Un corazón que se marchitaba cada vez más.

Durante su viaje al hospital Romina no podía evitar recordar aquella época y como las personas en quien confiaba la traicionaron.

Después del accidente su tía la había venido a buscar, pero ella no se sentía en mucha confianza, ya que hacía años en los que Martina no se hacía presente.

Buscando consuelo decidió vivir con sus otros parientes, el hermano mayor de su padre Lucio fue la mejor elección.

Al principio todo era perfecto, sus tíos la ayudaban mucho en esa nueva vida a la que se enfrentaba, pero todo cambio una noche en la que Lució se acercó a ella para pedirle ayuda económica.

Estaban a pocos días de perder la casa en la que todos vivían así que Romina decidió pagar la deuda con el dinero que le habían dejado sus padres.

Antes de irse con sus tíos el abogado le mostró todos los documentos en los que se mostraban varios bienes y una gran suma de dinero en una cuenta aparte solo para ella a la cual podría acceder luego de ser mayor de edad. Aun así le sugirió no confiar demasiado y mantener ese secreto bien guardado para que nadie se aprovechará de su situación.

Nadie sabía que Romina tenía tanto dinero, pero sí que había cobrado el seguro vida así que sin más y en forma de agradecimiento por su buena voluntad en no dejarla sola Romina pago todo, desde la deuda de la casa hasta los impuestos vencidos incluso se hizo cargo de todo el mantenimiento del lugar.

Un año después su primo Brandon, único hijo de sus tíos volvió con su esposa a vivir en la misma casa.

Con ellos traían una gran noticia después de 2 años su esposa Lara había quedado embarazada y quería que su madre cuidará de ella durante todo el proceso.

Romina estaba tan feliz con la noticia que en secreto estaba preparando una gran sorpresa para el bebé que venía en camino, pero para su sorpresa a Lara no le agradaba para nada su presencia.

Le hizo la vida imposible apenas se mudó, la veía como un estorbo que ocupaba demasiado espacio y como tenían que modificar la casa solo para su comodidad.

Una tarde mientras todos veían los productos para el cuarto del bebé Lara comenzó a soltar su veneno.

- Ayer casi me caigo por esa maldita sillas de ruedas. Tienes que tener más cuidado si algo le pasa a mi bebé por tu culpa...

- Yo lo siento Lara, pero que hacías en mi cuarto si mi silla siempre está en mi habitación y si no está es porque la estoy usando.

- Tenía que ver la medida de las ventanas.

- Eso para qué.

- Para comprar las cortinas. Esa será la habitación de mi bebé.

La habitación se quedó en completo silencio y todas las miradas cayeron sobre Lara.

- ¿Disculpa? Acaso la casa no cuenta con más cuartos aparte del mío.

- Si, pero el que usas es el más grande y bonito. Quiero que ese sea el cuarto de mi bebé para que pueda llenarlo de juguetes.

- Entonces a donde dormiré yo Lara. Esa es la única habitación del piso de abajo.

- No lo se. Arrastrate hasta el segundo piso.

- ¡ LARA !

La voz gruesa de mi tío se sintió en eco.

- Papá no le grites a mi esposa ella tiene razón es un desperdicio que Romina use el mejor cuarto cuando tu nieto lo necesita más.

Pensándolo bien Romina ya es mayor de edad. No es hora de que comience a buscar un lugar para ella misma. Ustedes ya la ayudaron y ahora con mi hijo en camino no quiero que se lastime por su estorbosa silla de ruedas.

- Brandon por favor. Hijo como puedes decir cosas tan terribles.

- Vamos mamá es la pura verdad. Que prefieren cuidar a una lisiada ya bastante grandecita o cuidar de su nieto.

- Romina lamento decirte esto de una manera tan cruda, pero esta es la casa de mis suegros por ende es la casa de mi esposo y mía así que mejor ve buscando donde ir.

Busque el apoyo de mi tío, pero, en cambio, el desvío su mirada asiéndome entender que pensaba igual que ese par.

- ¿Tío?

- Lo siento Romi. Pero ellos tienen razón el bebé necesita lo mejor y tú también ya estás mejor.

- ¿Me estás echando?

- Esta siempre será tu casa para cuando quieras venir de visita.

Fue entonces que lo entendí, ellos nunca me quisieron solo necesitaban mi dinero y fue por eso que me dejaron vivir aquí.

Pero lo que ninguno de ellos sabían es que cuando pague la deuda de la casa la puse a mi nombre. El abogado que hizo todo el papeleo me sugirió hacerlo.

Simón Lamb fue el primero en socorrerme en aquella ocasión, fui a mi cuarto y empaque solo lo necesario, pero antes de irme les deje una clara advertencia a todos.

- Lara estás segura de que está casa en realidad te pertenece.

- De que hablas, claro que está casa es mía.

- Bueno nos vemos queridos tíos. Gracias por su misericordia durante todo este año.

Ese fue el día en que lo que quedaba de mi buen corazón se terminó de marchitar.

Luego de salir fui a la oficina de Simón y le pedí que realizará la orden de desalojo, todo indicaba que él ya esperaba este resultado y tenía todo preparado.

- Ja Ja Ja.

- Que te causa risa Romina.

- Estaba recordando la cara de odio de Lara y mis tíos cuando los echaron de lo que ellos aseguraban que les pertenecía.

- Hay Romina.

- Gracias tía por nunca dejarme sola y por apoyarme incluso cuando yo te rechace.

- Todo eso está en el pasado ahora. Mejor miremos hacia un bonito futuro.

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