La galleguita Rosmery

En los años de mi niñez escuché una canción y me gustó muchísimo, aún recuerdo una pequeña letra que no olvidaré nunca y se quedó grabada en mi mente y en mi corazón," Amor se escribió con sangre".

Tal vez sepas de qué tipo de amor te hablo y sí, es el amor de la cruz, pero no es de lo que piensas que voy a contarte, claro que no, quiero contarte mi historia, si, mi historia de amor.

Mi nombre es Rosmery Sáenz, Cincuenta y nueve años, madre de tres hijos, Iker, Naomi y Alejandro Villali, pero vamos a empezar desde el principio. Nací en Galicia, España, fui hija única, mi madre no pudo tener más hijos, ya que cuando me trajo al mundo casi pierde la vida, mis padres me decían que si volvía a tener otro hijo mamá podría morir en el intento de dar a luz, por eso solo fui yo, de pequeña me decían la galleguita, mi cabello rubio y ojos color azul. Mamá y papá siempre trabajaron duro para darme lo que podían, un buen día papá dijo que viajaríamos a Estados Unidos, que un amigo le había ofrecido un buen trabajo, y así fue como a mis Diecisiete años viajamos.

No fue nada fácil vivir en un país donde no conoces nada de nada, mamá murió un año después, el cáncer de cuello uterino acabó con su vida, el trabajo de papá en Estados Unidos era mejor que en España, pero no tanto como para cubrir todo lo referente a la enfermedad de mi madre, mi papá trabajaba como un peón en una granja en Texas, el amigo de papá le ayudó un poco, pero la historia de mamá ya estaba escrita y ese sería su final.

Sufrimos mucho su muerte, papá cayó en depresión y se ahogó en el alcohol,yo no pude seguir mis estudios universitarios, me dediqué a trabajar como mesera en un pequeño restaurante, meses después, una noche cuando llegaba a casa encontré a papá que guindaba del techo de la vieja casona donde vivíamos, no soportó la pérdida de mi mamita, y decidió dejarme sola, no pensó en mí, ni en mi dolor. Sufrí mucho más, ahora estaba sola, sin nadie, pero seguí adelante, comencé a ahorrar y me cambié de esa casa, me traía muchos recuerdos no muy agradables, me fui a vivir con el amigo de papá, en la granja.

Ya para ese entonces conocía a Noel Villali, hijo del dueño del pequeño restaurante, muy guapo un texano, seis años mayor que yo, alto de ojos color avellana, cabello castaño oscuro, un cuerpo muy bien definido, nos enamoramos y nos casamos, nuestro primer hijo llegó cuando yo iba a cumplir veinte años, Iker Villali, dos años después llegó nuestra pequeña Naomi y siete años después cuando pensamos que ya no tendríamos más hijos llegó el tremendo Alejandro.

Cómo todo matrimonio, había altas y bajas, pero siempre juntos, luchando por nuestros hijos y nuestro hogar, muchos años después murieron mis suegros, Noel para ese entonces tenía treinta años, y Olivia su hermana tenía veinticinco años.

Un buen día todo cambió, Noel comenzó a beber, ya no llegaba a casa, cuando volvía llegaba con olor a perfume de mujer, en ocasiones llegaba con marcas en su cuerpo o de labial en su ropa, muchas veces soporté como tonta, creyendo que cambiaría, dice un dicho que loro viejo no da la pata, ya entienden por qué.

Mi hija Naomi, sufrió un accidente, dónde casi la perdemos, eso llevo a unirnos, como familia y a Noel y a mí como esposos, él cambió mucho, llegaba a casa temprano, tenía pequeños detalles conmigo, salíamos juntos, a veces solos o con nuestros hijos

Han pasado muchas cosas a lo largo de estos años, tengo nietos, ya tengo una edad avanzada, Cincuenta y nueve para ser exactos, Naomi ya tiene treinta y ocho años y dos hijos, los gemelos Carlos y Manuel, de Diecisiete años, es divorciada no terminó sus estudios y se casó con un tipo de lo peor, Iker tiene cuarenta años y cuatro hijas, Mijalis de Dieciocho, Guadalupe de veinte, Rosa de quince y Alejandra de doce y por último está mi hijo Alejandro ya tiene treinta y uno, no sé que estoy pagando con este muchacho, pero me saca canas verdes, desde pequeño ha sido muy revoltoso, mujeriego, le gusta andar de fiesta en fiesta, tampoco terminó sus estudios, ya perdí la cuenta de cuentas veces a ido a parar a la cárcel, sé ha metido en problemas de falda en fin, lo bueno que no tiene hijos, porque que vida le daría y espero que así siga, y que un día cambie, son mis hijos, los amo, bueno ya saben amor de madre, pero no me siega para decirles sus verdades, el más apagado a mí es Iker, siempre mostró más afecto por mí, mis hijos me quieren, pero él lo demuestra más.

Me divorcié de mi esposo, hace un año, volvió a cambiar, hasta ahora sé que está saliendo con una jovencita podría ser su hija, la chica apenas tiene treinta años, un año menor que nuestro hijo Alejandro. No les voy a mentir, esto me ha dolido mucho, creí que sería como dijimos en el altar, hasta que la muerte nos separe, y aunque me duele todo esto, yo sigo mi vida, cuando decidí salir de esa casa, dónde lo encontré con su ahora mujer, solo me lleve mi ropa, estuve un tiempo en casa de mi hijo Iker, seguí trabajando como aseadora de oficinas, pero ya saben que cuando uno tiene cierta edad, ya los jefes para tener nuevas y sexis caras te dan la excusa de que van a hacer cambio de personal o simplemente te dicen que ya no necesitan de ti, pero gracias a Dios conseguí un nuevo trabajo gracias a mi hijo Iker, su jefe en dueño de un elegante restaurante, y de una empresa de tecnología más grande de Texas, S.P. Pero él es muy amigo del encargado de dicho restaurante, y por eso tengo este trabajo y aunque mi hijo no quiere que trabaje, siempre me ha gustado trabajar y así será hasta que ya mis fuerzas no den más, gano bien y ahora vivo sola, mis hijos no están de acuerdo a nada, pero yo quiero trabajar, estoy tratando de superar todo lo del divorcio y aunque ya pasó un año no es fácil olvidar a tu primer amor, al padre de tus hijos, no merecía tal traición de su parte, siempre le fui fiel, cuidé de él y de nuestros hijos y aunque no debí darle una oportunidad en la primera traición, lo hice, por amor, por mis hijos y al final, no valió la pena seguir a su lado, yo creo que el susto de perder a nuestra adorada Naomi lo llevó a cambiar, si, solo un tiempo. Vivo sola a veces voy a casa de mis hijos, Alejandro y Naomi viven con su padre y la madrastra, Iker vive con su esposa e hijas, es el asistente de su jefe, hace poco tiene ese trabajo, ya que del anterior, fue despedido. Es buen hombre, padre y esposo, Sofía es una excelente mujer, ama a mi hijo.

Hoy no amanecí bien, pero debo ir a trabajar, el clima está algo triste, así digo cuando quiere llover, en fin me alisto para salir, hoy me toca el turno de la noche, es algo agotador, pero como dije me gusta trabajar.

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