Rogelio Smith estaba sentado en el amplio sofá de cuero de su oficina, observando la ciudad a través del ventanal. La reunión de la tarde había terminado hace rato, pero no podía concentrarse en los pendientes que lo esperaban. Su mente estaba atrapada en un torbellino de emociones y recuerdos.
Por primera vez en años, dudaba de sus decisiones. Desde el día en que decidió deshacerse de Diana, su esposa, para estar con Maribel, nunca se había permitido mirar atrás. Diana había sido la mujer perfecta: hermosa, elegante, inteligente. Pero, a pesar de todo, él había preferido a Maribel, una mujer apasionada que lo hacía sentir vivo.
O eso había creído.
Ahora, mirando el vacío de su vida, no podía evitar preguntarse si había cometido un error irreversible.
El recuerdo de Diana lo golpeaba en los momentos más inesperados. A veces, mientras trabajaba en un proyecto, recordaba cómo ella lo ayudaba a ordenar sus ideas con su calma y perspicacia. Otras veces, mientras cenaba con Maribel, pensaba en cómo Diana siempre sabía exactamente qué decir para hacerlo sentir en casa, amado.
Pero no había espacio para el arrepentimiento. Había tomado su decisión, y Diana ya no estaba. No solo la había matado físicamente con el veneno que administró en pequeñas dosis, sino que también había destruido la familia que habían soñado juntos. Ella siempre pensó que su incapacidad para tener hijos era culpa de su propio cuerpo, pero él sabía la verdad: el veneno también le arrebató la posibilidad de ser madre.
Por Maribel.
El amor de su vida.
O al menos, eso era lo que había pensado.
Maribel ya no le despertaba la misma emoción. Al principio, había sido un torbellino de pasión y deseo. Ella era todo lo opuesto a Diana: impulsiva, atrevida, desafiante. Pero con el tiempo, esas mismas cualidades se habían vuelto insoportables. Maribel era posesiva, celosa, y tenía un carácter explosivo que le dificultaba mantener las apariencias.
La escena que había hecho en la reunión del viernes aún lo irritaba. Sus celos hacia Mara, una simple empleada, habían sido tan exagerados que todos los presentes se habían sentido incómodos. Rogelio había tenido que esforzarse para calmar la situación, pero la humillación de Mara frente a sus colegas era algo que no podía ignorar.
Y eso lo inquietaba.
¿Por qué le importaba tanto lo que pensara Mara? ¿Por qué esa joven asistente, con su mirada tímida y su voz suave, estaba comenzando a ocupar tanto espacio en su mente?
Mara tenía algo que lo fascinaba, algo que lo hacía sentir cosas que no había sentido en años. Había una pureza en ella, una inocencia que lo desarmaba. No era como Maribel, que siempre estaba segura de sí misma, ni como Diana, que proyectaba perfección. Mara era diferente.
Sus gestos delicados, su forma de morderse el labio inferior cuando estaba concentrada, o cómo sus mejillas se sonrojaban cuando él le hacía un cumplido... todo en ella despertaba en Rogelio un deseo que no podía controlar.
Era como si Mara representara una segunda oportunidad, un borrón y cuenta nueva que no sabía si merecía.
Rogelio se recostó en el sofá y cerró los ojos. Por primera vez, se permitió ser honesto consigo mismo.
¿Había matado a Diana por amor, o por obsesión? ¿Había sido Maribel realmente la mujer de su vida, o simplemente una pasión momentánea que se salió de control?
Y ahora, ¿qué era Mara para él? ¿Una distracción, una conquista más, o algo mucho más profundo?
"No puedo seguir así", pensó. Tenía que tomar una decisión. Maribel ya no era lo que él quería, pero deshacerse de ella no sería fácil. Ella conocía todos sus secretos, incluso el mayor de todos: el asesinato de Diana.
Por otro lado, si se aferraba a Maribel, sabía que nunca tendría la libertad de explorar lo que sentía por Mara.
La imagen de Mara apareció en su mente, con su sonrisa tímida y su mirada que parecía esconder un mundo de secretos. Ella era lo opuesto a todo lo que había tenido en su vida. Una mujer joven, inocente y pura, alguien que necesitaba ser protegida, no manipulada.
Y eso lo atraía aún más.
Rogelio se levantó del sofá y caminó hasta su escritorio. Se sirvió un vaso de whisky y lo bebió de un solo trago, como si el alcohol pudiera ahogar las dudas que lo carcomían.
Sabía que no podía ignorar lo que sentía por Mara. Si quería conquistarla, tenía que deshacerse de Maribel. Pero hacerlo requeriría precisión. No podía repetir los errores del pasado, no esta vez.
Mientras miraba por la ventana, una idea comenzó a formarse en su mente. No sabía cuánto tiempo le tomaría, pero estaba decidido a ser libre. Libre de Maribel, libre de su pasado, y libre para perseguir a Mara, esa mujer que estaba despertando en él emociones que creía olvidadas.
Con un suspiro, Rogelio se permitió una sonrisa.
—Mara... susurró, probando el nombre en sus labios.
Era solo cuestión de tiempo antes de que ella fuera suya.
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Updated 55 Episodes
Comments
Beatriz Coelho
el que es infiel una vez, lo es siempre...que estúpido ahora se va a echar otro muerto
2025-03-07
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Nayvi Moreno
Pues a ver cómo te va está vez rata de dos patas con tu zorra, porque no va a ser tan fácil deshacerte de ella, pero tú obsesión con Mara será el combustible que necesitas para actuar😏
2025-02-25
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Sileth Contreras
No tienes ni idea de lo que te corre pierna arriba, desgraciado 🤨🤨🤨🤨
2025-02-19
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