le iban como agua entre las manos.

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Cuatro años no bastaron para que Marlene diera con Mireya, ni para que Xavier encontrara a su hijo (a).

Su relación con Silvana se estaba yendo al traste, ella no podía pelear contra un fantasma.

Por favor, Silvana, reacciona, no me puedes dejar solo porque pienso en mi hijo, a estas fechas debe tener 14 años.

O tal vez haya muerto, nadie lo puede saber.

Silvana, ¿cómo puedes ser tan cruel?, ¿así es como dices amarme?

Yo te amo, pero no voy a permitir que tú sigas queriendo encontrar a un hijo que sabe Dios dónde está, o si está vivo o muerto.

Pues yo creo que mi hijo está vivo. Xavier no estaba muy convencido de lo que decía, pero en algo tenía que creer, y se aferraba a la idea de que tarde o temprano encontraría a su hijo.

Aunque habían pasado 14 años, no perdía la fe.

Xavier no era el único que estaba buscando a Josefina, Mireya también la estaba buscando.

Total que todos buscaban a todos.

La vida los había separado, y tal vez la vida los vuelva a juntar. Pero por el momento seguirían buscando. La única que conocía a Josefina muy bien era Marlene, que seguía viviendo frente a su casa. Aunque un poco mayor que ella, era su mejor amiga.

A ella le contaba todas sus cosas. Marlene le había dicho que Mireya no aparecía por ningún lado. Josefina ya se había hecho a la idea de que jamás encontraría a su madre, total, Marlene la veía como a una hija y ella había aprendido a amarla como tal.

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Unos transeúntes que pasaban por ahí vieron a Josefina tirada en el piso, y llamaron a una ambulancia. Esta llegó poco después, los paramédicos le dieron los primeros auxilios. La subieron a la ambulancia rumbo al hospital.

Los médicos no hallaban la razón por la que estaba ahí, por más que la checaron y le hicieron análisis, no había ninguna explicación. Los médicos estaban desconcertados. La vida de Josefina pendía de un hilo, que al menor esfuerzo se podría romper.

Marlene fue avisada, porque antes de perder el conocimiento Josefina les había dado su número.

Todo era tan desconcertante, que nadie sabía por qué estaba así.

Marlene llegó lo más rápido que pudo, no le pudo avisar a Isabel porque estaba perdida en el vicio, y Juan, para variar, estaba tan ocupado con sus negocios que no les ponía la atención adecuada.

La única que siempre estaba al tanto de Josefina era Marlene.

¿Qué pasa con Josefina, doctor?

¿Es usted familiar de Josefina?

Como si fuera mi hija.

Bueno, no le encontramos el mal que la aqueja, ella está muy grave, tememos que no pase la noche.

Pero, ¿cómo que no sabe qué tiene?

Ya le hicimos estudios, análisis, y no hemos encontrado nada, técnicamente debería estar bien, pero es algo de lo que no estamos preparados. Lo siento. Si gusta puede quedarse con ella hasta que Dios decida.

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