Capítulo 11 Apocalipsis

El pajarito derribó a la pitón.

—¡lo tengo!—pensó Aying al sostener el arco con sus pequeñas uñas ensangrentadas.

Los ojos fríos de Aying miraron a la pitón que luchaba contra el pajarito, su cuerpo al siguiente rodó hasta que sus piernas terminaron una arrodillada, la otra incada, su brazo derecho se estiró sosteniendo el arco negro simple.

—¡pollo muévete!

—¡no soy un pollo!—gritó alejándose.

La pitón rugió de ira.

—¡muere!—murmuró Aying soltando la flecha que ya había preparado con antelación.

La flecha negra voló hasta atravesar la garganta de la pitón, la fuerza poderosa de la flecha provocó que la pitón terminada atrapada en el roble de un árbol.

El pequeño suspiro se escuchó, un sonido poco pesado cayó al suelo.

—¡esto es realmente malo!—murmuró la pequeña Aying mirando las hojas caer en su cuerpo.

—¡maestra! ¿Qué estás haciendo?—preguntó consternado mirando a la niña en el suelo.

—¡descansó! ¿Qué parte no entiendes que soy una niña? ¡Estoy muy molesta!—gritó haciendo un puchero.

Antes de que el pajarito hablara la tierra bajo sus pies tembló.

—¡Marea de bestias!—respondieron al mismo tiempo.

—¿cómo lo sabes maestra?

Aying se levantó sonteniendo el arco en su mano atrapó con su palma izquierda al pajarito apretándolo con fuerza—¡esa chica malva lo dijo! Solo hay bestias por lo tanto lo que se mueve son bestias, tengo suerte de no encontrar una bestia más fuerte, vamos pollo ¡la pelea aún no termina!—corrió a toda prisa.

—¡maestra no me diga pollo!—lamentó con sollozó.

Fuera del bosque.

Emilia tocó los mechones de su cabello sonriendo con frialdad al ver a los niños que jadearon con miedo mientras sostienen sus armas se burló en el fondo de su corazón—¡pobres sin habilidades! Aunque esa mocosa es peor, debe haber muerto eso es genial me a ahorrado matarla.

—¡salí!—gritó Aying girando con los brazos estirados.

—¡sigues viva!

Las palabras “sigues viva” hicieron que Aying mirara hacía el frente al ver el hermoso rostro arrugado de ira sintió divertido.

—¿no esperabas que viviera? ¡Hermana mayor!

Esa sonrisa de pequeño zorro hizo enfurecer a un más a Emilia.

—¿cómo puede ser más bonita que yo?—se preguntó mirando la piel blanca como la nieve sus rasgos tan perfectos nadie podría igualarlos si ese rostro creciera será capaz de destruir un país entero no solo uno sino el mundo desearía tenerla, Emilia apretó el arma en su mano—¡basta de bromas luchemos!—gritó.

—¡un arco! No me había dado cuenta todos usan arcos ¿acaso esa es la única arma?—pensó Aying.

Las flechas blancas se precipitaron hacia Aying con gran fuerza.

Los sentidos de Aying sintieron las flechas que las esquivó con gran facilidad todas.

Un estruendo en el cielo se hizo inminente, los rayos rojos como el cielo se han teñido de sangre.

En el momento que Aying vio el cielo de sangre su mente comenzó a doler.

—¿qué me pasa?—pensó nuevamente.

Un recuerdo apareció repentinamente en la mente de Aying.

La mujer vestida de negro dorado está en la cima de un palacio sosteniendo una espada plateada, la lluvia de sangre cae sobre su cuerpo a pesar de estar tan herida tocó su pecho, sus ojos mostraron dolor, ira, odio, resentimiento, sed de venganza.

Al terminar el recuerdo el pequeño cuerpo de Aying tambelo.

—¡hermana menor! No mueras aún falta lo mejor es solo el comienzo—chasqueo los dedos.

Varios rugido resonaron en el cielo, miles de truenos caóticos cayeron golpeando el suelo, los niños huyeron buscando refugio solo dejando a Aying junto a Emilia mirándose de frente.

—¿qué es eso?—preguntó Aying.

Al ver lo que parecía pájaros volando en el cielo aunque no son del todo pájaros son como cuervos cubiertos de un líquido negro sus ojos rojos son aterradores.

—¡Pájaro del Apocalipsis!—respondió Emilia a la pregunta.

—¡imposible! Pájaro del Apocalipsis, esto es malo niña muy malo—resonó el pajarito con pánico en la mente de Aying.

—¿qué es pájaro del Apocalipsis?—le preguntó al pajarito.

Una voz dulce interumpio la conversación de Aying.

—¡pájaro del Apocalipsis! ¿Suena aterrador no es así? “Este pájaro apareció cuando el eclipse cubrió el mundo, su fuerza tremenda puede derribar a las más poderosas habilidades” ¿porque crees que los dioses aparecieron? Hermana menor no tengas miedo, la familia imperial los modificó ahora siguen órdenes incluso sus poderes estan sellados solo pueden utilizar una pequeña parte—se burló aguantando la risa.

Los niños al escuchar la palabras temblaron de miedo.

—¡lucha!—gritó Emilia estirando su brazo.

Los pájaros del Apocalipsis volaron a gran velocidad atacando a los presentes incluso hasta a la propia Emilia.

—¡no, debo luchar!—pensó Aying con determinación.

Los niños al no querer morir usaron sus habilidades atacándose unos a otros mientras que también trataban de derribar a los pájaros del Apocalipsis.

Miles de flechas se lanzaban, Aying quien avanzaba esquivo varias flechas.

Una flecha se precipitó hacia su pequeño rostro tratando de cortarle, Aying giró casi la flecha corto la mejilla su expresión envuelta de ira miró al niño que está hecho un desastre.

Su pequeña mano blanca estiró el arco lista para lanzar la flecha solo que al encontrarse con los ojos llenos de lágrimas del niño se detuvo, se recordó a sí misma teniendo miedo el día del ritual que asesino a su padre.

—¡no puedo!—murmuró con tristeza.

En la terraza el príncipe heredero al ver que Aying no atacaba sintió decepción.

—¡inútil, pensé que era más interesante! ¡Traigan el arco!—ordenó a él guardia que está a su lado.

El guardia corrió hacia la vitrina sacando el arco dorado, el príncipe heredero lo tomó, señalando con su mano la barrera se desactivó.

—¡no es divertido!—expreso mientras sostiene el arco en su palma.

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