Día 18 de Diciembre
Apodyopsis 》 El acto de desvestir mentalmente a una persona.
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Ella se lanzó al agua sin ropa, sorprendiendo a Michael. Su larga cabellera negra caía sobre sus hombros, cubriendo parcialmente su pecho, mientras sus pestañas estaban visiblemente húmedas. El agua cristalina revelaba su desnudez, y él no pudo evitar admirar la escena.
—Veo que te gusta jugar con fuego —comentó mientras nadaba hacia ella.
—¿Yo? Solo estoy disfrutando del agua cristalina. ¿Acaso es un pecado sumergirse? —respondió, intentando alejarse de él.
—Para nada, no es un delito, pero sí lo es jugar con mi cordura —dijo, mientras se mordía los labios.
- ¿Quién te dijo que estoy jugando? -
- ¿No es eso lo que estás haciendo? Entonces, ¿por qué intentas alejarte? -
Ella se había sumergido por completo en el agua, nadando hacia el yate, pero en su intento de escapar, él la había agarrado por un pie, arrastrándola hacia él. Michael la había atrapado en sus brazos, dejándola sin salida.
A pesar de que él llevaba puesta una camiseta y bermudas, eso no le impedía sentir la piel desnuda rozando a través de su ropa húmeda.
"Dicen que quien juega con fuego, al final se quema. ¿No lo sabías?" comentó él, mientras ajustaba su postura, provocando que ella reaccionara de inmediato.
Ella era la encarnación de la tentación, y la atracción entre ambos era palpable. Él había acercado una mano, encontrando su punto más sensible, mientras sus labios se encontraban en un beso apasionado.
La situación era intensa, y la química entre ellos era innegable. Aunque no era el momento que había planeado, la atracción era tan fuerte que no pudo resistir la tentación de entregarse a ese instante, donde la pasión había superado cualquier razonamiento y sus cuerpos se unieron en una conexión profunda.
La velada apenas comenzaba, marcando el inicio de una intensa conexión entre ellos. Habían disfrutado de momentos apasionados en diferentes lugares del yate, como si su deseo no tuviera límites, llevándolos a un estado de agotamiento y satisfacción.
Ahora, se encontraban descansando en una amplia cama en la primera cabina, completamente exhaustos. Michael estaba a su lado, acariciando suavemente su cabello en medio del silencio que reinaba en la habitación. Sin embargo, decidió que era el momento de compartir sus sentimientos y romper con esa quietud.
- Quiero dejar en claro que no deseo que lo que está sucediendo entre nosotros sea solo una aventura, Rayla -dijo, captando su atención.
- Me gustaría que esto se convirtiera en algo más significativo, en una relación. Permíteme ser tu pareja. ¿Qué opinas? ¿Te gustaría estar en una relación amorosa conmigo?
Él notó cómo su cuerpo se tensaba ante la pregunta, y, poco después, ella se levantó, sentándose al borde de la cama.
— Yo... lo siento, pero no puedo —respondió, levantándose de la cama en busca de algo con qué cubrirse.
—¿De qué hablas? ¿Cómo que no puedes? —preguntó él, visiblemente confundido y frunciendo el ceño.
Ella guardó silencio, lo que lo desconcertó y perturbó al mismo tiempo.
—¿No deseas estar en una relación conmigo o simplemente no quieres? Por favor, sé clara; no hay nada de malo en eso. No te quedes en silencio. Si solo buscas una aventura, dilo sin rodeos —respondió, quedándose sentado en la cama.
—No soy una persona estable para mantener una relación —dijo ella, mirándolo a los ojos.
—Nadie es completamente estable en esta vida, Rayla. Creo que merezco una mejor razón que esa.
—No pensé que quisieras una relación seria conmigo. En cualquier caso, actualmente no dispongo del tiempo necesario para comprometerme en una relación.
—Entiendo —respondió él, pasándose las manos por la cara.
A pesar de que la situación no resultó como se esperaba, era reconfortante saber que ella no estaba interesada en una relación romántica. Al menos había disfrutado de su compañía, y era importante aceptarlo con madurez.
Se levantó de la cama en busca de ropa cómoda para vestirse y decidió salir a tomar aire a la segunda cabina.
—Somos adultos— comentó con una sonrisa. —Pónte algo cómodo y encuéntrame en la segunda cabina. Vamos a disfrutar de unas copas y aprovechar el resto de la noche. Aún son las 9:00, así que tenemos varias horas para relajarnos— añadió mientras revisaba su celular.
Él no permitiría que su noche terminara en desánimo solo porque ella había decidido no ser su pareja. En cambio, se esforzaría por hacerla sentir segura y valorada, como el caballero que siempre aspiró a ser.
Por supuesto, le dolía, ya que había comenzado a imaginar un futuro juntos, visualizando momentos compartidos y la posibilidad de una relación estable con alguien tan especial como ella. Sin embargo, la realidad lo había golpeado con fuerza, recordándole que no siempre las cosas salen como uno espera.
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