Cruel verdad

Diana: (Claramente complacida) Vaya, pensé que no lo notaría… pero… da gusto ver que sí lo hizo… nos hemos visto un par de veces y ya sabe que no soy su hija… eso habla muy bien de usted…

Duque: (Aprieta sus puños pues está molesto) ¡¿Dónde está mi hija y qué hiciste con ella?!

Diana: Dos son las preguntas que me hace y me temo que no puedo responderle. No porque no lo desee, sino porque no lo sé a ciencia cierta. No sé si vaya a creerme, pero… sólo puedo hablar de mi caso.

Mi nombre es Alessandra Aldridge, nací en un país llamado Sudáfrica, soy hija de una madre soltera, una maravillosa mujer que dio su vida para que yo cumpliera mis sueños, me hizo aprender un poco de todo, pero a mí me gusta la física, específicamente, estaba estudiando Física de Partículas, pero… (da un gran suspiro) creo que morí…

Cuando desperté estaba en este cuerpo… por eso, cuando abrí los ojos no sabía quién era usted o dónde me encontraba… tengo recuerdos, pero son los de mi vida… no sé qué le pasó a su hija, su alma, ni qué tipo de accidente tuvo… de verdad lo siento mucho… pero, si usted sabe alguna forma en que pueda yo regresar y salir de aquí… lo ayudaré de la mejor forma que pueda para encontrar a su hija.

El Duque la miró fijamente, pero conforme avanzaba su historia sus ojos se llenaban de lágrimas… no sabía qué responder… pero era claro que su hija, ya no estaba en su cuerpo…

El Duque comenzó a llorar amargamente, por lo que Alessandra (Diana) lo abrazó pues es la única forma que conocía para reconfortar a alguien que ha tenido una gran pérdida, así que esperó pacientemente a que se volviera a tranquilizar.

Duque: (Visiblemente triste) Entonces, ¿tú no sabes nada de mi hija o dónde podría estar?

Diana: No, me temo que no señor, para mí también ha sido muy difícil asimilar todo esto. Soy una persona de ciencia y nunca imaginé que algo así podría sucederme… por eso he estado leyendo todo lo que puedo, tratando de encontrar una forma de dejar el cuerpo de su hija, pero no he encontrado nada concreto… ¿puedo preguntarle cómo se dio cuenta de que no era ella?

Duque: (Con lágrimas en los ojos) Eduqué a mi princesa con la idea de que ella no necesitaría nada en la vida, le di todo lo que deseaba… así que ella nunca visitó la biblioteca y mucho menos era diligente con el estudio… y este libro… (se echó a llorar).

Diana: (Apenada) Lo siento mucho señor, si lo desea, podemos buscar juntos una solución para tratar de que ella regrese.

El llanto lastimero del Duque inundó la habitación, abrazó a la muchacha frente a él, un gran sentimiento de confusión lo inundó, porque no quería perder a su hija, pero ¿y si no volvía más? Él estaba consciente de que su pequeña era malcriada y consentida, pero para eso él había trabajado toda su vida.

Ella era el único recuerdo vivo que le quedaba de su hermosa esposa Michelle, quien murió luego de dar a luz, pero su bella nena no tenía la culpa de eso, por eso siempre le dio todo a manos llenas y se prometió convertirla en reina.

Lamentablemente, ella creció arrogante y sintiéndose la dueña de todos, inclusive del Príncipe heredero, quien claramente la despreciaba por ser terca, hacer berrinches y maltratar a todos a su alrededor. Todo eso lo sabía claramente el Duque, pero ahora que había perdido a su motivo de vivir… ¿qué puede hacer? Su cuerpo seguía aquí, con esta chica que dice venir de un sitio que él nunca había escuchado… pero si la aleja, qué pasará con su hija… si la mata, ¿volverá el alma de su pequeña? ¿O quedaría sólo un cascarón vacío?

Finalmente, el Duque decidió reflexionar y pensar las cosas con mucha calma antes de decidir lo siguiente por hacer, no podía tomar decisiones apresuradas, porque si no tenía cuidado podría dañar el cuerpo de su hija y… ¿qué pasaría con esta chica? Todos parecen estimarla en el poco tiempo que lleva aquí… y dijo que era huérfana… ¿qué hacer ante esta cruel verdad?

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