Capítulo 10: Su Señoria

El tiempo es implacable, siempre avanzando sin pestañear.

Ya ha pasado un año y medio desde que estoy con el maestro. Mi rostro antes lleno de cicatrices se volvió diferente con el ungüento que me aplicó.

El maestro dice que en el futuro nadie se comparara conmigo, pero no entiendo lo que dice, en mi opinión el maestro es el más hermoso y nadie en este lugar puede compararse a él.

Antes trato de explicarme comparando una rosa con una flor silvestre, tal vez es porque no he estudiado suficiente que no puedo entender la diferencia entre ambos. Para mí ambas son hermosas aunque una es más pequeña.

—Rong'er, iré por unas hierbas, sigue practicando. —Despues de decir eso, el maestro se levantó de su lugar y camino hacia su habitación pareciendo recordar algo.

Escuche que intentaba hacer una sopa nutritiva para su señoría. Aunque siempre finge que no se importan siempre se buscan el une al otro.

Cierto, ¿Cómo estará el joven maestro?, mi maestro siempre lucha con las guardias tratando encontrarse con él, incluso hablo con su señoría qué le niega hablar con el joven maestro, nadie dice nada y solo permanecen cayados.

Siempre que sucede eso el maestro vuelve a casa decaído, ya que los únicos lugares a los que puede ir es al salón de su señoría.

Pero también, durante este tiempo e entendido muchas cosas, una de las cosas que e entendido es que el maestro ama a su señoria, hay ocasiones en que permanece en vela haciendo medicamentos para ella ya que su señoria parece sufrir una gran aflicción. Otras veces, pasa varios dias sin descansar preparando incienso relajante.

Lo segundo que e aprendido es que el maestro es un mentiroso, dice que mentir es malo, pero siempre mienta cuando se trata de su señoria, es como si tratara de decir y esconder lo que siente. Pero en mi opinión su señoria es peor ya que siempre parece que no le importa el maestro.

Sin duda los sentimientos son las cosas más difíciles de explicar.

Mientras pienso, la presencia de su señoría qué apareció repentinamente hace que me gire sorprendida, ya que era muy raro verla de día. Asi que sin pensarlo intente dirigirme a mi cuarto para evitar ser vista.

El maestro dijo que nunca debería pararme frente a su señoria, así que debo esconderme. Pero antes de que lo pudiera hacer, la voz de su señoria se escucho detras de mi, preguntando con indiferencia, —¿Quien es esta pequeña rata?

Al girarme para verla puedo notar el cambio en su expresión, como si yo fuera la existencia más repugnante qué ha visto.

Así que así es su señoria, una persona tan imponente, que libera una fuerte intención asesina. Sin duda es alguien digna de respeto.

Bajo mi cabeza al notar su mira y saludo como antes me habían dicho que lo hiciera. No hablar, no expresarme, no dudar y nunca mirar, son las reglas que debo seguir.

Tal vez por mi falta de experiencia haciendo esta reverencia es que su señoria comenzó a burlarse, diciendo con frialdad, —Parece que esta rata aun sabe su lugar, como se esperaba, Kang, sin duda has hecho un trabajo ejemplar.

Puedo escuchar como su señoría parece feliz y suspiro. Justo cuando parecí relajarme, su señoría me tomo del cuello y me levanto hasta la altura de sus ojos apretando su agarre impidiéndome respirar.

¿Ella quiere matarte?, si no es así, ¿Por qué otra razón me miraría de esa manera?

Hablando repentinamente, su señoría dijo pareciendo pensativa, —Pero recuerdo que antes tu cara era tan repugnante. No me digas, ¿Realmente ese idiota uso eso tan preciado en algo tan repugnante?

Las palabras de su señoria que estaban llenas de un claro rencor mientras apretaba con mas fuerza mi cuello.

Parece que moriré, ¿El maestro se sentirá triste? Debí haber sido más diligente, de otra manera no habría enojado a sus señoría.

Mi vista cada vez se volvía mas borrosa y mi oído parecía ensordecerse, hasta que un repentino ajetreo hace que trate de mirar a mi maestro quien intenta liberarme del agarre de su señoria.

La aparición del maestro pareció hacer molestar a su señoria quien me aventó a un lado.

Después de eso solo puedo sentir un inesperado dolor recorrer mi espalda llegando hasta cada parte de mi cuerpo. Era como volver a ese lugar donde cada paso y movimiento estaba dirigido hacia la muerte o una herida letal.

—¡Qian Rong! ¡Reacciona! ¡Vamos, reacciona!

Puedo escuchar la voz del maestro a lo lejos, como si se alejara cada vez hasta el punto de ser inaudible, como si hubiera caído en un lago helado, hundiendome hasta la oscuridad de su profundidad.

Tal vez esto sea lo mejor, eso significa que ya e cumplido mi misión con éxito y ya no soy necesaria.

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